
No hay cosa mejor para un padre que sus hijos, con el respeto debido, se cachondeen de él imitándolo, recordándole en sus poses, apostando su voz, sus giros y sus expresiones diarias. Es clara señal de que siempre te están recordando y observando todos tus movimientos para que jamás se borren de sus retinas. Si siempre he vacilado de mi familia propia, y de la que se anexó en sus matrimonios, es por el sentido del humor que todos despliegan. Todas las comidas, todos los almuerzos, cualquier momento en el que nos damos cita al completo, es un soberano cachondeo. Siempre sabemos sacarle astillas a un tema, hasta que nuestros lacrimales rebozan. ¡Qué gran familia, preñada de un sentido genial del humor!
Jamás me cansaría de hablar de todos mis hijos: artistas y músicos por los cuatro costados, alegres, solidarios, cariñosos, así como de sus parejas, que han elegido a la perfección; así como de sus hijos, mis nietos, que llevan el mismo camino de sus padres y son unos cachondos mentales.
Ayer, quizás picados por esa imagen que me dedicó Rafael Sánchez Segura, mi hijo Emilio y su eterno amigo Alberto, tal para cual, me han mandado este fotomontaje donde han puesto la fotografía que abría mi libro "Triana en labios de la copla" junto a la chirigota ganadora de este año en los carnavales de Cádiz " Los Puretas del Caribe". Pues entre los "puretas" me encuentro. ¿Sabrán mis blogueros encontrarme?
Gracias por esta broma, que tanto me gusta, a mi hijo Emilio y a Alberto, más peligrosos que una piraña en un bidet y que Rajoy en el parlamento de Europa.
¿Dónde compraste la camisa, Emilio? Seguro que fue en Los Leones.
ResponderEliminar¿A ver quién dice que no eres uno de los chirigoteros?
La camisa tenía más flores que el Parque de María Luisa.
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