A Marifé le encantaban todos los poemas de Rafael de León que, además, eran cien por cien musicables. De ahí que ella se empeñara en grabar "Esclava de tu amor" (1971) con música del maestro Solano, un hermoso poema del que ella hizo una magistral canción. Como siempre:
A veces se me seca la saliva,/ y lloro como un niño abandonado,/ pues tengo el corazón en carne viva/ por culpa de tu amor desesperado./ Por culpa de tu amor, que es mi bandera,/ mi cielo, mi arcoiris, mi martirio,/ el mejor callejón de mi ceguera,/ y el monte de pasión de mi delirio.// A nadie, a nadie digo ser tu compañera,/ que vivo, que vivo en tu cariño prisionera./ Y esclava de este amor que me disloca,/ y esclava de este amor que me disloca,/ no dejo en mi silencio de quererte./ Mas nunca, ni a la hora de la muerte/ se escapará tu nombre de mi boca,/ se escapará tu nombre de mi boca.
Un tema como "Me embrujaste", que interpretó maravillosamente bien Conchita Piquer y que estrenó en su espectáculo "Puente de coplas" (1957), una canción hermosísima de Quintero, León y Quiroga, versionada por muchísimos artistas llegando hasta nuestros días en las voces de Carlos Cano y Martirio, no quiso dejársela pasar Marifé de Triana para demostrar el derroche equilibrado de energía que poseía, incluyéndola en un disco de 1970 dejándole su especial sello:
No sé por dónde me vino/ este querer sin sentir,/ ni sé por qué desatino/ todo cambió para mí./ ¿Por qué hasta el alma se me iluminó/ con luces de auroras al anochecer?/ ¿Por qué hasta el pulso se me desbocó/ y toda mi sangre se puso de pie?// Me miraste, me miraste,/ y toda mi noche oscura de penas/ ardió de luceros./ Me embrujaste, me embrujaste,/ y un río de coplas cantó por mis venas/ tu amor verdadero./ ¿Si estaré, mi Dios soñando/ y tendré que despertar?/ Lo que a mí me está pasando/ no es mentira ni verdad./ ¿Qué me diste? ¿Que me diste/ que así me has cambiao/ de nieve en hoguera/ de roja pasión?/ No me alejes de tu vera/ que sin ti no hay pa mí remisión./ ¿No estás viendo que al llamarte como loca/ desde el alma hasta la boca/ se me sube el corazón?// No sé si hay otra que quiera/ con la pasión que yo a ti./ Vivir de esta manera/ más que vivir es morir./ ¿Por qué despierto temblando, azogá,/ y miro a la calle desierta sin luz?/ ¿Por qué yo tengo la corazoná/ de que vas a darme sentencia de cruz?// Me miraste, me miraste,/ y al punto mis ojos de frente a los tuyos/ brillaron de celo./ Me embrujaste, me embrujaste/ e igual que de arena mis torres de orgullo/ vinieron al suelo./ Si será de brujería/ el metal de tu querer,/ que la luz de mi alegría/ la oscurece tu poder./ ¿Qué me diste? ¿Qué me diste/ que así me has cambiao/ de nieve en hoguera/ de roja pasión?/ No me alejes de tu vera,/ que sin ti no hay pa mí remisión./ ¿No estás viendo que al llamarte como loca/ desde el alma hasta la boca/ se me sube el corazón?
Una maravillosa canción por tientos que Marifé de Triana escenifica de manera prodigiosa, con el temperamento que reclaman la música y la letra. Lo mismo ocurría cada vez que interpretaba la canción "Tres puñales", letra que Rafael de León incluiría en sus "Poemas de amor y desengaño" y que más tarde musicase el maestro Solano. Marifé de Triana la grabó con la firma Columbia el año 1964. El pasado año, en su álbum "Las coplas del querer" hizo una excelente versión el cantaor Miguel Poveda. El poeta la tituló inicialmente "Baladilla de los tres puñales":
He comprado tres puñales/ para que me des la muerte...// El primero, indiferencia,/ sonrisa que va y que viene/ y que se adentra en la carne/ como una rosa de nieve./ El segundo, de traición;/ mi espalda ya lo presiente,/ dejando sin primaveras/ un árbol de venas verdes./ Y el último acero frío,/ por si valentía tienes/ y me dejas cara a cara,/ amor, de cuerpo presente.// He comprado tres puñales/ para que me des la muerte...
