Mi hijo Emilio, entre la gente de los carnavales, los músicos y los artistas, está rodeado de gente de bien. Y así me lo demuestra enviándome la imagen que ha hecho un amigo suyo, vecino de mi bloque: el bueno de Alberto Moreno Pavón. ¡Arte sobre desvergüenza! No tiene desperdicio para que fuese la felicitación navideña de este año del ínclito Griñán.
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