
Este libro del Cronista Oficial de Utrera, Manuel Morales Álvarez, es el resultado de la Ponencia que sobre los gitanos de Utrera ofreció el autor en la IV Semana de Estudios Flamencos celebrada en Málaga el mes de septiembre de 1967.
El libro es un acertadísimo trabajo de investigación y de vivencias propias en el que el autor recoge, por medio de cuatro apartados, la vida y costumbres de los gitanos utreranos, la localización de sus calles y barrios, sus costumbres, su religión, su cante, la población gitana, la opinión de Rodrigo Caro sobre los gitanos y, amén de los cantes básicos empleados por los gitanos de esta población, un análisis de los gitanos en la historia y la literatura, relatándonos la vida de los gitanos de Sevilla, Morón y Lebrija, así como la opinión de algunos tratadistas sobre el tema.
Libro que se deja leer de un tirón y que aporta mucha documentación sobre el tema.
Edita: Caja Rural de Utrera
El libro es un acertadísimo trabajo de investigación y de vivencias propias en el que el autor recoge, por medio de cuatro apartados, la vida y costumbres de los gitanos utreranos, la localización de sus calles y barrios, sus costumbres, su religión, su cante, la población gitana, la opinión de Rodrigo Caro sobre los gitanos y, amén de los cantes básicos empleados por los gitanos de esta población, un análisis de los gitanos en la historia y la literatura, relatándonos la vida de los gitanos de Sevilla, Morón y Lebrija, así como la opinión de algunos tratadistas sobre el tema.
Libro que se deja leer de un tirón y que aporta mucha documentación sobre el tema.
Edita: Caja Rural de Utrera
Ciudad: Utrera (Sevilla)-1994
Páginas: 102
Páginas: 102
ISBN: 84-606-2137-5
Depósito Legal: SE-1505-94
Depósito Legal: SE-1505-94
En relación con Utrera hay una cuestión que siempre me ha resultado muy curiosa. Durante unos años trabajé allí, como quizá sabéis, en un Instituto, dando clases de Geografía e Historia y también como Jefe de Estudios y Vicedirectora. Es una zona de familias trabajadoras. Puedo decir que no encontré ningún alumno que tuviera afición por el flamenco, ni nada parecido. Ni cante, ni baile, ni nada. Me hizo pensar aquello y a veces le doy vueltas todavía.
ResponderEliminarPues sí que es curioso. ¿Pasa lo mismo en tu instituto?
ResponderEliminarHay que considerar que cada nuevo flamenco que surge es un milagro. Yo veo las caras de esos milagros cuando escucho por primera vez a un cantaor, a un bailaor o a un guitarrista joven (también en femenino, claro). El que surjan nuevos valores es un prodigio divino, son como flores salvajes que crecen en los solares más secos... Así que hay que seguir creyendo en los prodigios.
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