Ya vamos a entrar en unos tiempos en los que apenas si quedan sólo leves recuerdos de los anteriores. Con el trío Valverde, León y Quiroga casi toda la copla se "andaluza", llenando sus ecos los teatros y más tarde los cines, ya que, dependiendo de los éxitos, estos solían llevarse a la gran pantalla. Esto ocurrió en muchísimas ocasiones desde 1930 hasta aproximadamente 1950. En sus inicios tenemos los claros ejemplos de Estrellita Castro con "Rosario la cortijera" (1935), "Mariquilla Terremoto" (1938), "Suspiros de España" (1938), "El barbero de Sevilla" (1938), "Claveles de Andalucía" -subtitulada como "Los hijos de la noche"- (1941), o "Torbellino" (1941). Lo mismo le ocurrió a la gran Imperio Argentina con "La hermana San Sulpicio" (1928 en versión muda y 1934 en versión sonora), "Los claveles de la Virgen" (1928), "Su noche de bodas" (1931), "Lo mejor es reír" (1931), "Nobleza baturra" (1934) o la muy célebre "Morena Clara", una comedia de Antonio Quintero que se estrenaría en 1936, entre muchísimas más artistas y filmes.
Siempre estas películas estaban llenas de canciones que daban texto y pretexto al guión, escrito expresamente para la artista elegida, como así ocurre con la canción "Ole, catapum", de Rafael de León y el maestro Quiroga, incluida en la película "Goyescas", y que interpretó Imperio Argentina:
Unos ojos muy negros van por El Prado,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ van por El Prado./ Y yo, al ver su negrura,/ me he desmayado,/ me he desmayado./ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ Traedme sales y agua de mayo,/ y agua de mayo/ para que vuelva pronto de mi desmayo./ Que me han herido,/ que me han herido,/ unas pestañas negras como el olvido/ y me han matado,/ y me han matado,/ los ojos de aquel hombre/ que vi en El Prado./ Bajando por el Arco de Cuchilleros,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ de Cuchilleros,/ me han besado los labios de un arriero,/ de un arriero./ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ Y de besarme, luego he notado, luego he notado/ que eran los mismos ojos que vi en El Prado./ Me ha vuelto loca, me ha vuelto loca,/ el beso que a traiciones me dio su boca/ y desde entonces está que trilla/ que pierde a cada paso la redecilla./ La otra noche en el baile me he columpiado,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapúm, pum, pum!/ me he columpiado,/ por culpa de los ojos de un embozado,/ de un embozado,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapúm, pum, pum!/ Pues tras la capa, qué coincidencia,/ qué coincidencia,/ estaba la sonrisa de Su Excelencia./ Caray, señores, qué maravilla/ que los corregidores gasten patillas,/ para que luego tras del embozo/ confunda yo sus ojos con los de un mozo.
También fue Imperio Argentina quien interpretó la película "Carmen la de Triana", rodada en Berlín en 1939 y estrenada en el Palacio de la Prensa de Madrid, y quien incluyó en ella una canción antigua por bulerías, reversionada con letra de Perelló y música de Mostazo, llamada "Los Piconeros":
Ya se ocultó la luna/ luna lunera./ Ya ha abierto su ventana/ la piconera,/ la piconera, mare./ Y el piconero/ va a la sierra cantando/ con el lucero,/ con el lucero.// Ya viene el día,/ ya viene, mare./ Ya viene el día,/ ya viene, mare,/ alumbrando sus claras/ los olivares./ Alumbrando su cara/ los olivares./ Ay, que me diga que sí,/ ay, que me diga que no./ Como no la ha querío ninguno/ la quiero yo./ Mi piconera, como el picón,/ por tu culpa, culpita, yo tengo/ negro, negrito, mi corazón.// Faja de seda lleva/ mi piconera/ y un marsellés bordao/ de terciopelo,/ de terciopelo, mare./ Y en el sombrero/ una cinta que dice:/ ¡Por ti me muero,/ por ti me muero!// (Refrán).
