Los caminos que yo cojo
no van a ninguna parte.
Son vereas de rastrojo
por donde no pasa nadie.
El río Guadalquivir
es una linde de agua;
en aquel lao Sevilla
y en esta parte Triana.
Soñarte fue lo primero,
después mi queré creció
como el río del venero.
Ni vendíos ni compraos
los besos que yo te di
fueron besos emprestaos.
Cada cante con su traje
que el compás con etiqueta
se viste por soleares.
Aquel beso que te di
no te da ningún derecho
ni me compromete a mí.
Antonio Rincón Muñiz
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