Me recuerda los años 70, con esos uniformes de "los grises", Todavía me acuerdo y me tiembla todo, de susto y de emoción. Fueron años duros pero también apasionantes, con nuestros corazones y almas dirigidos al mismo fin. Pobre mamá, cuánto sufrió conmigo... Lo triste es que todo lo que se ha conseguido en estos años lo están destruyendo éstos en tres días. Y lo que aún tendremos que ver, bueno, que ya estamos viendo, como dice tu amigo Joaquín.
Los finales de los 60, desde la revolución de París, fueron años calentitos. Pero se consiguieron muchas cosas. Ahora, con el silencio de una juventud que sólo está atada a una pantalla y distraída en tonterías, la juventud vive de los padres, no tienen trabajo y ¡Viva Jauja!
Entre "los indignados" hay mucha juventud, Emilio, y ya ves cómo los estudiantes también han sabido responder. Ahora falta aunar las fuerzas ante una voz sensata y absolutamente necesaria; sensata, Emilio, que ahí, como sabes, está el dilema. Hemos hablado de lo increíble que resulta que los políticos no se den cuenta que van directos al precipicio, al mismo precipicio adonde pretenden llevarnos. Internet es un gran aliado y de ahí ha de surgir la solución. Pero lo más increíble es que la izquierda -la que así se auto llama- no haya respondido quitándose -¡al fin!- la ropa de señorito y poniéndose el mono de esos obreros a los que, supuestamente, defienden. Todos ciegos como los borregos camino del precipicio. Que Dios proteja a nuestros jóvenes y a nuestros niños. Nosotros debemos estar dispuesto a todo.
Yo no creo que la juventud esté como dices Emilio, también los habrá, no te digo que no, pero hay un movimiento muy importante de gente joven que ven como se cierran todas sus posibilidades de futuro y no están por la labor. Sí, muchos han tenido que volver a sus casas, es cierto, pero porque no podían vivir de otra forma, no porque eso sea lo que esperan ni lo que desean. Y otros no han podido marcharse aún por los mismos motivos. No se nota tanto su desencanto porque ellos han nacido en democracia y nosotros no, luego la lucha -hasta ahora- no ha sido, gracias a Dios como la que libramos nosotros (hicimos más ruído). Pero por desgracia, mucho de lo que está ocurriendo me retorna a aquellos tiempos. Y sí, es increíble que la izquierda -por llamarla de alguna manera- no se haya puesto de una vez y como debería ser, al lado de los que, como dice Angel, supuestamente defienden. Una tremenda decepción para todos los que aportamos nuestro granito de arena y apostamos por ellos y sobre todo una preocupación enorme por lo que pueda ocurrir en el futuro.
Me voy y te dejo este poema de Angel González: Te tuve cuando eras dulce, acariciado mundo. Realidad casi nube, ¡cómo te me volaste de los brazos! Ahora te siento nuevamente. No por tu luz, sino por tu corteza, percibo tu inequívoca presencia. .... agrios perfiles, duros meridianos, ¡áspero mundo para mis dos manos!
Contesto a los dos. Me he querido referir a que la juventud no ha hecho nada como hicimos nosotros a finales de los sesenta y los 70. Nosotros, con mucho esfuerzo, conseguimos muchas mejoras laborales, ahora, sin protestar y tirarse a las calles, todos los han perdido en tres días. Y así ha ocurrido con otras muchas cosas. Hablo aquí de la juventud como el colectivo más importante de nuestro país.
Nací en un corral, llamado de "Los Sargueros", un 18 de Julio de 1949, cuando abundantes eran la hambre y la tristeza. El milagro es que también reinaba la alegría derredor de los anafes comunes, de la miseria conjunta y compartida, de las esperanzas -pocas, pero gratas- y de las desesperanzas: las orfandades, próximas y prójimas, las lágrimas, los lutos...
Todo aquel universo era como un pan candeal comunitario.
Hoy, cuando apenas si conozco al vecino de al lado, mi corazón me lleva hacia la infancia, a recordar aquel patio con su higuera en el centro, los perfiles de hombres y mujeres y niños que lo habitábamos derredor de una pobre Cruz de Mayo, en los jaraneros bautizos y en los entrañables días de la Navidad, cuando por el amplio portón se colaban las voces de los campanilleros y el olor a aguardiente y pestiños caseros inundaba su vientre.
Hoy he querido subirme a la torre azul cobalto que quedaba a pocos metros de mi casa, en la cava gitana, y que a todos nos amparó. Y me subo a ella para mirar mejor el horizonte, el río, el caserío, la Ciudad, las serenas lomas del Aljarafe cercano. Pero, también, para compartir con todos vosotros no sólo parte de aquella infancia de posguerra, sino la visión de la historia que, día a día, ha ido pasando por mis ojos, mis manos y mi corazón.
Desde esta atalaya hablaré de mis recuerdos de infancia, juventud, madurez y vejez. Y me he prometido hacerlo con la mayor honestidad de mi pensamiento para que todos -a favor o en contra de mis opiniones- dejéis el mensaje sincero de vuestro compromiso.
