Decir bolero es recordar con sólo su pronunciación el nombre de Machín, aquel cubano con cara de hombre bueno que creó todo un universo con composiciones que siempre han permanecido en nuestra memoria. Cerca de dos mil temas llevó en sus labios quien se erigió desde siempre y para siempre en el rey de la canción melódica ente chachachás, habaneras, guajiras y boleros. Si lanzamos cualquier título al aire, seguro que lo recordamos, y difícil sería que no lo hubiésemos bailado en una u otra ocasión en fiestas familiares, bodas o bautizos, salones sabatinos o bailes en las azoteas vecinales. El recuerdo nos trae los nombres de "Gracias", "Madrecita", "Dos gardenias", "Angelitos negros", "El manisero", "Quizás", "Tengo una debilidad", "Aquellos ojos verdes", "Somos", "El huerfanito", "Corazón loco", "Ya sé que tienes novio", "Toda una vida", "Enamorados", "Espérame en el cielo", "Guantanamera", "Adoro", "Gracias", "Yo te diré", "Mira que eres linda", "Amor, no me quieras tanto", "Contigo en la distancia", "Perfidia", "Envidia"...
Antonio Lugo Machín nació en Sagua la Grande (Cuba), y aunque él siempre ocultaba la fecha de su nacimiento, bromeando con este dato, la partida de nacimiento situa tal fecha el 8 de febrero de 1903. Fue hijo de padre español, emigrante gallego, y de madre negra cubana. Desde pequeño sentía gran inclinación por la música y no desaprovechaba oportunidad alguna para unirse a cuantos grupos ambulantes de músicos pasaban por su ciudad. Fue el párroco de su pueblo y su propia madre quienes le animaron a estudiar canto, estando su padre en total desacuerdo. Hasta 1926 no tuvo la ocasión de viajar a La Habana, donde ya comienza a iniciarse como solista en algunos cafés acompañando al guitarrista Miguel Zaballa, logrando tal éxito con estas incursiones que, andando un poco de tiempo, fue el primer negro que actuó en el elitista Casino Nacional de La Habana, gracias a Don Azpiazu, director de la orquesta del Casino, que lo había escuchado cantar en un programa de radio. Fundó un sexteto y, por indicación del mismo Azpiazu, fue la primera vez que comenzó a cantar con maracas, que ya nunca dejaría. Estando en la orquesta del citado Azpiazu comenzó a grabar el año 1929, y ya incluye lo que serían importantes éxitos: "El berlingonero", "Amor sincero", "Avellana y maní", "Un beso quisiera", "No sangres, corazón" y, entre otras, años más tarde, "Aquellos ojos verdes", con letra del poeta Adolfo Utrera y música de Nilo Menéndez.
Esta canción la grabaron por primera vez el propio compositor y Ernesto Lecuona tocando los pianos, poniendo la voz también el propio poeta Adolfo Utrera. Más tarde la grabó el cantante mexicano Juan Arvizu, al que llamaban el "tenor de la voz de seda", en 1933. Este primer bolero de éxito mundial, fue versionado, aparte de Machín, por Nat King Cole, Rita Montaner, Bobby Breen, Los Panchos, Alfredo Kraus, José Carreras y Ray Connif, entre otros. El hermoso bolero decía así:
Fueron tus ojos / los que me dieron / el dulce alivio / de mi canción, / tus ojos verdes, claros, serenos, / ojos que han sido / mi inspiración. / Aquellos ojos verdes / de mirada serena / dejaron en mi alma / eterna sed de amar, / anhelos de caricias, / de besos y ternuras, / de todas las dulzuras / que sabían brindar. / Aquellos ojos verdes, / serenos como un lago, / en cuyas quietas aguas / un día me miré, / no saben la tristeza / que en mi alma han dejado, / aquellos ojos verdes / que yo nunca olvidaré.
