UN DULCE ABATIMIENTO
Venecia era una tarde azul y rosa.
Un dulce abatimiento trasladaba
mi realidad de sueño incandescente
desde las aguas hasta su angostura.
En el azul mezclábanse cadencias,
Adriático pautado, que teñían
de infinitos los ecos de Albinoni.
En el rosa -Palazzo, mi Palazzo
Ducale-, la tristeza se posaba.
Venecia era una tarde amanecida.
María Sanz
"Cenáculo vinciano y otros escorzos"
1985
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