En la misma película incluyó una zambra titulada "Triana, Triana", con letra de Antonio García Padilla "Kola" -padre de Carmen Sevilla-, y música de Mostazo y Molleda, que tenía un hermoso estribillo: Soleares trianeras,/ quejíos del alma son,/ en la copla que te canto/ yo pongo mi corazón./ Triana, ay, mi Triana,/ de tu río en su cristal/ muchas noches me miré...
Una de las canciones que después serían de las más versionadas fue la zambra "Antonio Vargas Heredia", también incluida en la misma película. La letra era de Oliva, y la música de Mostazo y Merenciano. Una de las mejores versiones la realizó en nuestros días el cantautor granadino, tristemente desaparecido, Carlos Cano:
Unos ojos muy negros van por El Prado,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ van por El Prado./ Y yo, al ver su negrura,/ me he desmayado,/ me he desmayado./ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ Traedme sales y agua de mayo,/ y agua de mayo/ para que vuelva pronto de mi desmayo./ Que me han herido,/ que me han herido,/ unas pestañas negras como el olvido/ y me han matado,/ y me han matado,/ los ojos de aquel hombre/ que vi en El Prado./ Bajando por el Arco de Cuchilleros,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ de Cuchilleros,/ me han besado los labios de un arriero,/ de un arriero./ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ Y de besarme, luego he notado, luego he notado/ que eran los mismos ojos que vi en El Prado./ Me ha vuelto loca, me ha vuelto loca,/ el beso que a traiciones me dio su boca/ y desde entonces está que trilla/ que pierde a cada paso la redecilla./ La otra noche en el baile me he columpiado,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapúm, pum, pum!/ me he columpiado,/ por culpa de los ojos de un embozado,/ de un embozado,/ ¡Ole catapum, pum, pum!/ ¡Ole catapúm, pum, pum!/ Pues tras la capa, qué coincidencia,/ qué coincidencia,/ estaba la sonrisa de Su Excelencia./ Caray, señores, qué maravilla/ que los corregidores gasten patillas,/ para que luego tras del embozo/ confunda yo sus ojos con los de un mozo.
También fue Imperio Argentina quien interpretó la película "Carmen la de Triana", rodada en Berlín en 1939 y estrenada en el Palacio de la Prensa de Madrid, y quien incluyó en ella una canción antigua por bulerías, reversionada con letra de Perelló y música de Mostazo, llamada "Los Piconeros":
Ya se ocultó la luna/ luna lunera./ Ya ha abierto su ventana/ la piconera,/ la piconera, mare./ Y el piconero/ va a la sierra cantando/ con el lucero,/ con el lucero.// Ya viene el día,/ ya viene, mare./ Ya viene el día,/ ya viene, mare,/ alumbrando sus claras/ los olivares./ Alumbrando su cara/ los olivares./ Ay, que me diga que sí,/ ay, que me diga que no./ Como no la ha querío ninguno/ la quiero yo./ Mi piconera, como el picón,/ por tu culpa, culpita, yo tengo/ negro, negrito, mi corazón.// Faja de seda lleva/ mi piconera/ y un marsellés bordao/ de terciopelo,/ de terciopelo, mare./ Y en el sombrero/ una cinta que dice:/ ¡Por ti me muero,/ por ti me muero!// (Refrán).
En la misma película incluyó una zambra titulada "Triana, Triana", con letra de Antonio García Padilla "Kola" -padre de Carmen Sevilla-, y música de Mostazo y Molleda, que tenía un hermoso estribillo: Soleares trianeras,/ quejíos del alma son,/ en la copla que te canto/ yo pongo mi corazón./ Triana, ay, mi Triana,/ de tu río en su cristal/ muchas noches me miré...
