ALBERTO Y ASCEN EN LA MEMORIA
Dos cobardías, dos tiros, dos vacíos
a dos pasos de la Giralda erguida
en una madrugada ennegrecida
de un enero helado por dos fríos
charcos de sangre, que como dos ríos
morían casi en la mar, calle ceñida,
de aquel hogar donde tenían la vida,
sus hijos, esperanzas y sus bríos.
Hace diez años que pasó la historia
cuando Ascen y Alberto en la memoria
de todo el que se sienta ser humano
morían cobardemente asesinados
por las manos de etarras paniaguados
que enlutaron al pueblo sevillano.
Emilio Jiménez Díaz
Siempre lo echaremos de menos. Fue un ejemplo de honestidad, de trabajo, de amistad. Sentimos cuando se lo llevó el partido para otros trabajos, dejándonos en manos de un sucesor que en dos años no se enteró de donde estaba (otro más).
ResponderEliminarSu vil asesinato fue un mazazo. Con él muchos empezamos a creer en los políticos; tras él desapareció la esperanza...
Aciertas como siempre en tus sonetos, Emilio.
Este soneto, escrito cuando se cumplían los diez años de estos viles asesinatos, lo tenía perdido en un cajón. Hoy, cuando la vida de nuevo nos ofrece el recuerdo de Asen y Alberto en una fecha que jamás se borrará de nuestra memoria, he querido rescatarlo como homenaje a ellos. ¡Qué terrible mazazo, Ángel!
ResponderEliminarMe enteré de la noticia a primera hora de la mañana en Córdoba, pedí permiso a mi director y me trasladé a Sevilla en el AVE. Toda Sevilla lloraba sus muertes. Y toda Sevilla sigue llorándolas.
Yo también pienso, como Ángel, que es un soneto muy acertado en el día de hoy, aniversario del asesinato de Alberto y de Ascen. Como todos los años, su recuerdo está en la ciudad y, como siempre, no logramos entender qué consiguieron con sus muertes los asesinos.
ResponderEliminarNo sé cual hubiera sido su futuro político; si su partido, seguro de su categoría en todos los aspectos, lo hubiera destinado a puesto de responsabilidad cara a los ciudadanos (¡qué magnífico alcalde perdimos!) o, por lo mismo, lo hubieran acomodado lejos de Sevilla para que no sea "mal ejemplo"..., práctica muy generalizada.
ResponderEliminarDe una u otra manera, lo que consiguieron los viles asesinos es matar las esperanzas de tantos como veíamos en él al político honesto y capaz, demostrándonos que lo importante, también en política, es la calidad del indivíduo.
Él y Asen formaban una pareja entrañable a la que veíamos con sus hijos pequeños, los sábados a mediodía -antes de llegar como delegado a Triana-, hacer descanso fraterno en "Los Dos Hermanos". Así de cercanos y buena gente.
Nunca los olvidaremos
Ellos permanecerán siempre en nuestra memoria. Fue, tristemente, el día más luctuoso de Sevilla.
ResponderEliminar