Esta instantánea de José Manuel, ya tiene sus añitos. Muchos nos separan de esta imagen que él tomó con una Leica de 1931, y que compró en el célebre mercadillo de "El Jueves", tan hermosamente cantado por Ángel Vela Nieto. Él blasona de que es la misma cámara con la que hicieron trágicos reportajes el húngaro Robert Capa en la guerra incivil española y el fotorreportero parisino Henri Cartier Bresson, a quien alguien calificó como "el ojo del siglo". La hizo en uno de sus viajes de trabajo a la dirección de asesoría jurídica de Telefónica y, esta vez, no la hizo a pie de calle, como a él le gusta , sino en los húmedos y chirriantes espacios de una estación de Metro madrileña, y sobre las once de la noche. El individuo en cuestión, aseado y limpio, no es un pedigüeño, ni un borrachín, ni le ha dado un yuyu pasajero..., está fritito de sueño. Ya se sabe, al menos lo dice el argot popular, que el sueño rinde al león y, si rinde al rey de la selva, cómo no va a rendir a un currante que trabaja casi gratis -si es que tiene trabajo- más de ocho horas al día en esta selva urbana y depredadora.
La publicidad del cartelón, dice con guasa: "Ahora que ya lo sabes..., que no te amarguen la vida. Ponle azúcar". No es la azúcar de la salsa sabrosona de Celia Cruz; es la azúcar del placer, del hacer lo que a uno le de la gana en cada momento. A el le cogió ahí, en la estación de Metro anterior al Ministerio de Justicia, y en ese momento se le encendió la bombilla de "que no te amarguen la vida", y ya que la Justicia sólo está garante para los ricos y los políticos, lo mejor que hizo fue echarse a dormir: la mejor azúcar para pasar de estos tristes momentos que la vida nos ofrece cada dos por tres.
Fotografía: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz
Si se le permite una pequeña aclaración al fotógrafo ahí va, porque quizás no me expresé bien al pasarle la información a mi querido amigo Emilio: Mi cámara Leica, es el mismo modelo que los de Robert Capa o Cartier Bresson, no es que hubiera sido la que tan insignes reporteros utilizaron materialmente, ¡qué más quisiera yo! No obstante, la mía también es una joya de la Historia de la Fotografía que, a sus ochenta años, aún podría realizar instantáneas con ella, cosa que jamás ocurrirá con los ejemplares actuales, tan digitales ellos.
ResponderEliminarY en cuanto al bello durmiente, pues que hace eso, como dicen los italianos, "el dolce far niente".
Hombre, José Manuel, evidentemente queda claro para nuestros lectores que no es la misma que utilizó Capa, sino de la misma marca, aunque lo que capta la tuya no tiene que envidiarle.
ResponderEliminar¡Aclarado, cocina!