SEVILLA
Una inmensa gardenia, venenosa,
sí, embriagadora, dulce y delirante;
tú sabes el perfume del amante,
el olor de la adelfa y de la rosa.
Como una gigantesca mariposa
que fija la Giralda un solo instante,
tiemblas de amor si pasa el caminante,
y te ofreces en cárcel rumorosa.
¡Ay, Sevilla temida y deseada,
ramo de seducción y poderío,
sombra querida y música soñada!
Abandoné en tu seno el albedrío.
Déjame al fin dormirme en esta nada
mecido en la galera de tu río.
Guillermo Díaz-Plaja
"Poesía junta"
Del libro "Segundo cuaderno de sonetos"
1950
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