
Un color especial y cariñoso,
un paladar que gusta y embriaga.
El que lo saborea, siempre enjuaga
su lengua entre los labios. Aire hermoso
de armonías y gusto virtuoso
que en llegando a la boca se propaga,
cual la plata feliz de una tumbaga,
a los centros del alma, generoso.
Es la copa del alba, la mañana,
darle gracias a Dios por la ventana
de una aurora que está para el disfrute:
que anís toca la iglesia en su campana,
que anís va amaneciendo la mañana,
que el sol está naciendo y vive Rute.
Emilio Jiménez Díaz
un paladar que gusta y embriaga.
El que lo saborea, siempre enjuaga
su lengua entre los labios. Aire hermoso
de armonías y gusto virtuoso
que en llegando a la boca se propaga,
cual la plata feliz de una tumbaga,
a los centros del alma, generoso.
Es la copa del alba, la mañana,
darle gracias a Dios por la ventana
de una aurora que está para el disfrute:
que anís toca la iglesia en su campana,
que anís va amaneciendo la mañana,
que el sol está naciendo y vive Rute.
Emilio Jiménez Díaz
"El aguardiente en la copla" (2008)
Ilustración: Manuel Carballido
Ilustración: Manuel Carballido
Un soneto parecido dedicado a nuestro amigo de Carmona, el aguardentero de "Los Hermanos", estoy seguro de que lo agradecería tanto que lo veríamos enmarcado, y sería "parada" y lectura para los grupos que visitan la fábrica.
ResponderEliminarAlgo hay que dedicarle, tan sólo por el amor que le pone a todo cuanto hace.
ResponderEliminar