JAURÍA
Jamás había asistido a las jaurías
que con gozo narraba un amiguete,
y ya un día decidí ir al banquete
donde había muchos tíos y muchas tías.
Brillaban por doquier las lencerías
que al mínimo cubrían el mollete,
mientras tetas al aire eran juguete,
encanto de mamar las alegrías.
Me besó una morena de azabache
que me cogió, como se coge un bache,
lamiéndome, después, el cachirulo.
Apagaron la luz y fue un tormento
cuando sentíme algo muy duro dentro
de la diana virginal del culo.
Emilio Jiménez Díaz
"Pecados veniales. Coñografías"
1999
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