martes, 28 de febrero de 2012

OFICIOS PERDIDOS, COSAS Y COSTUMBRES DEL AYER (46)


LAS BICICLETAS

Esta fotografía, del fondo de la Fototeca del Archivo Municipal de Córdoba, no tiene desperdicio. ¡Qué contento está este personajillo con su mascota y su bicicleta recién estrenada! Tras el primer sueño del caballo de cartón, el deseo de un niño era tener una bicicleta. Se comenzaba con el clásico triciclo de pedales delanteros, fuerte y recio, para seguir con esta bicicleta de "más mayor", con sus frenos de varilla, sus rodines hasta cumplir el aprendizaje, y hasta su cartuchera de herramientas que iba cogida al sillón. ¡Y a volar, convirtiéndose en un peligro público por calles y parques!

En mi barrio de El Turruñuelo, en una pequeña accesoria de la calle Arnao de Flandes, un amigo de mi padre, Genaro, tenía un modesto taller de bicicletas y las alquilaba cobrando un real por media hora trotando por allí. Por aquello de la amistad paterna, a mí nunca me cobraba, con lo que tenía la oportunidad de practicar a base de bien. Después de caerme diez mil veces, por fin la aprendí a manejar con soltura y gozaba de lo lindo echándome carreras con los chavales de mi edad. ¡Qué tiempos aquellos! Un día atropellé a mi propio mecenas, al bueno de Genaro. No podré olvidarlo.

Ya mi primera bicicleta formal y en propiedad me la regaló mi padre en el año 1963. Estaba yo interno en el Seminario Menor de Pilas, y a nuestros sacerdotes formadores se les ocurrió que sería bueno que todos tuviésemos una bicicleta para hacer excursiones a las localidades cercanas. Nuestros padres seguro que se empeñaron hasta las cejas, pero aquello era una fiesta de cientos de bicicletas que nos harían pasar ratos muy felices. Los días de descanso, con los tutores por delante, viajábamos, con la mochila de bocadillo a cuestas, a Villamanrique, a Aznalcázar, Bollullos de la Mitación, Carrión, Hinojos... ¡Qué maravillosos paseos, que alegría y contento, y qué de deporte hacíamos en aquellos años en los que nos estábamos formando! Nunca se me podrán borrar de la memoria aquellos años en los que fui más feliz que nunca, cuando la vida navegaba bajo mis pies sin otra obligación que divertirme y estudiar para el futuro.

Nunca tuve por Reyes una bicicleta. Con mi amigo Genaro no me hacía falta, y tampoco estaban los tiempos para esos derroches. Tuve que esperar a crecer un poco para que mis sueño, como el de todos los niños, se viera cumplido. Hoy sigo practicando por la ciudad y con un vecino de casi mi misma edad disfruto de lo lindo haciendo paseos culturales: la ruta de las iglesias fernandinas de Córdoba, la de los parques, la del río o la de la Judería y los importantes monumentos. Dale que te pego a los pedales de mi "Trianilla" -que ese es su nombre-, me lo paso fenomenal. Una vez que se vayan los fríos, de nuevo volveremos a esa hora y media diaria de bicicleta que tan bien nos viene y tanto nos reconforta.

Para todos los niños, una bicicleta es la gran ilusión. Para los mayores -lo que son las cosas- pura necesidad.


10 comentarios:

  1. ...sí, cuántos recuerdos. Creo que llevaba siempre las rodillas peladas, con costras y si tenía suerte con mercromina, así parecías más herido. Y el día que fallaba el freno o frenabas demasiado vaya tortazos que nos llevábamos.
    Fantástico, era super divertido.
    La bici fué un gran invento.

    ResponderEliminar
  2. Evidentemente era la coronación de la mercromina en nuestros días. ¿Qué niño que hay tenido una bicicleta no se pegó un trompazo morrocotudo?
    ¡Héroes de otros tiempos!

    ResponderEliminar
  3. Mi única bicicleta no era realmente mía, sino de "Astoria", la sastrería donde empecé a saber en qué consistía eso del castigo divino. En bicicleta entregaba los trajes por todos los barrios de Sevilla conduciendo con una mano, cosa que el tráfico te permitía. Recuerdo que la broma del Tamarguillo me cogió de reparto en el Cerro del Águila y tuve que esperar a que la situación se normalizara. Regresé a Triana forrado de barro.
    Antonio "Astoria" dejaba que me llevara a mi casa "mi" bicicleta matrículo KU-40 de la que disfruté desde el 58 al 61.
    ¡Qué maravilla era aquella Sevilla en la que me cruzaba con los tranvías, y qué gozo el paseo sobre dos ruedas!

    ResponderEliminar
  4. Hermosa historia la del repartidor de la sastrería en una Sevilla distinta. A mí, la arriada del Tamarguillo me cogió en el Seminario de Sanlúcar de Barrameda, en mi primer curso para la carrera del Vaticano. ¡Cosas!
    No se te olvida la matricula, Ángel. Esas cosas no se olvidan nunca.

    ResponderEliminar
  5. ... y era roja. También algún domingo me iba de excursión con amigos a pueblos cercanos. Es verdad, Emilio, no olvidé la matrícula de lo que consideré un regalo providencial. Nunca hubiera podido tener una bicicleta "vía factura" con o sin Reyes Magos por medio. Yo, fíjate, no recuerdo a ningún chiquillo de mi calle que tuviera una...

    ResponderEliminar
  6. Menos mal que Astoria dio de lleno con el color de tu equipo. En aquel tiempo, como tú dices, era muy raro que un chaval tuviese una bicicleta propia. ¿No te acuerdas del alquiles de bicicletas en la Plaza de España?

    ResponderEliminar
  7. Si, lo recuerdo. Y otro hombre que las alquilaba en Chapina; eran bicicletas pequeñas y creo recordar que costaba un real la vuelta. Con ellas aprendí a montar.
    Y otra cosa: ¿Acabó la serie? Con lo que disfrutábamos con ella...

    ResponderEliminar
  8. Es que no se me ocurren más temas. Insinúame algunos para inentar llevarlos a cabo.

    ResponderEliminar
  9. Sé que no te apetecía mucho, pero creo que ya es hora de que nos enseñes parte de lo que sabes de la Triana Flamenca, o, para hacerlo más extensivo, de tus muchas vivencias en el mundo del cante, baile y toque.
    Ahí queda lo primero que se me ocurre porque ha tiempo que lo espero...

    ResponderEliminar
  10. Intentaré, cuando ya esté más tranquilo, contar algunas de mis más interesantes vivencias de ese mundo; sin menoscabo de que si nos vamos acordando de más oficios, etc., sigamos con la publicación. Disfruta ahora un poco del erotismo.

    ResponderEliminar