La bandera, una bandera, según las definiciones de todos los diccionarios, es un trozo de tela, normalmente rectangular, que se utiliza para identificar o representar a una persona o grupo de personas, entre otras acepciones. Por eso de la identificación y representatividad, y porque la bandera demuestra un profundo sentimiento colectivo, bien sea de un país, de una institución, equipos deportivos, facultades, etc., la bandera, una bandera, más que un trozo de tela, se constituye en la afirmación pública de la representación de un indivíduo o de una colectividad.
Quien pone una bandera andaluza en el balcón de su casa, se reafirma en que se siente orgulloso de ser andaluz. Y hay que respetarlo. Quien hace lo mismo con una bandera del Betis o del Sevilla afirma su afición, el argumento de un sentimiento. Y hay que respetarlo. Es un hecho individual en la creencia de algo que es sagrado para él.
Quien pone una bandera andaluza en el balcón de su casa, se reafirma en que se siente orgulloso de ser andaluz. Y hay que respetarlo. Quien hace lo mismo con una bandera del Betis o del Sevilla afirma su afición, el argumento de un sentimiento. Y hay que respetarlo. Es un hecho individual en la creencia de algo que es sagrado para él.
Pero cuando a una bandera se le pierde el respeto, tal la sentada de nuestro ahora presidente Zapatero ante la de Estados Unidos, y más en un desfile militar de nuestro país, se está ofendiendo a toda una nación. Los símbolos oficiales, representados en una bandera, en un trozo de tela, pero con marcada singularidad, tienen atrás una gran historia de vidas que se perdieron dando la vida por ella, defendiendo con ella como protagonista el espacio de un territorio o la libertad, o unos sentimientos heredados, o un recuerdo profundo de algo ganado o perdido.
En el ayuntamiento de Sevilla, en cuyo balcón están las tres banderas que nos representan: España, Andalucía y la de la propia ciudad, alguien ha querido poner en su frontispicio la bandera simbólica del colectivo gay que, con todos mis respetos, representa a una mínima parte de los ciudadanos, respetables, sin duda, en su opción sexual, tan de moda en estos tiempos. Mas lo que no puede hacer el ayuntamiento que representa a todos los ciudadanos es singularizar con una bandera el interés de un colectivo minoritario, a menos que se acuerde por mayoría en un Pleno añadir a la leyenda de la ciudad de Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Maria Ciudad de Sevilla los de Muy Homosexual y Lesbiana.
En el ayuntamiento de Sevilla, en cuyo balcón están las tres banderas que nos representan: España, Andalucía y la de la propia ciudad, alguien ha querido poner en su frontispicio la bandera simbólica del colectivo gay que, con todos mis respetos, representa a una mínima parte de los ciudadanos, respetables, sin duda, en su opción sexual, tan de moda en estos tiempos. Mas lo que no puede hacer el ayuntamiento que representa a todos los ciudadanos es singularizar con una bandera el interés de un colectivo minoritario, a menos que se acuerde por mayoría en un Pleno añadir a la leyenda de la ciudad de Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Maria Ciudad de Sevilla los de Muy Homosexual y Lesbiana.
Esa bandera no representa a la gran mayoría de sevillanos y jamás se debería haber puesto. Si algunos miembros/as de la corporación edilicia tienen esta opción sexual, los respeto, faltaría más, pero dicha bandera deben ponerla en el balcón... de sus casas, no en el de la Casa de todos. Jamás debe colocarse una bandera de este tipo como símbolo de una ciudad en la que, por fortuna, aún quedamos muchos varones y hembras que nunca hemos salido de los armarios porque nunca hemos estado dentro de ellos.
(Fotografía gentileza de Elisa Santos Donaire para este blog)
(Fotografía gentileza de Elisa Santos Donaire para este blog)
Y lo mejor de todo es que el "acto cultural" del "día del orgullo gay" ha estado subvencionado por el Ayuntamiento de Sevilla, la Diputación y la Delegación de Igualdad de la Junta de Andalucía; algunos medios hablan de un costo cercano a los 100.000 euros, de los que directamente el ayuntamiento ha destinado 30.000 euros, aparte los gastos generados por la propia infraestructura del acto. La Junta de Andalucía, en un nuevo acto de generosidad, repartió entre los asistentes miles de condones y bolsitas de gel lubricante. Estos mismos son los que han bajado el sueldo a los funcionarios, nos han subido el IVA y nos tienen fritos a multas e impuestos indirectos.
ResponderEliminarComo sevillano, exijo al alcalde que me explique cuál es el significado de poner esa bandera en la fachada principal de nuestro ayuntamiento.
A partir de ahora, por el frontón de nuestra Casa Consistorial, tendrán que pasar banderas para todos los gustos porque lo mismo que respetamos la libertad sexual, tendremos que respetar la religiosa y la política de muchos colectivos minoritarios.
Quitan los crucifijos de las escuelas y de todos los sitios oficiales porque puede molestar a otras religiones, y sin embargo hacen ondear al aire la bandera de un colectivo afortunadamente muy minoritario. ¡Jamás llegaré a entenderlo! Y encima una cabalgata del orgullo gay mejor que la de los Reyes Magos. ¡Son unos genios para acaparar votos!
ResponderEliminarReconocer derechos de las minorías no significa el desprecio más absoluto a la mayoría. Con ese desmedido afán por ganar votos para no perder la poltrona de oro conseguirán perderlo todo; la izquierda no es esto. Y no lo quiero para mis hijos y nietos. Van por el camino más corto para autodestrucción y no se dan cuenta. Y enfrente ya vemos lo que hay... Estamos en un callejón sin salida.
ResponderEliminarEstán dando palos de ciegos desde hace muchos años. Es lo que tú bien dices: un absoluto desprecio a la mayoría. Cuando se den cuenta sólo van a tener los votos de homosexuales y lesbianas y el de los paniaguados por ellos en miles de carguetes. Miedo me dan las municipales del año que viene.
ResponderEliminarAlguna explicación tiene que haber detrás de la alegre bandera. A mé me gusta esa bandera porque no lo parece, aunque represente a muchos que tampoco lo parecen. Como bien dices, Emilio, se trata de una minoría. Entonces, ¿a qué viene preocuparse por ellos? Y continua José Luis comentando lo que han costado todos los actos. Por último, Ángel nos lleva hacia el terreno político, pero propongo dar un paso más allá: el puto dinero. Este fin de semana los hoteles de Sevilla estaban casi al 100%. Esto es lo que más interesa, la economía. Las minorías, los votos y las ideas se quedan muy atrás porque esa banderita colgada en la fachada principal no es más que un simple reclamo de feria. Una pena, pero en un sistema capitalista, lo que importa es lo que importa.
ResponderEliminarEvidentemente yo no me preocupo por la minoría, sí de que un ayuntamiento se salte a la torera cuando le apetece las más básicas normas de protocolo sobre los símbolos. Hay una minoría falangista y franquista y leninista. ¿Se atreverían a poner este tipo de banderas?
ResponderEliminarLo que quería decir es que al ayuntamiento le importa menos la minoría gay que los ingresos que reporta, y, además, le trae sin cuidado las normas de protocolo y el significado de una bandera. La Casa de todos convertida en un estand.
ResponderEliminarEso está clarísimo, claro que sí, Rafa.
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