
EL BRINDIS
Brindemos, prenda mía;
pero no a la memoria
de la triunfal entrada
de los galos en Roma.
Brindemos por nosotros,
antes de ir a la alcoba
a echar un par de polvos,
a nuestra propia gloria.
Yo brindo a la elegancia
de tus divinas formas,
a tu poblado coño,
a tus tetas redondas.
Brinda tú a mi virote,
del que cuelgan dos bolas
henchidas de placeres
que a tu contacto brotan.
Vamos, monona, vamos;
apuremos la copa:
brindemos, y a la cama:
jodamos y arda Troya.
Mis piernas a tus piernas
se enlazan y se enroscan;
la fresa de tus pechos
humedece mi boca.
Vamos, monona, vamos;
apuremos la copa;
y mientras cruja el catre,
campo de nuestras glorias,
dejemos que otros necios
brinden a la memoria
de la triunfal entrada
de los galos en Roma.
Vamos, monona, vamos;
apuremos la copa:
brindemos, y a la cama:
jodamos y arda Troya.
Ventura de la Vega
(1807-1878)
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