Ayer me dio una de esas "picás" mías tan habituales, de esa sensación de falta de aire, y tomé el primer tren que unía a Córdoba con Sevilla. Salía la Hermandad del Rocío de mi barrio de Triana hacia las marismas para la clásica fiesta de Pentecostés, y Triana huele a pueblo ese día, como olerá a juncia, romero e incienso el próximo domingo 26, cuando Dios salga en su hermosa Custodia por Vázquez de Leca y Pureza, el Altozano y Rodrigo de Triana. Son para mí dos días muy especiales. No me mueve la fe, aunque la tenga, me lleva hasta el lugar la fuerza telúrica del nacimiento, el sentirme miembro de un pueblo con toda su grandeza, ver a los vecinos de hace años, enamorarme, sin más, de las cosas bien hechas que no necesitan ni ensayos ni estudios previos. Triana sabe muy bien el papel que representa cuando salen sus carretas hacia Almonte, y cuando su Custodia de Ossorio pasea por sus calles, en las que la piompa más granada, y respetada, coloca sus altares a pie de calle con una estética difícil de igualar.
Miles de personas de todas las edades llenaban todos los quicios de las calles, no pudiendo colarse un alfiler por la de Castilla. Es más, y más bendito, que este año no vi a aquellos artistas y folklóricas de renombre subidos en el pescante de esas carretas que son una hermosura de lienzo moreno y papel de seda. Este año, por fin, Triana era Triana, que ya es decir, que con sólo pronunciar su nombre se me llena de miel la comisura de los labios. Triana en estado puro, sin añadidos, Triana pueblo junto al Simpecado que todas las hermandades veneran a su llegada a Palacio, Triana sin postizos, sin Lola, sin Rocío, sin Carmina, sin imágenes para el papel "cuché" de las revistas. Más Triana que nunca, más arrabal que nunca, mas protagonista de sus hijos que nunca. ¡Esa es mi Triana!
Y si Triana se volcó con "su" Rocío, ¿qué no pudiera hacer esa Triana, si quisiera, ante esos políticos que ya han destruido gran parte de su patrimonio? ¿qué no pudiera hacer este arrabal que me duele en el alma si con la misma fe se enfrentara a sus problemas diarios?
Esa es mi pena: que Triana sea sólo Triana cuando sale la Esperanza y el Cachorro, cuando llega Pentecostés y cuando Dios se asoma, tímido, pero radiante, por las calles adyacentes.
Por ahí poca esperanza tenemos, Emilio. Las hermandades van a lo suyo. Recuerda que ni siquiera fueron capaces de defender la capilla del Carmen -para mi el máximo signo devocional de Triana- cuando le echaron un toldo por encima recibiendo así a los visitantes de la Expo...
ResponderEliminarNinguna. No hay mayor poder fáctico que el de las hermandades. Todavía no se ha publicado, ni se publicará el libro de mi padre cuyos derechos íntegros regalé a su Hermandad de la Estrella. Ayer, su Hermano Mayor, Domínguez del Barco, me saludó con la misma frialdad del mármol minetras veía frente a él la salida del Rocío de Triana. ¿Mayor estupidez? Y es que saben que sabemos que son unos trepas irredentos. Pero tú y yo sí dimos la cara en la portada de ABC por la Capillita del Carmen. Eso nos honra.
ResponderEliminar... y era un cura el de Patrimonio de la Junta. En aquellas fechas al arco de la Macarena le salieron unas grietas que no reparaban. La hermandad entonces publicó que sus pasos no pasarían por debajo hasta que no se repararan. Se hizo inmediatamente. ¿Imaginas, Emilio, lo que hubiera ocurrido si "nuestras" hermandades hubieran dicho que no pasarían ante la capilla hasta que se solventaran sus problemas? Y eso que no era, precisamente, un monumento civil...
ResponderEliminarPor otra parte lo del libro de tu padre es el penúltimo ejemplo del desinterés de estos señores (a los que le solventamos una de las jornadas de su fiesta conmemorativa) para con las cuestiones ajenas a su rutina seudo- religiosa. Allá ellos.
Eso tendría que hacer la Esperanza de Triana hasta que no le quiten el asfalto y adoquinen la calle Pureza como Dios manda, que parece una carretera comarcal.
ResponderEliminarLo del libro de mi padre -el poeta oficial de la Estrella- no tiene nombre. A cambio me prometieron poner un azulejo con uno de sus poemas en la entrada de la casa hermandad. ¿Tú lo has visto? Yo no, ni lo pondrán.
Emilio, que importa que a tu padre le pongan un recuerdo o un poema, creo que tu padre los escribió sin pensar en nada, altruistamente, porque lo sentía y eso es lo importante que llevaba a la Estrella y a Triana en el corazón.El azulejo que se lo metan por donde les quepa. Tu padre en su libro estará para siempre, ellos no. Y lo verdaderamente para tu padre fue tener un hijo como tú, que no lo sacas del joyero de tu mente.Lo importante, también, son esas flamencas en el balcón y la multitud que se agarra,que se vuelca por un día, a esa denominación de origen que es Triana. Yo me encontré a mi gente en Chapina, los del corral San Joaquín, cantando y bailando y suspirando que el metro cuadrado inmobiliario se ponga barato o les toque los cuponespara comprar aunque solo sea una alcoba en el barrio. Como antes, y poder ir aunque solo sea eso, a esperar las carretas a Pañoleta. Como antes.
ResponderEliminarMi padre siempre está en mi corazón. Por eso me duelen ciertas cosas.
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