Otra de esas composiciones que siempre se quedaron eterna en la historia de la copla es esta zambra titulada"Tengo Miedo", de Rafael de León y el maestro Solano. Grabada en principio por Lola Flores en 1964, con ese temperamento racial que ella le daba a las canciones de su repertorio, Marifé de Triana no la lleva al microsurco, con la discográfica Columbia, hasta 1967, realizando una versión genial en la cual se apoyaría años más tarde, para hacer otra magnífica versión, la gran cantaora Rocío Jurado:
Cuando de veras se quiere/ el miedo es tu carcelero,/ y el corazón se te muere/ si no te dicen te quiero./ Y cualquier cosa te hiere/ como a mí me está pasando,/ que me despierto llorando/ con temblores de agonía,/ porque tus ojos, mi vía,/ y ese color de tu pelo/ aun dormida me dan celos,/ gitano, gitano del alma mía.// Miedo, tengo miedo,/ miedo de quererte./ Miedo, tengo miedo,/ miedo de perderte./ Sueño noche y día/ que sin ti me quedo./ Tengo, vida mía,/ miedo, mucho miedo.// Tiemblo de verme contigo/ y tiemblo si no te veo./ Este queré es un castigo,/ castigo que yo deseo./ Yo en tus palabras no creo/ ni en las mías tú tampoco./ Por tu avenate de loco/ ya me duele el pensamiento/ de este puñal que presiento/ que llenará de agonía/ tu alegría y mi alegría,/ gitano, gitano de mis tormentos.// (Refrán).
Atrás quedaron los años de la pobreza, del hambre, de las turnés con la familia "Los Astur" por las aldeas y viajando en carros, pasando el platillo para intentar que algo entrase en la boca. Atrás el Teatro Chino de Manolita Chen, el desastre del pobre espectáculo "Polizones del cante"...
Ella, con la ayuda primera del dadivoso maestro Gordillo, fue labrándose poco a poco su porvenir con aquella "Torre de Arena" que es todo un memorial de la copla. Marifé ha logrado las cotas más altas en este mundo singular del espectáculo. Fue envidiada, pero ella a nadie envidió, ya que bien sabía que donde ella llegaba con la voz era imposible que lo hiciese otra y que, aunque no era mujer de cine, ni tenía la belleza de otras cancionistas, su poder dramático de la copla no lo superaba nadie. 87 discos y 570 canciones avalan un recorrido impecable.
No le hizo falta "lazos" ni "distinciones", sólo necesitaba a su público, al que se entregaba como si cada vez fuese su última actuación en un escenario. Un homenaje en su tierra natal de Burguillos con la rotulación de una calle, y una placa en la calle Alfarería, colocada el año pasado, donde vivió su infancia trianera, han sido sus mejores premios. Tal vez los premiados hemos sido nosotros, los amantes de la copla, por haber tenido la suerte de que naciera una mujer como ella para alegrarnos muchos años de nuestra vida.
(En la fotografía, Marifé de Triana)
A veces se me seca la saliva,/ y lloro como un niño abandonado,/ pues tengo el corazón en carne viva/ por culpa de tu amor desesperado./ Por culpa de tu amor, que es mi bandera,/ mi cielo, mi arcoiris, mi martirio,/ el mejor callejón de mi ceguera,/ y el monte de pasión de mi delirio.// A nadie, a nadie digo ser tu compañera,/ que vivo, que vivo en tu cariño prisionera./ Y esclava de este amor que me disloca,/ y esclava de este amor que me disloca,/ no dejo en mi silencio de quererte./ Mas nunca, ni a la hora de la muerte/ se escapará tu nombre de mi boca,/ se escapará tu nombre de mi boca.
