viernes, 1 de febrero de 2013

DESDE MI TORRE: ¡OJÚ, CÓMO ESTÁ EL PATIO!


Ya el patio de mi casa no es tan particular como cantaban aquellas niñas de mi infancia, que cuando llovía se mojaba como todos los demás. Nuestro patio, el de España, está inundado de mierda, de corrupciones, de ladrones, de cruces de acusaciones vecindonas entre el PP y el PSOE, que tanto montan, como los católicos reyes, en esto de ver quién se lleva más, y quién miente más para ocultar sus fechorías. Al parecer, según la "Sorayita" y la "Cospedal", es como si Bárcenas nunca hubiese sido miembro del Partido. ¡Aquí no caben corruptos!, nos gritan desde una urgente rueda de prensa. Lo peor de estos robos sistemáticos es que hacen mucho daño a una sociedad civil a la que se está desvalijando, sistemáticamente, por medio de impuestos y tributos. Sólo le falta al PP que nos ponga una tasa media por al aire que respiramos. Todo llegará a su tiempo, a menos que esa sociedad que conformamos todos diga: -¡Basta ya!

En este patio particular de España llueve de gordo, pero nadie parece tener paragüas para protegerse. Hasta la carpa de la plaza taurina de las Ventas se ha caído, aunque aún nadie sepamos quién o quiénes hicieron los respectivos cálculos y si los materiales eran totalmente fiables o se cambiaron por otros más baratos, aunque tasados a precios de la mejor calidad. En este país ya no nos protege nadie: ni el Estado, que es quien tiene la absoluta obligación de hacerlo, mientras que sólo cumple, y por decreto Ley, el inventarse cómo puede esquilmar más nuestros bolsillos. Vivir hoy en España, ser español, es una auténtica desgracia por culpa de nuestros políticos, bueno, aprendices de políticos, como siempre los he denominado.

El diario  "El País" nos ofreció ayer las anotaciones del onubense Bárcenas con las cantidades entregadas -evidentemente que en dinero negro- a altos miembros del PP, entre ellos Rajoy. ¡Todo es mentira, dice la cúpula de la madrileña calle Génova! Si esto fuese así: ¿No se querellan los populares con este diario? ¿Tienen miedo de que más verdades salgan a relucir? El pueblo español ya está cansado de tantas mentiras, de tantos rollos macabeos, de tantos embustes, de tantos desprecios a su sensibilidad, de tanto descaro a la ética de la honradez. O el gobierno de Rajoy soluciona este tema en un par de días, convocando y careándose con  los medios que nos informan, o mucho nos tememos que el partido en el Poder está más mojado que las braguitas de una quinceañera, y que aquel patio de mi casa.

España, nuestro patio, no se merece este diluvio que cada día aparece en todos los medios de comunicación. En España, desgraciadamente, las manos de nuestros políticos son más rápidas que las de Tamariz, la Justicia más lenta que una tortuga, y los españoles más pacientes que el santo Job, y en ella hay más ladrones que en la historia del bandolerismo de Julián Zugasti.

Si el Gobierno está de capa caída, si el Estado monárquico está para echarle una mano, si los grandes empresarios se frotan las manos por la desaparición de sindicatos, despidos libres y bajadas de sueldos, ésto no es un país conforme a las leyes, sino el ejército tequileño de Pancho Villa. Jamás, con mis sesenta y cuatro tacos de almanaque a cuestas, he vivido esta situación en la que un gobierno no sabe remar, no tiene esperanza alguna en que nos salvemos y nos está matando a impuestos, aparte de con la privatización de la Sanidad.

En este patio no llueve como en los demás. La mierda nos ahoga, la pobreza nos arrincona y el gobierno nos asfixia. La única particularidad de este patio es que tanto unos como otros: PP y PSOE, siempre se lo llevan calentito, sin importarles un ápice que el pueblo se muera de hambre, de angustia o desesperanza.

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