Mi horizonte, como el de todos vosotros, está lleno de verdes y de grises. Alguna vez se alumbrará con un sentido poema; otras, se adornará con mi amplias memorias del Flamenco; y muchas con la impronta personalidad de las propias ideas del mundo que vivimos, que no acobardarán siglas políticas ni pedirán opciones de gobierno.
Siempre, en mis páginas, estarán la vida y el horizonte abiertos.
¡Mirad la torre, única y precisa, tan bañada de luz, tan azulada, que mar se hizo en mis ojos su alborada en la niñez, tendida a la sonrisa!
¡Contempladla despacio, que la prisa no va con su silueta enamorada de ríos y aljarafes, de dorada ráfaga iluminaria que la alisa!
¡Miradla con los ojos del encanto, cual si tanto mirar se hiciese llanto por disfrutar su esbelta filigrana...
que quien llena de amores la mirada siempre tendrá la vista iluminada con el azul cobalto de Sant'Ana!
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Que buena foto...
ResponderEliminarCalle San Fernando de Sevilla, años 60 al 70. La Universidad queda a la izquierda de la imagen.
ResponderEliminarEso ya no es futuro, recordemos la carga contra los estudiantes y los yayos esta primavera.
ResponderEliminarSí que es verdad. Esta fotografía bien puede ser del pasado, del presente y del futuro.
ResponderEliminarMe recuerda los años 70, con esos uniformes de "los grises", Todavía me acuerdo y me tiembla todo, de susto y de emoción. Fueron años duros pero también apasionantes, con nuestros corazones y almas dirigidos al mismo fin. Pobre mamá, cuánto sufrió conmigo... Lo triste es que todo lo que se ha conseguido en estos años lo están destruyendo éstos en tres días. Y lo que aún tendremos que ver, bueno, que ya estamos viendo, como dice tu amigo Joaquín.
ResponderEliminarLos finales de los 60, desde la revolución de París, fueron años calentitos. Pero se consiguieron muchas cosas. Ahora, con el silencio de una juventud que sólo está atada a una pantalla y distraída en tonterías, la juventud vive de los padres, no tienen trabajo y ¡Viva Jauja!
ResponderEliminarEntre "los indignados" hay mucha juventud, Emilio, y ya ves cómo los estudiantes también han sabido responder. Ahora falta aunar las fuerzas ante una voz sensata y absolutamente necesaria; sensata, Emilio, que ahí, como sabes, está el dilema. Hemos hablado de lo increíble que resulta que los políticos no se den cuenta que van directos al precipicio, al mismo precipicio adonde pretenden llevarnos. Internet es un gran aliado y de ahí ha de surgir la solución.
ResponderEliminarPero lo más increíble es que la izquierda -la que así se auto llama- no haya respondido quitándose -¡al fin!- la ropa de señorito y poniéndose el mono de esos obreros a los que, supuestamente, defienden. Todos ciegos como los borregos camino del precipicio.
Que Dios proteja a nuestros jóvenes y a nuestros niños. Nosotros debemos estar dispuesto a todo.
Yo no creo que la juventud esté como dices Emilio, también los habrá, no te digo que no, pero hay un movimiento muy importante de gente joven que ven como se cierran todas sus posibilidades de futuro y no están por la labor. Sí, muchos han tenido que volver a sus casas, es cierto, pero porque no podían vivir de otra forma, no porque eso sea lo que esperan ni lo que desean. Y otros no han podido marcharse aún por los mismos motivos. No se nota tanto su desencanto porque ellos han nacido en democracia y nosotros no, luego la lucha -hasta ahora- no ha sido, gracias a Dios como la que libramos nosotros (hicimos más ruído). Pero por desgracia, mucho de lo que está ocurriendo me retorna a aquellos tiempos. Y sí, es increíble que la izquierda -por llamarla de alguna manera- no se haya puesto de una vez y como debería ser, al lado de los que, como dice Angel, supuestamente defienden. Una tremenda decepción para todos los que aportamos nuestro granito de arena y apostamos por ellos y sobre todo una preocupación enorme por lo que pueda ocurrir en el futuro.
ResponderEliminarMe voy y te dejo este poema de Angel González:
ResponderEliminarTe tuve
cuando eras
dulce,
acariciado mundo.
Realidad casi nube,
¡cómo te me volaste de los brazos!
Ahora te siento nuevamente.
No por tu luz, sino por tu corteza,
percibo tu inequívoca
presencia.
.... agrios perfiles, duros meridianos,
¡áspero mundo para mis dos manos!
Hasta mañana.
Contesto a los dos. Me he querido referir a que la juventud no ha hecho nada como hicimos nosotros a finales de los sesenta y los 70. Nosotros, con mucho esfuerzo, conseguimos muchas mejoras laborales, ahora, sin protestar y tirarse a las calles, todos los han perdido en tres días. Y así ha ocurrido con otras muchas cosas. Hablo aquí de la juventud como el colectivo más importante de nuestro país.
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