y en cruz, trenzado, el amor
sobre una duna.
La una.
Y las dos.
Y a las tres,
La una.
Y las dos.
Y a las tres,
bajo un relente de pinos,
un no sé qué que pasó
por un camino.
A las cuatro
A las cuatro
-ya la noche más cansada-,
silencio y gozo de amor.
Y todo. Y nada.
Las cinco.
Las seis.
Y a las siete,
Y todo. Y nada.
Las cinco.
Las seis.
Y a las siete,
cuando el sol vino venciendo
los caminos de la luna,
amanecimos los dos
esperando que el reloj
diera de nuevo la una
para trenzarnos los dos
sobre la desierta duna,
sin temor.
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