viernes, 21 de enero de 2011

EL POETA DE LA SEMANA: JUAN SIERRA (7)

LA ESPERANZA DE TRIANA Y LA CÁRCEL DEL PÓPULO
(Recuerdo)

Han pasado las horas de naranjo negro y pedrería descalza. Las horas que mantienen colgada de un sueño de cera y claveles las voces de la gran madrugada.
En el ambiente de la Ciudad flota un cansancio de jardines cerrados que aspiran otra vez a renovarse.
Bajo el nublado de la aurora regresan a su casa los nazarenos del Gran Poder y del Calvario.
De pronto llega a nuestros sentidos gastados, pero alertas, una sensación de movilidad que se abre en colores libres, definidos...
Un costado de Sevilla se ha nimbado de luz... Allí el cielo dibuja ya un sol agudo, luminoso, en oro ancho y fresco, húmedo de río. En ese lado de la Sevilla frontera del agua, la Plaza de toros reluce con la nieve de los pueblos que llegaron al horizonte en las barcazas moradas del alba... Los panaderos de Alcalá llaman a todas las puertas...
La cofradía de San Jacinto, la Esperanza de Triana, camina de vuelta a su templo. El gentío bullanguero que la compaña, se ha condensado de pronto emocionadamente y guarda un silencio profundo... Es que ahora llega el paso de la Virgen ante la roja cárcel del Pópulo.
Hay un momento de expectación ruda, apremiante... Todas las miradas se dirigen hacia las rejas del viejo edificio. Entre los desconchados de aquella pena honda, sombría, ha salido una voz... Es un preso que canta.
Se ha parado la Virgen. La saeta gira tibia pero firme en la plata diluída del aire mañanero, mientras un rayo de sol pone su lumbre en la garita militar del muro.
La gente es sólo una masa agrupada en torno al frío de la emoción compasiva. Otro preso canta. La Virgen permanece quieta, escuchando ante aquellas rejas turbias, grises, contritas...
Más allá del puente, por las suavísimas colinas que circundan a la Ciudad, los cielos siguen dibujando la sangre del amanecer en oro ancho y fresco, húmedo de río, húmedo de lágrimas... Y el mes de abril se insinúa ya en las hojas de los árboles, verde y fuerte, como el color de las insignias de esa Cofradía que se llama la Esperanza de Triana.


Juan Sierra
"Palma y cáliz de Sevilla" (1944)

2 comentarios:

  1. ¡Qué grande Juan Sierra! Ayer pasé por su casa y releí la placa que lo recuerda. En un programa sobre nuestro barrio León entrevisté a su viuda y hablamos del libro de 1985.
    Recuerdo una fotografía de él, ya enfermo y casi ciego, que me emocionó; era un contraluz que iluminaba la silueta de su figura. Estaba sentado y envuelto en una bata de invierno; su rostro -de perfil- desolado se inclinaba, atraído por la palabra (o la música, quien sabe) que desde un transitor, sobre una pequeña mesa de camilla, acompañaba su soledad y desaliento verdaderamente conmovedores. ¡Con lo que era Juan Sierra!

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  2. Pues todavía no conocen los sevillanos a este gran poeta y gran caballero.
    Sabes que tuve una amistad muy entrañable con él y que en el año 1974 vino a mi propio trabajo a felicitarme por una elegía que dediqué a la muerte de mi padre y que salió editada en la revista "Rota y el Rosario". No olvidaré aquel día por el ánimo que me dio para que siguiera escribiendo.
    Y por supuesto recuerdo el homenaje que le ofrecimos en Río Grande.

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