¡Lo que tienen que hacer algunos comerciantes para hacerse publicidad y no echar el cerrojo a la tienda..! Ya que el personal no entra, saquemos nuestros productos a la calle dotándolos de humanidad. Sobre las losetas tradicionales de hormigón hidráulico, con un sofisticado toque de mármol veteado, expositemos en nuestra puerta el colchón de látex mini splín, con el singular cubrecamas de bordada artesanía, y demos un punto de distinción con la colcha de flecos y encaje a juego. En la mesita de noche, de pulido mármol negro para romper un poco con el blanco de nuestra mercancía, nada de "Don Simón" ni "Cruzcampo", vaso de yogur y cajas de cereales para llamar la atención sobre el edredón ajedrezado de colores que hemos situado en la esquina del escaparate a pie de calle. A Juan, nuestro mejor vendedor, que es el único que nos queda, le toca el papel de hacerse profundamente el dormido, pero relajado, muy relajado, sobre los cojines blancos con estampados modernos, para que dé la impresión de la sensación de comodidad y calidez de nuestros artículos; y Reyes con él, acurrucada a su lado, pero sin que se le vea la cara, no vaya a ser que el novio..., pero dando la sensación de que la cama es tan amplia como para dormir dos sin molestarse. ¡Qué gran feliz idea! ¡Qué remedio!
Tristes son estos tiempos para la lírica, pobres para la caridad, y vergonzantes para la mirada y la conciencia. Pero nuestro tiempo es este que ha captado José Manuel, por mucho que en la Sevilla de la segunda década del siglo XXI nos cueste creerlo.
Fotografía: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz
Mi querido Emilio ha pasado el examen de "comentarios de texto fotográfico", ahora que estamos en finales de curso, con nota de sobresaliente cum laude, aunque la imagen no sea, como él dice, muy laudatoria que digamos, pero son nuestros tiempos y el fotógrafo sólo desea dar fe de ellos.
ResponderEliminarEl que ha pasado el examen con sobresaliente "cum laude" eres tú, que me estás haciendo pensar más que un filósofo del Renacimiento. La imagen sí es laudatoria cien por cien, lo que no es nada de alabar son los políticos que permiten que hayan criaturas viviendo así.
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