Otro de los grandes éxitos de Machín, en este caso por cumbia, fue "El manisero", aunque al parecer la primera que lo hizo popular fue Rita Montaner en París, mientras él hizo lo propio en Nueva York acompañado por la orquesta de Azpiazu. Tras la separación de éste, el cantante cubano forma un cuarteto con el que actuaba indistintamente en La Habana y Nueva York, pasando de allí a Londres y después a París, donde se unió a la Orquesta Habana. De allí, temiendo el avance de los alemanes, se marchó el año 1939 a España, en la que tenía un hermano viviendo en Sevilla. De Barcelona, donde actuó en la sala "Shangai", se fue a Madrid en busca de trabajo para poder comer, saltando como espontáneo al escenario del "Conga" y apiadándose de él el actor de cine Fernando Sancho que logra introducirlo en la mejor sala de fiestas de Madrid, "Casablanca", logrando un gran éxito. Tras varias escapadas a la ciudad condal. Por fin se decide y el año 1942 ya estaba en Sevilla para trabajar en "Hernal", una cafetería que por la noche se convertía en sala de fiestas. En esta ciudad conocería a la que sería su mujer, María de los Ángeles Rodríguez, cordobesa avecindada en la capital de la Giralda, con la que contrajo matrimonio el 10 de junio de 1943.
Machín de nuevo comenzó a estar en boga y fue subiendo su prestigio por todas las capitales españolas, llevando en su repertorio "Aquellos ojos verdes", "Siempre estamos discutiendo", "Somos" y "Mira que eres linda", bolero de J. Brito:
Esta canción la grabaron por primera vez el propio compositor y Ernesto Lecuona tocando los pianos, poniendo la voz también el propio poeta Adolfo Utrera. Más tarde la grabó el cantante mexicano Juan Arvizu, al que llamaban el "tenor de la voz de seda", en 1933. Este primer bolero de éxito mundial, fue versionado, aparte de Machín, por Nat King Cole, Rita Montaner, Bobby Breen, Los Panchos, Alfredo Kraus, José Carreras y Ray Connif, entre otros. El hermoso bolero decía así:
Fueron tus ojos / los que me dieron / el dulce alivio / de mi canción, / tus ojos verdes, claros, serenos, / ojos que han sido / mi inspiración. / Aquellos ojos verdes / de mirada serena / dejaron en mi alma / eterna sed de amar, / anhelos de caricias, / de besos y ternuras, / de todas las dulzuras / que sabían brindar. / Aquellos ojos verdes, / serenos como un lago, / en cuyas quietas aguas / un día me miré, / no saben la tristeza / que en mi alma han dejado, / aquellos ojos verdes / que yo nunca olvidaré.
Otro de los grandes éxitos de Machín, en este caso por cumbia, fue "El manisero", aunque al parecer la primera que lo hizo popular fue Rita Montaner en París, mientras él hizo lo propio en Nueva York acompañado por la orquesta de Azpiazu. Tras la separación de éste, el cantante cubano forma un cuarteto con el que actuaba indistintamente en La Habana y Nueva York, pasando de allí a Londres y después a París, donde se unió a la Orquesta Habana. De allí, temiendo el avance de los alemanes, se marchó el año 1939 a España, en la que tenía un hermano viviendo en Sevilla. De Barcelona, donde actuó en la sala "Shangai", se fue a Madrid en busca de trabajo para poder comer, saltando como espontáneo al escenario del "Conga" y apiadándose de él el actor de cine Fernando Sancho que logra introducirlo en la mejor sala de fiestas de Madrid, "Casablanca", logrando un gran éxito. Tras varias escapadas a la ciudad condal. Por fin se decide y el año 1942 ya estaba en Sevilla para trabajar en "Hernal", una cafetería que por la noche se convertía en sala de fiestas. En esta ciudad conocería a la que sería su mujer, María de los Ángeles Rodríguez, cordobesa avecindada en la capital de la Giralda, con la que contrajo matrimonio el 10 de junio de 1943.
Machín de nuevo comenzó a estar en boga y fue subiendo su prestigio por todas las capitales españolas, llevando en su repertorio "Aquellos ojos verdes", "Siempre estamos discutiendo", "Somos" y "Mira que eres linda", bolero de J. Brito:
Mira que eres linda / qué preciosa eres, / verdad que en mi vida / no he visto muñeca / más linda que tú, / con esos ojazos / que parecen soles, / con esa mirada / siempre enamorada / con que miras tú. / Mira que eres linda, / qué preciosa eres / estando a tu lado / verdad que me siento / más cerca de Dios. / Porque eres divina, / tan linda y primorosa, / que solo una rosa / caída del cielo / fuera como tú.
Boleros, boleros y boleros, hermosísimos siempre en la voz de Antonio Machín, ese cubano que nos alegró con sus canciones los tristes días de la posguerra.
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