Una de las canciones que después serían de las más versionadas fue la zambra "Antonio Vargas Heredia", también incluida en la misma película. La letra era de Oliva, y la música de Mostazo y Merenciano. Una de las mejores versiones la realizó en nuestros días el cantautor granadino, tristemente desaparecido, Carlos Cano:
Con un clavel grana sangrando en la boca,/ con una varita de mimbre en la mano,/ por una verea que llega hasta el río,/ iba Antonio Vargas Heredia, el gitano./ Entre los naranjos la luna lunera/ ponía en su frente la luz de azahar/ y cuando apuntaban las claras del día/ llevaba reflejos de verde olivar./ Antonio Vargas Heredia,/ flor de la raza calé,/ cayó el mimbre de tu mano/ y de tu boca el clavel,/ y de tu boca el clavel.// De Puente Genil a Lucena,/ de Loja a Benamejí,/ las mocitas de Sierra Morena/ se mueren de pena,/ llorando por ti./ Antonio Vargas Heredia,/ se mueren de pena/ llorando por ti.// Es Antonio Vargas Heredia el gitano,/ el más arrogante y el mejor plantao/ y por los contornos de Sierra Morena/ no lo hubo más bueno, más guapo y honrao./ Pero por culpita de una hembra gitana/ su faca en el pecho de un hombre se hundió./ Los celos malditos nublaron sus ojos/ y preso en la trena de rabia lloró.// (Refrán).
Si observan mis blogueros y comparan ésta con la letra de "Los piconeros", la reiteración de imágenes se repite, además de convertirse en un recurso sin ningún mérito poético. La luna lunera no sólo se da en estas dos ocasiones de distintos autores, sino en muchas más que iremos analizando a su tiempo. Además, en el texto de esta copla, hay un error de bulto en cuanto a la situación geográfica del tema. Si la acción se desarrolla entre Puente Genil, Lucena, Loja y Benamejí, es decir, localidades de la Sierra Subbética, camino de las estribaciones hacia Granada, no sé qué hacen, o hacían en aquellos tiempos tan lejanos, las mocitas de Sierra Morena llorando a muchísimos kilómetros de distancia por el tal Antonio Heredia. La rima, muchas veces, tiene estas traiciones.
Otra de las canciones más famosas, una zambra, que logró entrar en el celuloide de "Morena Clara", en la voz de Imperio Argentina, y que aún se recuerda por los que tenemos ya más pasado que futuro, fue "Farsa monéa" (1936), con letra de Cantalabrana y Perelló y música de Mostazo. Ha sido otras de las canciones, coplas, o como querais llamarlas, más veces interpretada en distintas voces:
Cruzó los brazos pa no matarla,/ cerró los ojos pa no llorar,/ temió ser débil y perdonarla,/ y abrió la puerta de par en par./ Vete, mujer mala, vete de mi vera,/ ruéa lo mismito que una maldición,/ que Dios te permita que el gaché que quieras/ pague tus quereles,/ tus quereles pague con mala traición.// Gitana, que tú serás/ como la falsa monéa,/ que de mano en mano va/ y ninguno se la quéa.// Besó los negros zarcillos finos/ que allí dejara cuando se fue,/ y aquellas trenzas de pelo endrino/ que en otro tiempo cortó pa él./ Cuando se marchaba no intentó mirarla,/ ni lanzó un quejío ni le dijo adiós./ Entornó la puerta y pa no llamarla/ se clavó las uñas en el corazón.// (Refrán).
Conchita Piquer incluye también en una de sus películas "La Dolores" (1939) -en la que también interviene "El Niño de Marchena"-, el célebre pasodoble de Valverde y Zarzoso "Si vas a Calatayud", que se haría popularísimo y que ha llegado a nuestros días en la memoria del pueblo, canción que no sentó nada de bien en la localidad y que tuvo algunas versiones jocosas y poco afortunadas por su música pegadiza:
Porque era amiga/ de hacer favores,/ porque fue alegre su juventud,/ en coplas se vio la Dolores,/ la flor de Calatayud./ Una jotica recorrió España,/ pregón de infamia de una mujer,/ y el buen nombre de aquella maña/ yo tengo que defender.// Si vas a Calatayud,/ si vas a Calatayud,/ pregunta por la Dolores,/ que una copla la mató/ de vergüenza y sinsabores./ Di que te lo digo yo,/ el hijo de la Dolores.// Dice la gente de mala lengua/ que por mi calle la ven pasar./ Tú sabes mi madre quién era,/ Dolores la del cantar./ Yo la quería con amor bueno,/ mas la calumnia la difamó,/ y no supo limpiar el cieno/ que la maldad le arrojó.// (Refrán).
