
-Mujer, aunque sintáis lo que yo quiero,
de agora para siempre os amonesto
que no os pongáis a punto tan de presto,
ni luego me metáis por el sendero.
Dejádmele buscar a mí primero;
haced como que voz no dais en esto;
haced que como a hombre que es molesto
me deis entrada con semblante fiero.
Si vos de mí sois luego sujetada,
piérdese la mitad de todo el gusto;
no sabe mucho lo que poco cuesta,
y aquello que otras veces a la entrada,
y como dicen, suele entrar muy justo,
entra más flojo que madeja en cesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario