sábado, 5 de marzo de 2011

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: HASTA LA DÉCADA DE LOS CINCUENTA (97)

LOLA FLORES
       En esta década que estamos recorriendo, generosa en músicas que seguimos recordando y de espléndidas letras, la canción folklórica maridaba perfectamente, como dijimos, con boleros, fox, fados, corridos, pasodobles, marchas o zambras. Los españoles tenían la abierta necesidad de divertirse, de olvidar penas y poner sonrisas a tantos sinsabores y penurias. No fue la década prodigiosa, que comenzaría en los 60, pero sí en la que florecieron muchos artistas y compositores, y en la que se dio entrada a otros ritmos musicales, venidos la mayoría de México, Cuba e Italia. De ahí que nuestro país, junto a la canción tradicional de nuestra tierra, reciba con alborozo voces como las de Machín o Nat Ki Cole, Los Panchos, Jorge Negrete o Pedro Vargas.

      En esta época, la canción española está en boga con muchos compositores y letristas de la tala de Quintero, León , Quiroga, Rivas, Gardey, Paradas, Guerrero, Montoro, Monreal, Moraleda..., y con artistas como Lola Flores, Concha Piquer, Gracia de Triana, Estrellita Castro, Carmen Sevilla, poniendo las voces en las baladas Gloria Lasso, Nati Mistral, Celia Gámez o Luis Mariano. Fue una época singular en la que nos encontramos canciones como "La Zarzamora" (1943), con letra de Quintero y Rafael de León y música del maestro Quiroga, cantada por Lola Flores, que también la incluyó en la película "La hermana alegría" (1954), dirigida por Luis Lucía y protagonizada por la propia artista y Susana Canales, Elvira Quintillá, Manuel Luna y Margarita Robles, entre otros. La canción-marcha decía así:

      En en café de Levante entre palmas y alegrías, / cantaba La Zarzamora; / se lo pusieron de mote porque dicen que tenía / los ojos como la mora. / Le habló primero a un tratante, y olé, / y luego fue de un Marqués / que la llenó de brillantes, y olé, / de la cabeza a los pies. / Decía la gente que si era de hielo, / que si de los hombres se estaba burlando, / hasta que una noche, con rabia de celos, / a la zarzamora pillaron llorando. / ¿Qué tiene La Zarzamora / que a todas horas / llora que llora por los rincones, / ella que siempre reía / y presumía de que partía los corazones? / De un querer hizo la prueba / y un cariño conoció / que la trae y que la lleva / por la calle del dolor. / Los flamencos del colmao / la vigilan a deshora / porque se han empestillao / en saber del querer desgraciao / que embrujó a La Zarzamora. / Cuando sonaban las doce una copla de agonía / lloraba La Zarzamora, / mas nadie daba razones ni el intríngulis sabía / de aquella pena traidora. / Pero una noche al levante, y olé, / fue a buscarla una mujer; / cuando la tuvo delante, y olé, / se dijeron no sé qué. / De aquello que hablaron ninguno ha sabío / mas La Zarzamora lo dijo llorando / en una coplilla que pronto ha corrío / y que ya la gente la va publicando. / ¿Qué tiene La Zarzamora / que a todas horas / llora que llora por los rincones, / ella que siempre reía / y presumía de que partía los corazones? / Lleva anillo de casao, / me vinieron a decir, / pero ya lo había besao / y era tarde para mí. / Que publiquen mi pecao / y el pesar que me devora / y que todos me den de lao / al saber del querer desgraciao / que embrujó a La Zarzamora.

NAT KING COLE
      Junto a estas canciones folklóricas que entraban por nuestros aparatos de radio, vestidos de primorosa cretona, aunque lentamente ya iban apareciendo otras canciones, baladas primorosas, en voces como la de este estadounidense negro, con voz de seda, llamado Nat King Cole, que junto al éxito internacional de "Mona Lisa" (1950) nos dejó este bolero inolvidable, titulado "Perfidia", con letra y música de Alberto Domínguez:

      Nadie, comprende lo que sufro / yo canto, pues ya no puedo sollozar, / solo, temblando de ansiedad estoy, / todos, me miran y se van. / Mujer, si puedes tú con Dios hablar / pregúntale si yo alguna vez / te he dejado de adorar. / Y al mar, espejo de mi corazón, / las veces que me ha visto llorar / la perfídia de tu amor. / Te he buscado por dondequiera que yo voy / y no te puedo hallar. / Para qué quiero tus besos si tus labios / no me quieren ya besar. / Y tú, quién sabe por donde andarás, / quién sabe que aventura tendrás / que lejos estás de mí.

      Otra de las canciones que nos llegaron de fuera de nuestras fronteras, y que logró un éxito tremendo, fue la llamada "María Cristina me quiere gobernar", una guaracha compuesta en su letra y música por el cubano Benito Antonio Fernández Ortiz, más conocido como Ñico Saquito. ¿La recordáis? Seguro que sí, porque no cesaba de sonar en todas las emisoras de aquellos años. Su base es de una antigua canción de los rebeldes cubanos y la protagonista, aunque el autor decía que no, era la reina María Cristina, segunda mujer de Alfonso XII. Decía así, con su ritmo endiablado:

      María Cristina me quiere gobernar / y yo le sigo, le sigo la corriente / porque no quiero que diga la gente / que María Cristina me quiere gobernar ( bis). / Que vamos “ pa” la playa, allá voy. / Que coge la maleta, y la cojo. / Que tírate en la arena, y me tiro. / Que súbete en el puente, y me subo. / Que tírate en el agua, ¿En el agua? / ¡No , no, no, no, María Cristina , que no, que no, que no, que no! / ¡Ay! ¿ Por qué? / María Cristina me quiere gobernar , ¡oye!,me quiere gobernar. / ¡Que no, que no ! / María Cristina me quiere gobernar, / y yo le sigo, le sigo la corriente / porque no quiero que diga la gente / que María Cristina me quiere gobernar. / Que vamos para el río, allá voy. / Que súbete en la loma, y me subo. / Que baja de la loma, y me bajo. / Que quítate la ropa, me la quito. / Que tírate en el río, ¿En el río? / ¡No, no, no, no, María Cristina, que no, que no, que no, que no! / ¡Ay! ¿ Por qué? / María Cristina me quiere gobernar, ¡oye!, me quiere gobernar. / ¡Que no, que no! me quiere gobernar. / María Cristina me quiere gobernar / y yo le sigo, le sigo la corriente / porque no quiero que diga la gente / que María Cristina me quiere gobernar. / Que vamos “ pa” la casa , allá voy. / Que sube la escalera, y la subo. / Que métete en el baño, y me meto. / Que quítate la ropa, y me la quito. / Que báñate Manuel, ¿ Bañarme yo? / ¡No, no, no, no, María Cristina, que no, que no, que no, que no! / ¡Ay! ¿ Por qué? / María Cristina me quiere gobernar, ¡oye!, me quiere gobernar. / Que no, que no! me quiere gobernar. / No quiero yo, me quiere gobernar. / Que eres muy fresca, me quiere gobernar, / me quiere gobernar. / Yo no voy ya, me quiere gobernar. / No quiero yo, me quiere gobernar. / No me baño más, me quiere gobernar. / Que el agua está fría, me quiere gobernar. / De noche y de día, me quiere gobernar. / Agua “ pa” Mayeya, me quiere gobernar. / O para la sopa, me quiere gobernar. / Yo no soy “pescao”, me quiere gobernar. / Y nunca he “nadao”, me quiere gobernar. / El agua es muy rica, me quiere gobernar. / Es para beberla, me quiere gobernar. / Échate “p'allá”, me quiere gobernar. / No te aguanto más, me quiere gobernar. / Me voy de la casa, me quiere gobernar. / Y para el desierto, me quiere gobernar. / ¡Oh! Maria Cristina me quiere gobernar. / Yo no soy pingüino, me quiere gobernar. / ¡Y no me baño “na”! me quiere gobernar...

      Y así, así, hasta que se cansaba el cantante de añadir frases. Ni que decir tiene que algunos kilitos se perderían al acabar de bailar esta guaracha que nunca tenía fin.

1 comentario:

  1. Estimado Emilio.
    Dices en este artículo, refiriéndote a la canción de Ñico Saquito “María Cristina me quiere gobernar”: “Su base es de una antigua canción de los rebeldes cubanos y la protagonista, aunque el autor decía que no, era la reina María Cristina, segunda mujer de Alfonso XII”.
    Me gustaría saber por que desacreditas la versión del compositor respecto a la identificación de la tal María Cristina. Si hay alguna autoridad superior al propio compositor que cuestiona con buenos argumentos sus palabras, me gustaría conocerlos a ambos, autoridad y argumentos. Muchas gracias.

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