jueves, 16 de febrero de 2012

OFICIOS PERDIDOS, COSAS Y COSTUMBRES DEL AYER (35)


LOS JUGUETES DE LAS NIÑAS

Irremediablemente, y por aquello de la educación imperante en aquellos años, en los que a las niñas había que prepararlas para que fueran mujeres de su casa, es decir, esclavas de sus padres y de sus futuros esposos, los regalos de reyes que recibían eran muñecas, para que fuesen preparándose para el porvenir, y un estuche con los más variados utensilios de cocina, con el objeto de que fueran acostumbrándose a ellos y no rechazaran jamás la frase machista de que "la mujer y la sartén, en la cocina están bien". ¡Qué tiempos! 

Antes la chiquillas estaban deseando que en la noche mágica le dejaran una muñeca como regalo. La más preciada era la célebre "Mariquita Pérez", pero como todos los padres no se podían permitir costear tan caro ejemplar, la mayoría de ellas eran de cartón muy bien coloreado y vestidas con modelitos de la época, llegando la primera desilución infantil y el primer llanto gordo cuando se empeñaban en bañarlas, convirtiéndose aquella monería de sus sueños en un amasijo de cartones lacios bañados en cola.

Tras estas muñecas de cartón piedra, ya llegaron las de plástico y goma, más tarde las andadoras y parlanchinas y, en nuestros días, las hay ya hasta que hacen pipí y caca -que tiene que ser hermoso- y no llego hasta si también hacen el amor porque no es éste mi mundo.

Pero las niñas de hoy prefieren, tal como sus hermanos varones, una Play Station, un balón de fútbol, complicadas construcciones de las más variadas calidades... Atrás quedó la cuerda saltarina -llamada cordel- el diábolo, las dichosas cocinitas y esas muñecas a las que se les iba la vida tras el primer aseo. En nuestros días, afortunadamente, son las propias madres las que ya educan a las hijas de otra manera, alineándolas en una sociedad a la que cada vez se incorpora más la mujer, injustamente relegadas no hace muchos años exclusivamente a las labores "propias del hogar".


4 comentarios:

  1. Canto al feminismo moderno el de hoy, Emilio. Pero ya hay muchas mujeres que quisieran volver a su papel de ama de casa. Reniegan de eso de levantarse a las siete de la mañana, pintarse y arreglarse -con buen ropero- como si fueran de fiesta cinco días a la semana; dejar a los pobres niños dormidos aún en la guardería -si es que el coche ha arrancado y se comporta, coche que, naturalmente, hay que pagar como la guardería y la ropa-; regresar a casa con los niños, a los que apenas ven, a las cuatro de la tarde con buena carga de estrés y alguna bolsa de compra, sin ganas de comer y menos de atender a los hijos, porque el marido seguramente tiene otro horario y trabaja lejos. Pues así un día tras otro...
    Ha sido una revolución y, como todas, preñada de imperfecciones que están dejando una sociedad dislocada, egoísta y con la sensibilidad justa, pero, eso si, consumista, que también para eso interesaba que la mujer trabajara fuera de su hogar.
    Estamos de acuerdo con la igualdad, pero algo falla y bien que se está notando en los bufetes de abogados y en la vida, sagrada, de los niños.
    Y en cuanto a los juguetes dejemos que las niñas jueguen a la casita y los niños a correr como locos, al menos hasta que digieran la verdad de los Reyes Magos... Y veremos a ver qué ocurre en la organización familiar con el paro que padecemos y padeceremos.

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  2. En parte, sólo en parte, estoy de acuerdo contigo, pero me encanta la revolución feminista, que en nada tiene que ver con lo mal que lo hacen los gobiernos de izquierdas y de derechas en la norma-ley de la conciliación familiar.

    Partiendo de la base de que hoy todos somos unos esclavos de un Poder suprenacional, de una mano negra de los grandes poderes en la sombra, creo que la mujer está intentando conseguir un estatus más que merecido. No quiero que vuelvan los tiempos de nuestras madres eternamente sobre una pila de lavar, ni a nuestros padres, por culpa de diez mi problemas, insultarlas con la borrachera. No creo que ninguna mujer quiera volver a los años 50. ¿Sabes de alguna para dedicarle una página en el blog? Las siete de la mañana es una hora ideal para levantarse. Yo lo he hecho durante más de 40 años, y no saben lo que se han perdido quienes no conocieron tan benditas auroras. No creo en lo de "sin ganas de comer", porque resulta que Andalucía da la tasa más alta nacional de obesidad.

    Evidentemente que todas las revoluciones están preñadas de imperfecciones, pero hoy gozo de poder hablar con una mujer, tranquilamente, que tiene más dosis de Cultura y conocimientos que yo, cuando antes, hace sólo tres días, tenía que soportar lo insoportable.

    Las niñas ya no deben jugar a las casitas. Deben incorporarse a la verdad de nuestros días, hacer lo que más les guste, sin que nadie le tenga que imponer, a la fuerza, el yugo del pavoroso machismo.

    ¡Tiren las niñas las cocinitas y las muñecas! Y, si las aceptan, sea por propio cariño, pero jamás por imposición de un tiempo que, afortunadamente, ya pasó.

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  3. Mientras entra una tercera opinión -ojalá fuera de una fémina- te recuerdo que ahora la casa funciona con teclas o mandos, ya no hay refregadores ni soplillos, y te digo que a las siete de la mañana estará muy bonita la aurora, pero no veas lo bien que se está en la cama a esa hora en invierno y todavía más en verano, cuando la temperatura te deja descansar...
    Los años cincuenta quedaron lejos, la taberna ya no es la segunda casa de maridos ni existen muchos de los motivos que amargaba la vida del hombre (aquí hace falta el refrendo de un psicólogo).
    Otra de las "obligaciones" de la mujer moderna trabajadora es mantenerse delgada y en forma para poder con la carga y con la competencia, en eso el estrés puede ser una ayuda.
    Y fíjate en una cosa: Con todo lo negro que has pintado el pasado matrimonial, no existía esa plaga mortal que, con el nombre de violencia de género, aparece cada día en los medios con su marcador de muertes como en una competición deportiva. También tiene algo que ver en esto la forma de vida a la que están sometiendo a las parejas jóvenes.
    Y el hecho de que la mujer trabaje o no fuera de su casa nada tiene que ver con su cultura, eso va en la personalidad de cada una.
    Estamos tratando de enmendar, haciéndole el juego a esos "poderes supranacionales", una obra divina que son los géneros, masculino y femenino, y parece ser que ya "el Fabricante" está manifestando su enfado...
    Como experto en parques infantiles (muchas horas diarias con mi nietecito) puedo decir que los niños y las niñas sólo son iguales en el tobogán y en los columpios; fuera de ellos se comportan como son por naturaleza, ellas juegan con sus muñecas y ellos con la pelota. Y, francamente, no les veo cara de que lo hagan por "imposición machista".
    Hace falta otra opinión, Emilio...

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