domingo, 13 de marzo de 2011

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: LA DÉCADA PRODIGIOSA (105)

PAQUITA RICO
No fueron desapareciendo las canciones tradicionales con la avanzadilla de las llamadas canciones "modernas" en esta década prodigiosa. Al contrario, quizás las más bellas composiciones se hicieran en los años que van de los cincuenta a los sesenta. La canción española tenía su sitio y muchísimos adeptos, y las mal llamadas folklóricas seguían llenado los teatros y agotando el taquillaje para ver sus películas.

      Una de las canciones que más éxito logró en este tiempo que comentamos, fue el "Romance de la Reina Mercedes" (1958), con letra de Quintero y Rafael de León y música del maestro Quiroga. Aunque cantada por Conchita Martínez y por Concha Piquer, quien la popularizó, tal vez por su inclusión en la película "¿Dónde vas Alfonso XII?" (1958), fue la artista trianera Paquita Rico:

      Una dalia cuidaba Sevilla / en el parque de los Montpensier, / ataviada de blanca mantilla / parecía una rosa de té. / De Madrid, con chistera y patilla, / vino un real mozo muy cortesano, / que a Mercedes besó en la mejilla / pues son los niños primos hermanos. / Un idilio de amor empezó a sonreír, / mientras cantan en tono menor / por la orillita del Guadalquivir. // María de las Mercedes, / no te vayas de Sevilla, / que en nardo trocar se puede / el color de tus mejillas. / Que quieras o que no quieras, / aunque tú no dices nada, / se nota por tus ojeras / que estás muy enamorada. / Rosita de Andalucía, / amor que prendió sus redes / y puede ser que algun día / amor te cueste la vida, / María de las Mercedes. // Una tarde de primavera / Merceditas cambió de color, / y Alfonsito que estaba a su vera / fué y le dijo : ¿Qué tienes mi amor? / Y lo mismo que una lamparita / se fué apagando la soberana, / y las rosas que había en su carita / se le quedaron de porcelana. / Y Mercedes murió empezando a vivir, / y en la Plaza de Oriente, ay dolor, / para llorarla fué todo Madrid. // María de las Mercedes, / mi rosa más Sevillana, / por qué te vas de mis redes / de la noche a la mañana. / De amores son mis heridas / y de amor mi desengaño, / al verte dejar la vida / a los dieciocho años. / Te vas camino del cielo / sin un hijo que te herede. / España viste de duelo / y el Rey no tiene consuelo, / María de las Mercedes.

      De este romance hay que escuchar una versión genial por bulerías que grabó Bernarda de Utrera, con la guitarra de Melchor de Marchena, el año 1968.

PEDRO INFANTE
      Nacían también canciones intrascendente, compuestas para pasar el tiempo, pero que se pegaban a la memoria y todo el mundo tarareaba hasta no olvidarlas. Esto es lo que le ocurrió a esta guaracha titulada "Parece que va a llover" y que popularizó Pedro Infante, con ese ritmo movido y divertido que hacía bailar a todo el mundo hasta la extenuación:

      Parece que va llover, / el cielo se está nublando, / parece que va a llover / ay, mamá me estoy mojando. / Salí para la ciudad / confiado con mi paraguas, / y  ahora que llueve ya, / ay, se me olvido en la guagua. / La gente se apresura por las calles de La Habana, / el tigre se alborota pá llenar la / palangana. / Ay, mamá, / cómo yo voy a gozar, / yo voy a gozar. / Parece que va llover, / el cielo se esta nublando, / parece que va a llover, / ay, mamá, me estoy mojando. / La lluvia la manda Dios, / el agua la da el Alcalde, / en casa la quiero yo, / ay, mas yo la pido en balde. / La gente se apresura por las calles de La Habana, / el tigre se alborota pá llenar la palangana, / ay, mamá, / cómo yo voy a gozar, / yo voy a gozar. / Y ya tiene bailando a la gente, / a la una ya empieza el ambiente, / y en la fiesta que apenas comienza / ya todo el mundo pide cerveza, / como vemos mujeres lindas, / ya tú sabes les gusta la fiesta / y que llueva hasta que amanezca. / Ay, mamá, / cómo yo voy a gozar, / yo voy a gozar. / Ay, mamá, / cómo yo voy a gozar, / yo voy a gozar. / Parece que va llover, / el cielo se está nublando, / parece que va a llover / ay, mamá, me estoy mojando. / Salí para la ciudad / confiado en mi paraguas / y ahora que llueve ya, / ay, se me olvidó en la guagua. / La gente se apresura por las calles de La Habana, / el tigre se alborota pá llenar la palangana. / Ay mamá, / cómo yo voy a gozar, / yo voy a gozar. / Son las tres y ya están cerrando / de esta fiesta me voy escapando / y la dama a mitad de la noche / me está diciendo vamos a mi coche, / en su carro estamos conversando, / dice el hambre ya me está pegando, / yo le dije aguántate mi vida / y en mi casa le di su comida. / Aprieta el paso que nos vamos a mojar, / acércate mi negra que te quiero acurrucar / y aprieta el paso que nos vamos a mojar, / cuidado con esas curvas / que te puedes derrapar. / Parece que va a llover, / aprieta el paso / que nos vamos a mojar. / Acércate mi prieta / que te quiero acurrucar. / Aprieta el paso / que nos vamos a mojar. / Cuidado con esa curva / que te puede derrapar, / aprieta el paso / que nos vamos a mojar...
    
