sábado, 25 de diciembre de 2010

BUENOS DÍAS, SEÑORA ALCALDESA: VERSOS DE LA BIENVENIDA


De mayo a octubre del año 2000, por expreso deseo del entonces director de COPE Córdoba, Francisco Ortiz, intervine con unos versos jocosos, macarrónicos y sin pretensiones literarias, en un programa de actualidad ciudadana que dirigía el locutor Rafael González. A este espacio mío le pusimos el título de "Buenos días, señora alcaldesa", porque entonces Rosa Aguilar Rivero era quien regía los destinos de la ciudad, hasta que fichó por el PSOE, se marchó a Sevilla y, bueno, todos ustedes conocen la historia...

Yo he estado siempre muy vinculado a la ciudad califal muchos años antes de que mi empresa me destinase a ella, y en la que aún sigo viviendo. En ella recibí el Premio Nacional de Periodismo "Ricardo Molina" en 1983. He sido pregonero, dos veces, de la Exaltación de la Saeta (1980 y 2000). Ofrecí el Pregón Taurino de la Feria de Córdoba (1993). También el pregón de su Hermandad del Rocío (1997), y tuve el inmenso honor, equivalente a dar en Sevilla el pregón de la Semana Santa, de dar el Pregón de San Rafael (2005), en el que de manos de Rosa Aguilar recibí el precioso cordobán que preside uno de los mejores sitios de mi humilde casa. Quiere esto decir que ciertamente yo no era un desconocido en Córdoba. Por lo tanto, llegamos al acuerdo de que mi nombre no apareciese por ningún lado, y aunque era mi voz la que sonaba diariamente mi nombre se escondía bajo el muy útil "ciudadano Ramírez". De poco sirvió el invento, porque al poco tiempo todo el mundo sabía quién estaba detrás de ese seudónimo. Hasta la propia alcaldesa, que jamás me comentó nada del asunto.

La crítica que se hacía era sana y con guasa, y respondía a los problemas más latentes de la ciudad. Aunque muchos de vosotros no conozca Córdoba, estos poemillas no le van a resultar extraños porque son los problemas de todas las ciudades. De todas formas, para su mejor entendimiento, cada día haremos una entradilla del tema que se trata. Despúes de diez años emitidos en Radio Popular, he querido rescatar estos poemillas del olvido para que todos los blogueros los compartáis con una buena sonrisa.

Tengo que decir que mantuve siempre una excelente amistad con Rosa Aguilar, y justo es dejar escrito que fue una alcaldesa muy querida en Córdoba porque fue una mujer muy cercana al pueblo y una gran trabajadora en todas las áreas

De esta manera se presentó el primer programa:


VERSOS DE LA BIENVENIDA


A partir de ahora,
señora alcaldesa,
cuando se levante,
se bañe y se mude
-porque nadie dude
de su gran limpieza-,
y después se vaya
presta a la alcaldía,
sobre el mediodía
conecte la radio
de ondas hertzianas
-la Cadena Cope-
y escuche el saludo,
todas las mañanas,
alegre y a tope,
breve y puntiagudo,
de alguien que no es mudo
y quiere, a diario,
rezarle el rosario
con la letanía
que usted nos depare
en esas gestiones
y dos mil follones
que trae cada día.

Su gestión es buena:
allá está mi abrazo,
público y notorio,
limpio como un vaso.
Su gestión es mala
y huele a fracaso,
voy al escritorio,
saco el acebuche
y allá el estacazo.
A nadie he pegado,
señora alcaldesa,
pero, aunque sea en versos,
hágame usted caso.

Que la democracia
no es una falacia
ni un prometimiento,
que quien jura un cargo
hace un juramento
en nombre de todos
aquellos votantes
muy contentos antes
y, ahora, descontentos.
Porque la esperanza
nunca se les quite
cumpla las promesas
de las mil empresas
que en las alianzas
siempre se repite.

Por eso, señora,
déjeme que ahora
tome la palabra
y la puerta abra
de un rato de charla
desde esta emisora,
que un poco de parla
-aunque en versos sea-
siempre es necesario,
y aún más a diario,
porque colorea
de alguna manera
lo que el pueblo grita
y nadie se entera.

No soy agresivo,
señora alcaldesa,
mas no es un pasivo
quien su mano besa.
De Córdoba, todo
lo amo y lo veo,
lo siento, lo palpo,
lo escribo y lo leo.
Si hay mil defectos,
cura hay que ponerle,
que bozal al perro
cuando el perro muerde.
Si hay mil aciertos
-ojalá así fuera-,
un sincero aplauso
llegará a su vera,
manos encendidas
y no hacha de guerra
para aquel que hace
algo por su tierra.

Por eso, si alguno
de mis versos le hiere,
nunca considere
que es por fastidiarle
y por agraviarle
y ser importuno.
Es por animarle,
para que ninguno
de los ciudadanos
diga a su alcaldesa
que son muchos tiros
para pocas piezas,
que palabras: todas,
y obras ninguna,
que mucho bla-bla-bla
y mucha tribuna
y el tiempo pasando
con su cruel bravura,
Córdoba soñando
su historia moruna:
ciudad del pasado
y jamás futura.

De todo hablaremos,
mi apreciada Rosa:
de esto y de lo otro
y de muchas cosas:
de la Corredera,
de obras eternas,
y del tema ese:
la circulación,
-que es un caso breve
y muy especial,
que si te equivocas
de nuevo revocas
al hotel Meliá-.

Lo del giro a izquierda
también hay que hablarlo
y charlotearlo,
que de tanta izquierda,
que de tanta izquierda,
si no rectificas
te vas a la mierda.

Girando y girando,
y si no enderezas,
es que estás buscando
perder la cabeza,
lo que no es de sabios,
señora alcaldesa.

Tema a tema,
y sin atraso,
pegaremos un repaso
al alma de la ciudad
que usted, señora , dirige,
perdone que yo le aflige
si es que lo hace muy mal.
Que si lo hace muy bien,
como dije anteriormente,
esa es su obligación
como alcaldesa decente.
Y aunque quien cumple el deber
no necesita bodoques,
para que no se me apoque
le aplaudiré con placer
desde esta Cadena COPE
que le hablará sin joder.
Que bien se lo pase usted,
que me escuche cada día,
señora alcaldesa mía,
Joaquina Rosa Aguilar,
rendido estoy a sus pies,
Rosita de Alejandría.

Después de esta bienvenida,
pues el punto final viene,
para que no me condene
le versifica un saludo
el que de usted se despide,
un cordobés cojonudo:
el ciudadano Ramírez...


15 de mayo de 2000

2 comentarios:

  1. No olvido que algunos de estos versos radiofónicos, con son de tanguillos, te los escuché a través del teléfono. Y no dejo de asombrarme. Hay quien hasta respira asonantes y consonantes...
    Es fácil imaginar lo que supuso en Córdoba.

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  2. Emilio Jiménez Díaz25 de diciembre de 2010, 14:40

    Es un libro al que le tengo mucho cariño. Quisieron publicarlo, pero por respeto a mi amiga Rosa Aguilar me negué. Aquello se hizo para un programa radiofónico y ya está. Fueron ciento y pico de poemas, uno por día, con los que me divertí un montón escribiéndolos.
    Hoy lo traigo a este blog porque creo que estos poemas jocosos están tan vivos como antes y nadie se puede molestar a los diez años de su parida.

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