Atentas las pupilas a un Hong-Kong que siempre despierta con el trajinar incesante
de los barcos entre Tsim Sha Tsui y el Distrito Centro.
Para la breve travesía oriental, nada mejor que un guía amigo
y el sorbo internacional y refrescante de una Coca-Cola.
Parece que van pasando
de los barcos entre Tsim Sha Tsui y el Distrito Centro.
Para la breve travesía oriental, nada mejor que un guía amigo
y el sorbo internacional y refrescante de una Coca-Cola.
Parece que van pasando
y lo ven todo.
El ascua de las ciudades
deja en ellos sus rescoldos.
No hay olfato, oído, tacto...
sólo un manantial de ojos.
El ascua de las ciudades
deja en ellos sus rescoldos.
No hay olfato, oído, tacto...
sólo un manantial de ojos.
Lo que tuviste que estudiar para estos versos... desde luego me parecen insólitos. Y no se puede dudar de que saliste muy airoso de la difícil prueba...
ResponderEliminarFue un más a más, pero era mi director general y no había forma de decirle que no.
ResponderEliminarPues espero que te lo agradeciera... ¡Vaya trabajito que te encargó!
ResponderEliminarDespués de algunos viajillos con él a todo tren, me regaló una valiosísima pluma Montblanc, que se la regalé a Myriam el día de su licenciatura.
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