jueves, 16 de febrero de 2012

LAS SOLEARES NUESTRAS DE CADA DÍA (6)


Alguna vez, carcelero,
deja la cárcel abierta
para que vuelen los sueños.

Cantando por soleares,
la pena es mucha más pena
y el cante mucho más cante.

Tengo que sacar la cuenta
de las cosas que perdí,
por saber adónde fueron
los besos que no te di.

Me paso las horas muertas
esperando que algún día
dejes la ventana abierta.

Manuel Garrido López

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