De esta canción, como dije anteriormente, llevada mucho en los repertorios de las "tunas" o "estudiantinas", se hicieron versiones bordes como: Si vas a Calatayud/ pregunta por la Joaquina,/ te hace lo que la Dolores/ y te da dinero encima. Y versiones humorísticas como la que grabó Emilio "El Moro" con la siguiente letra de su cosecha:
Por ser amiga de mi tío Paco/ yo me enteré de lo que ocurrió./ En juerga se vio la Dolores/ lía como una coliflor,/ Una coplita que andaba en pijama,/ pregón de infamia de una mujer./ Y aquel nombre/ (pan pan)/ de aquella maña,/ (más pan)/ maña se dio pa comer./ La Dolores de la copla,/ me dijo mi padre un día,/ fue alegre, hijo mío,// pero fue buena,/ y sin trabajar comía.// Si vas a.../ (¡Ah!)/ Calatayud,/ si vas a Calatayud/ no preguntes por Dolores,/ que una copla la mató/ de vergüenza y sofocones./ Ves que te lo digo yo,/ que soy el hijo de la muerta.// Dicen al mozo de la taberna/ cuando en la calle lo ven barrer:/ ¿Tú sabes su madre quién era?/ Yo no./ ¡Ay, qué tonta!/ Dolores la del cuplé./ Él la quería como una hermana/ mas su cariño me estranguló,/ y no supo limpiar el suelo/ porque no tenía esperón./ Coplas que van dando vueltas,/ con el alma te maldigo./ Fuiste un dolor de mi madre (¡Ah!),/ pero conmigo te equivocas.// Si vas a Calatayud,/ si vuelves a ir a Calatayud,/ pregunta por la María,/ que un tendero la mató/ de tanto como debía./ Ves que te lo digo yo,/ que soy de la raza calé.
Seguiremos pacientemente con este tema. Son muchos los que se incorporaron a las películas que hicieron las delicias de nuestros mayores y que se han quedado ya para siempre en nuestra memoria. Estas artistas dieron a conocer sus canciones en los escenarios de los cafés y los teatros. El cine supo sacar partido y perpetuarlas para siempre. Para nada quiero ser un erudito de la copla. Los hubo y los hay desde hace tiempo, y muy buenos: José Ramón Pardo, Rafael Abella, Antonio Burgos, Manuel Vázquez Montalbán, Manuel Román, Daniel Pineda Novo, Serge Salaün, Luis Díaz Viana, Eduardo Jover, José López Ruiz, Díaz de Quijano, Ángel Zúñiga... Yo me divierto recordando por si hay algún bloguero que también se divierte y se enamora de estas canciones que tantas y tantas veces, acompañado de mis padres, pude oír en los teatros San Fernando, Álvarez Quintero y Cervantes de mi ciudad natal: Sevilla, una ciudad que en esta nueva andadura de la canción fue la que aportó más artistas, por metro cuadrado, a la historia del cancionero general de nuestra tierra. ¡Seguiremos!
Si observan mis blogueros y comparan ésta con la letra de "Los piconeros", la reiteración de imágenes se repite, además de convertirse en un recurso sin ningún mérito poético. La luna lunera no sólo se da en estas dos ocasiones de distintos autores, sino en muchas más que iremos analizando a su tiempo. Además, en el texto de esta copla, hay un error de bulto en cuanto a la situación geográfica del tema. Si la acción se desarrolla entre Puente Genil, Lucena, Loja y Benamejí, es decir, localidades de la Sierra Subbética, camino de las estribaciones hacia Granada, no sé qué hacen, o hacían en aquellos tiempos tan lejanos, las mocitas de Sierra Morena llorando a muchísimos kilómetros de distancia por el tal Antonio Heredia. La rima, muchas veces, tiene estas traiciones.
