Desde los 16 años, cuando gané mi primer sueldo a pulso, puedo decir que no he faltado a la Maestranza en las tardes en las que creía que había un cartel hecho para mi gusto: es decir, para llenarme de esencias artísticas en esa maravillosa danza que forman o ejecutan, casi a complot, el toro y el torero. He disfrutado de las esencias de mi Curro -porque currista soy converso-, de la sabiduría de Camino, del valor de Puerta, de la seriedad profunda de El Viti, del insondable misterio de Manolo Vázquez, del capote de Paula... Y, tiempos andando, sólo he puesto mis ojos y mi corazón en lo que una nueva juventud aportaba: recordando a Belmonte en la pierna p'alante, sin moverse, de mi paisano Emilio Muñoz: todos los terrenos son del torero... Parar, templar y mandar; en el honor y pundonor de Espartaco, en la sapiencia de Ponce, en el arte magistral de un Manzanares, padre e hijo, que bailaban en verde botella al pie de la Giralda.
He sentido el vaciamiento de Sandín, y la cornada de Vargas, y la muerte de Montoliú, y el portagayola más trágico de Cardeño, al que días antes había retratado en un soneto soñando en que soñara al toro sin ponerse ante la codicia de su estirpe...
Hoy me dado alegría resucitarme en aquella afición que me quitaron la retirada de Curro y las concesiones a la galería. Hoy, me ha vuelto a dar un vuelco al corazón cuando "El Juli" ha templado lo sublime al compás de las ondas cercanas del Guadalquivir, cuando la templanza se le ha enredado en el capote y la muleta, cuando él ha entendido que el toreo es el toreo, pero que en Sevilla, tan cerca de Triana, el toreo tiene un concepto distinto al que se suele llamar Arte.
Cuando lo han sacado a hombros por la Puerta del Príncipe, presiento que vería de frente mi arrabal de nacencia, que se acordaría de los grandes nombres que nacieron en esa fragüa del toreo antiguo, y que quizás se preguntase, en su tarde grande: -¿Y cuándo cruzará ese puente otro torero de Triana?
(Emilio Muñoz, el de la calle Pureza, estaba retransmitiendo su gesta para televisión.)
Pues sí, Emilio, no lo podría haber titulado mejor ningún comentarista taurino. El pundonor, que no el arte, porque El Juli que se ha consagrado en Sevilla como un autántico figurón del toreo no le acompaña nada -como a Belmonte- para serlo, pero tiene una cabeza privilegiada que le funciona como una máquina perfectamente engrasada delante del toro y eso, primo,la tienen solamente los que son figuras.
ResponderEliminarEmilio como hoy se ha suspendido el festejo tengo más tiempo que otros días. Se me olvidó en el anterior comentario decirte que cuando salió El Juli por la Puerta del Príncipe iba tan emocionado que a lo peor no reparó en lo más bonito de Triana que se ve desde allí a hombros de los entusiastas, tu Torre de Cobalto.
ResponderEliminarSi la vería, Antonio, seguro que sí. Triana no se escapa nunca a la vista.
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