Un tema como "Me embrujaste", que interpretó maravillosamente bien Conchita Piquer y que estrenó en su espectáculo "Puente de coplas" (1957), una canción hermosísima de Quintero, León y Quiroga, versionada por muchísimos artistas llegando hasta nuestros días en las voces de Carlos Cano y Martirio, no quiso dejársela pasar Marifé de Triana para demostrar el derroche equilibrado de energía que poseía, incluyéndola en un disco de 1970 dejándole su especial sello:
No sé por dónde me vino/ este querer sin sentir,/ ni sé por qué desatino/ todo cambió para mí./ ¿Por qué hasta el alma se me iluminó/ con luces de auroras al anochecer?/ ¿Por qué hasta el pulso se me desbocó/ y toda mi sangre se puso de pie?// Me miraste, me miraste,/ y toda mi noche oscura de penas/ ardió de luceros./ Me embrujaste, me embrujaste,/ y un río de coplas cantó por mis venas/ tu amor verdadero./ ¿Si estaré, mi Dios soñando/ y tendré que despertar?/ Lo que a mí me está pasando/ no es mentira ni verdad./ ¿Qué me diste? ¿Que me diste/ que así me has cambiao/ de nieve en hoguera/ de roja pasión?/ No me alejes de tu vera/ que sin ti no hay pa mí remisión./ ¿No estás viendo que al llamarte como loca/ desde el alma hasta la boca/ se me sube el corazón?// No sé si hay otra que quiera/ con la pasión que yo a ti./ Vivir de esta manera/ más que vivir es morir./ ¿Por qué despierto temblando, azogá,/ y miro a la calle desierta sin luz?/ ¿Por qué yo tengo la corazoná/ de que vas a darme sentencia de cruz?// Me miraste, me miraste,/ y al punto mis ojos de frente a los tuyos/ brillaron de celo./ Me embrujaste, me embrujaste/ e igual que de arena mis torres de orgullo/ vinieron al suelo./ Si será de brujería/ el metal de tu querer,/ que la luz de mi alegría/ la oscurece tu poder./ ¿Qué me diste? ¿Qué me diste/ que así me has cambiao/ de nieve en hoguera/ de roja pasión?/ No me alejes de tu vera,/ que sin ti no hay pa mí remisión./ ¿No estás viendo que al llamarte como loca/ desde el alma hasta la boca/ se me sube el corazón?
Una maravillosa canción por tientos que Marifé de Triana escenifica de manera prodigiosa, con el temperamento que reclaman la música y la letra. Lo mismo ocurría cada vez que interpretaba la canción "Tres puñales", letra que Rafael de León incluiría en sus "Poemas de amor y desengaño" y que más tarde musicase el maestro Solano. Marifé de Triana la grabó con la firma Columbia el año 1964. El pasado año, en su álbum "Las coplas del querer" hizo una excelente versión el cantaor Miguel Poveda. El poeta la tituló inicialmente "Baladilla de los tres puñales":
He comprado tres puñales/ para que me des la muerte...// El primero, indiferencia,/ sonrisa que va y que viene/ y que se adentra en la carne/ como una rosa de nieve./ El segundo, de traición;/ mi espalda ya lo presiente,/ dejando sin primaveras/ un árbol de venas verdes./ Y el último acero frío,/ por si valentía tienes/ y me dejas cara a cara,/ amor, de cuerpo presente.// He comprado tres puñales/ para que me des la muerte...