      Quedarían destrozados aquellos que se atreviesen a bailar tan sabrosona como interminable guaracha, tan pegadiza como movidita.

JOSÉ FELICIANO
      Otra canción que se quedó para siempre anclada en nuestros recuerdos, fue la titulada "El jinete", con letra y música del mexicano José Alfredo Jiménez y, además, cantada por él, aunque después hicieran versiones Jorge Negrete y Miguel Aceves Mejía, existiendo una excelente del cantante de Puerto Rico José Feliciano:

      Por la lejana montaña / va cabalgando un jinete, / vaga solito en el mundo / y va deseando la muerte. / Lleva en el pecho una herida, / va con su alma destrozada, / quisiera perder la vida / y reunirse con su amada. / La queria más que a su vida / y la perdió para siempre, / por eso lleva una herida, / por eso busca la muerte. / Con su guitarra cantando / se pasa noches enteras / hombre y guitarra llorando / a la luz de las estrellas. / Después se pierde en la noche, / y aunque la noche es muy bella, / el va pidiéndole a Dios / que se lo lleve con ella. / La queria más que a su vida / y la perdió para siempre, / por eso lleva una herida, / por eso busca la muerte, / por eso lleva una herida, / por eso busca la muerte...

      También en esta década nació una balada que logró un éxito inmediato. Sus autores fueron los hermanos mexicanos Roberto y Antonio Cantoral, los que formaron el célebre dío "Hermanos Cantoral" (1950) y más tarde crearon el célebre trío "Los Tres Caballeros", grandes rivales musicales de "Los Panchos". La canción la estrenó la también mexicana Ana María González, aunque existe una versión extraordinaria de la neoyorkina Joan Báez:

JOAN BÁEZ
      Al preso número nueve / ya lo van a confesar, / está rezando en la celda / con el cura del penal, / porque antes de este amanecer / la vida le han de quitar / porque mató a su mujer / y a un amigo desleal. / Dice así al confesar: / Los maté, si señor, / y si vuelvo a nacer / yo los vuelvo a matar. / Padre, no me arrepiento / ni me da miedo la eternidad, / yo sé que allá en el cielo / el ser supremo nos juzgará, / voy a seguir sus pasos, / voy a buscarlos al más allá. / Ay. yayayayayyyyy. / El preso número nueve/ era un hombre muy cabal, / iba la noche del duelo / muy contento a su jacal, / pero al mirar a su amor / en brazos de su rival / ardió en el pecho el rencor / y no se pudo aguantar. / Al sonar el clarín /  se formó el pelotón / y rumbo al paredón / se oyó al preso decir: / Padre, no me arrepiento /ni me da miedo la eternidad, / yo se que allá en el cielo / el ser supremo nos juzgará, / voy a seguir sus pasos, / voy a buscarlos al más allá.

2 comentarios:

  1. Paquita Rico tenía uno de los rostros más hermosos del cine universal, y aún lo conserva a pesar de su edad. No hay más que ver la foto que incluyes, Emilio... ¡Qué belleza dio Triana al mundo del arte!

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  2. Era guapísima, y aún se le nota. Fue muy amiga y contrincante de mi tía Lola, tan guapa como ella. Triana, qué duda cabe, ha dado mujeres muy bellas, tanto para el arte como para el refregador.

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