A LA VIRGEN DE LOS REYES
¡Cómo suena en tu mañana
el repique de Sevilla!
¡Qué bien sentada en su silla
tu miel florida de grana!
¡Qué pura leyenda mana
tu joya de sol graciosa!
¡Qué trigo, que antigua rosa
tu semblante satisfecho!
¡Y cómo pesa en el pecho
tu Fe maciza y gloriosa!
El nardo de mis dolores
riégalo con tu hermosura,
mira que agosto es locura
de oro grabado en amores.
Tus celestes surtidores
den al muro que me encierra.
Refresca mi larga guerra
con tu pañuelo bordado
y sálvame del pasado
Virgen de cielos y tierra.
Sepultado estoy, Señora
de tanto agosto cercano.
En la tumba del verano
hay un silencio que llora.
Beba mi alma esta hora
en la talla de tu arcilla.
Con tu realeza amarilla
levántala poco a poco
y haz que cese el gran sofoco
de este vivir que me humilla.
Juan Sierra
"Álamo y cedro" (1982)
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