Otra de esas composiciones que siempre se quedaron eterna en la historia de la copla es esta zambra titulada"Tengo Miedo", de Rafael de León y el maestro Solano. Grabada en principio por Lola Flores en 1964, con ese temperamento racial que ella le daba a las canciones de su repertorio, Marifé de Triana no la lleva al microsurco, con la discográfica Columbia, hasta 1967, realizando una versión genial en la cual se apoyaría años más tarde, para hacer otra magnífica versión, la gran cantaora Rocío Jurado:
Cuando de veras se quiere/ el miedo es tu carcelero,/ y el corazón se te muere/ si no te dicen te quiero./ Y cualquier cosa te hiere/ como a mí me está pasando,/ que me despierto llorando/ con temblores de agonía,/ porque tus ojos, mi vía,/ y ese color de tu pelo/ aun dormida me dan celos,/ gitano, gitano del alma mía.// Miedo, tengo miedo,/ miedo de quererte./ Miedo, tengo miedo,/ miedo de perderte./ Sueño noche y día/ que sin ti me quedo./ Tengo, vida mía,/ miedo, mucho miedo.// Tiemblo de verme contigo/ y tiemblo si no te veo./ Este queré es un castigo,/ castigo que yo deseo./ Yo en tus palabras no creo/ ni en las mías tú tampoco./ Por tu avenate de loco/ ya me duele el pensamiento/ de este puñal que presiento/ que llenará de agonía/ tu alegría y mi alegría,/ gitano, gitano de mis tormentos.// (Refrán).
Atrás quedaron los años de la pobreza, del hambre, de las turnés con la familia "Los Astur" por las aldeas y viajando en carros, pasando el platillo para intentar que algo entrase en la boca. Atrás el Teatro Chino de Manolita Chen, el desastre del pobre espectáculo "Polizones del cante"...
Ella, con la ayuda primera del dadivoso maestro Gordillo, fue labrándose poco a poco su porvenir con aquella "Torre de Arena" que es todo un memorial de la copla. Marifé ha logrado las cotas más altas en este mundo singular del espectáculo. Fue envidiada, pero ella a nadie envidió, ya que bien sabía que donde ella llegaba con la voz era imposible que lo hiciese otra y que, aunque no era mujer de cine, ni tenía la belleza de otras cancionistas, su poder dramático de la copla no lo superaba nadie. 87 discos y 570 canciones avalan un recorrido impecable.
No le hizo falta "lazos" ni "distinciones", sólo necesitaba a su público, al que se entregaba como si cada vez fuese su última actuación en un escenario. Un homenaje en su tierra natal de Burguillos con la rotulación de una calle, y una placa en la calle Alfarería, colocada el año pasado, donde vivió su infancia trianera, han sido sus mejores premios. Tal vez los premiados hemos sido nosotros, los amantes de la copla, por haber tenido la suerte de que naciera una mujer como ella para alegrarnos muchos años de nuestra vida.
(En la fotografía, Marifé de Triana)
Cada vez que recuerdo aquella pantomima coplera de la Expo que se llamó "Azabache" y que costó lo que nadie sabe, siento de nuevo lo que sentí entonces: Pena. Una Imperio Argentina en pleno ocaso, una "estrella" joven con dos buenos "motivos", otra a la que llamaron "la más grande" (grande la bolsa que se llevó)y no sé quien más... ¿y Marifé? Ella no estaba en la órbita imperante; no presumía de nada y aquí hay que presumir... o sacar el carnet.
ResponderEliminarNo sé si recordarás mi artículo en "Sevilla Flamenca" "Azabache o carbón". Marifé no comulgaba con estas historias. Pero ha sido la mejor cantaora de toda la historia de la copla y la persona de más humanidad que he conocido en ese mundillo. ¡Ah, y sin pelos en la lengua!
ResponderEliminarPues por eso, Emilio. Sé que te revelaste contra aquella pantomima que costó una pasta gansa sólo en trajes de una diseñadora italiana y en contratar a un director que trataba de enseñar a mover las manos a... Imperio Argentina (¡qué cosas!, como para olvidarlo). La Expo fue una fábrica ricos a costa de unos políticos pánfilos.
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