AUSENCIAS SOBRE AUSENCIAS
Jamás te dije adiós, dije hasta luego.
Tal vez ni eso, quizás no dije nada
y todo lo engullí como aquel pez
que se tragó un tesoro de esmeraldas.
Nadie tenía por qué saber, ni sabe,
si con tu ausencia por dentro me lloraba
el corazón, y si por fuera mis manos
huérfanas de caricias se quedaban.
No quise hablar de ti nunca con nadie
por miedo a que mis labios se encelaran.
Tú lo eras todo: ese universo
que dicen que hizo Dios sobre la Nada.
Mi mundo, mis problemas, mi agonía
tenían un hueco sobre tu almohada,
y mi nieve de vida era la vida
en tu volcán abierto a la esperanza.
Sólo tú y yo sabemos qué vale una palabra,
un gesto, un beso, un abrazo redondo
en esa oscura plaza donde el amor anida
sobre las penas, ¡tantas!.
Recordaba tus ingles, las sábanas mojadas,
tus muslos tersos y casi recién hechos,
tus pezones enhiestos, banderillas de plata.
Cuando nos fuimos casi sin despedirnos,
de puntillas y por la puerta falsa,
noté -¿qué sabe nadie de estas cosas?-
la soledad terrible de quien sin amor anda.
Emilio Jiménez Díaz
"Pan de invierno" (1985)
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