domingo, 7 de noviembre de 2010

POR DISTINTOS CAMINOS (46)


Atentas las pupilas a un Hong-Kong que siempre despierta con el trajinar incesante
de los barcos entre Tsim Sha Tsui y el Distrito Centro.
Para la breve travesía oriental, nada mejor que un guía amigo
y el sorbo internacional y refrescante de una Coca-Cola.

Parece que van pasando
y lo ven todo.

El ascua de las ciudades
deja en ellos sus rescoldos.

No hay olfato, oído, tacto...
sólo un manantial de ojos.

4 comentarios:

  1. Lo que tuviste que estudiar para estos versos... desde luego me parecen insólitos. Y no se puede dudar de que saliste muy airoso de la difícil prueba...

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  2. Emilio Jiménez Díaz8 de noviembre de 2010, 8:53

    Fue un más a más, pero era mi director general y no había forma de decirle que no.

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  3. Pues espero que te lo agradeciera... ¡Vaya trabajito que te encargó!

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  4. Después de algunos viajillos con él a todo tren, me regaló una valiosísima pluma Montblanc, que se la regalé a Myriam el día de su licenciatura.

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