En estos momentos que estamos malviviendo, alguien enciende aquí una cerilla y esto estalla por los aires, aunque vaya a faltar el gas de YPF del que se han apropiado los argentinos.
El PP quería llegar al Poder. Ya está en el Poder, y con mayoría absoluta. El PP decía en sus intenciones, para acaparar el voto, que todo esto iba a cambiar para bien, pero ha sido para todo lo contrario. El PP juraba y perjuraba que ellos tenían la varita mágica para cambiar todos los desastres de Rodríguez Zapatero, que tenían todas las fórmulas. Tres meses han sido suficientes para comprender que la varita ha sido cambiada por el basto de la sota y que sus pócimas están dejando en las cunetas de la miseria a más personal que dejó Franco en la guerra incivil.
Ante cualquier crítica, se levantan de manos como un alazano intentando tal defensa en que actúan tras la herencia recibida. Ellos firmaron la herencia para acceder a la gloria. Así que ya no valen los gorigoris ni las lágrimas tras el difunto. Podían haber renunciado como renuncia cualquier civil ante una heredad catastrófica. Ahora tienen que apechar, y sin tantas lamentaciones, por favor. Esperanza Aguirre quiere defender lo indefendible, y así se le nota más su marcado estrabismo. ¡No me lloren, no nos lloren, no nos hagan llorar, señoras y señores del PP! ¡No nos quieran pasar el macuto de sus lamentaciones! ¡Pónganse el cilicio de las mortificaciones, azótense en familia, martirícense en comuna..., pero no nos metan en esto!
En casi cinco meses han puesto la careta de la tragedia griega en nuestros rostros. En casi cinco meses, tan sólo en apenas cinco meses, han sido capaces de borrarnos la sonrisa, de devolvernos a los comedores sociales de las posguerra, a echarnos de nuevo al arado, a tener miedo cada día, a decir nuestro amo a los patronos, a vender el oro de nuestras alianzas de boda, la medallita de bautismo de nuestros niños, a malvender nuestras pocas pertenencias...
En casi cinco meses nos han mentido más que en treinta años de un socialismo que ahora se está sentando en el banquillo por malversación y mano larga. Al menos, con todas sus tropelías, el PSOE hacía algunas cosas ilusionantes. Hoy, la ilusión sólo tiene la mueca de la pobreza y el rictus del miedo a un porvenir cada día más espantoso. Jamás se ha prodigado la derecha en alegrías, pero hoy el país se ha convertido en el mayor tanatorio del mundo.
Está muerta la gente antes de escuchar las noticias, abrir las páginas de un periódico o ver un telediario. ¿Qué dirá hoy este gallego que, además, da los pésames desde las ruedas de prensa en el extranjero? ¿Qué puñal sacará hoy para volvernos a rematar? ¿Cómo dirá que quiere robarnos la cartera por la cara sin que nos demos por enterado?
Montoro, el de Hacienda, se lució ayer con esas declaraciones tan claras de la derechona cuando no sabía ni qué debía decir para anunciarnos la nueva subida de impuestos. Lean claro: "No vamos a subir los impuestos, vamos a cambiar su ponderación", que más o menos quiere decir que hay que decirlo con mesura para que no haya más viento del que existe. Lo que en claro castellano, para que nos entendamos en lenguaje apolítico quiere decir textualmente: "Te vamos a hacer un desgarro anal, pero no te vamos a dar por culo". ¿Me lo explican?
Los números cantan más que Camarón de la Isla. ¿No es para echarse a llorar?. 1.329.600 desempleados, lo que significa un 17% de la población activa. Pero este es un dato débil, inexacto, porque hay que sumar que, en el último trimestre, se han sumado 365.900 personas al paro, con una cifra global de 5.639.500 españoles arrascándose las bolas y secándose la lágrimas en un pañuelo general que se va extendiendo por día. La tasa de paro en nuestro país es alarmante: cerca de una cuarta parte de la población, el 24'44%, contándose que nuestra comunidad -¡olé la gracia!- aporta el 37%.
No sé, no soy economista, pero tampoco soy tonto, evidentemente, en qué raya del listón ponen los que saben cuándo se produce el caos, pero como hombre de calle me parece que lo estamos rozando. Un país con un cuarto de su población en completa inactividad es una bomba de relojería. Hasta ahora, afortunadamente, nadie ha encendido la mecha, pero el día que esto ocurra, que va a ser irremediable, maricón el último, y que Dios nos coja confesados.
Rajoy está más callado que una puta en Cuaresma, la Santa María hace más agua que una barquita de la Plaza de España, los ministros tartamudean en sus pocas y nefastas declaraciones... Mal signo, digo yo, para convencer a una población que ha perdido la Fe y la Esperanza, y que ahora tiene su futuro puesto en la Caridad que quieran ofrecerle. Entre tirarse al monte y encender la mecha, sólo hay el grueso de un hilo de seda.
Inmejorable tu artículo sobre una situación de caos que ya se está viviendo en la calle. De momento a los muchachos de Rajoy, y mucho menos a él mismo, les va a importar poco este ruido de indignados. "Son los del psoe", dirán y se quedarán tan tranquilos y orgullosos del papel que les ha toado en la historia. No quieren verlo y, todos estamos seguros menos ellos, que algo gordo puede explotar de seguir con los oídos taponados. Lo peor es que son sordos de nacimiento.
ResponderEliminarQuerido Ángel: El artículo era aún más fuerte,pero intenté limarlo. Siempre he tenido un olfato especial para la política, y mucho me temo que esta gente no llega a cumplir ni un año de mandato. Las cosas se les van a poner muy difícil, tanto como ellos están enredando esta madeja que no saben desliar.
ResponderEliminarAl pueblo no se le puede mentir, porque, aunque sereno, salta su espoleta ante las injusticias.
No saben mandar estos señores del PP. No saben. Y cuando no se sabe de una cosa, y más ante la delicada de llevar a un pueblo, lo mejor es irse antes de que los echen a pedradas.
Me acuerdo, al decir tú lo de sordo, de la letra por Soleá de nuestro Antonio "El Arenero":
Sordo como una tapia
y ciego de nacimiento,
valía más que mi mare
me hubiera parío muerto.
Mejor es que nunca hubiese nacido esta derecha impresentable.
Ellos no van a rectificar porque sería contra natura, ni mucho menos dimitir tirando la toalla, así que veremos a ver lo que van a provocar. Creen, ilusamente, que tienen segura su hacienda y la de sus hijos y nietos y que nada les va a afectar lo que manden los del euro en Europa, esa trampa en la que nos metieron.
ResponderEliminarComo dices, que Dios nos coja limpios de culpa.
Ya varemos.
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