Otra de las canciones más famosas, una zambra, que logró entrar en el celuloide de "Morena Clara", en la voz de Imperio Argentina, y que aún se recuerda por los que tenemos ya más pasado que futuro, fue "Farsa monéa" (1936), con letra de Cantalabrana y Perelló y música de Mostazo. Ha sido otras de las canciones, coplas, o como querais llamarlas, más veces interpretada en distintas voces:
Cruzó los brazos pa no matarla,/ cerró los ojos pa no llorar,/ temió ser débil y perdonarla,/ y abrió la puerta de par en par./ Vete, mujer mala, vete de mi vera,/ ruéa lo mismito que una maldición,/ que Dios te permita que el gaché que quieras/ pague tus quereles,/ tus quereles pague con mala traición.// Gitana, que tú serás/ como la falsa monéa,/ que de mano en mano va/ y ninguno se la quéa.// Besó los negros zarcillos finos/ que allí dejara cuando se fue,/ y aquellas trenzas de pelo endrino/ que en otro tiempo cortó pa él./ Cuando se marchaba no intentó mirarla,/ ni lanzó un quejío ni le dijo adiós./ Entornó la puerta y pa no llamarla/ se clavó las uñas en el corazón.// (Refrán).
Conchita Piquer incluye también en una de sus películas "La Dolores" (1939) -en la que también interviene "El Niño de Marchena"-, el célebre pasodoble de Valverde y Zarzoso "Si vas a Calatayud", que se haría popularísimo y que ha llegado a nuestros días en la memoria del pueblo, canción que no sentó nada de bien en la localidad y que tuvo algunas versiones jocosas y poco afortunadas por su música pegadiza:
Porque era amiga/ de hacer favores,/ porque fue alegre su juventud,/ en coplas se vio la Dolores,/ la flor de Calatayud./ Una jotica recorrió España,/ pregón de infamia de una mujer,/ y el buen nombre de aquella maña/ yo tengo que defender.// Si vas a Calatayud,/ si vas a Calatayud,/ pregunta por la Dolores,/ que una copla la mató/ de vergüenza y sinsabores./ Di que te lo digo yo,/ el hijo de la Dolores.// Dice la gente de mala lengua/ que por mi calle la ven pasar./ Tú sabes mi madre quién era,/ Dolores la del cantar./ Yo la quería con amor bueno,/ mas la calumnia la difamó,/ y no supo limpiar el cieno/ que la maldad le arrojó.// (Refrán).
De esta canción, como dije anteriormente, llevada mucho en los repertorios de las "tunas" o "estudiantinas", se hicieron versiones bordes como: Si vas a Calatayud/ pregunta por la Joaquina,/ te hace lo que la Dolores/ y te da dinero encima. Y versiones humorísticas como la que grabó Emilio "El Moro" con la siguiente letra de su cosecha:
Por ser amiga de mi tío Paco/ yo me enteré de lo que ocurrió./ En juerga se vio la Dolores/ lía como una coliflor,/ Una coplita que andaba en pijama,/ pregón de infamia de una mujer./ Y aquel nombre/ (pan pan)/ de aquella maña,/ (más pan)/ maña se dio pa comer./ La Dolores de la copla,/ me dijo mi padre un día,/ fue alegre, hijo mío,// pero fue buena,/ y sin trabajar comía.// Si vas a.../ (¡Ah!)/ Calatayud,/ si vas a Calatayud/ no preguntes por Dolores,/ que una copla la mató/ de vergüenza y sofocones./ Ves que te lo digo yo,/ que soy el hijo de la muerta.// Dicen al mozo de la taberna/ cuando en la calle lo ven barrer:/ ¿Tú sabes su madre quién era?/ Yo no./ ¡Ay, qué tonta!/ Dolores la del cuplé./ Él la quería como una hermana/ mas su cariño me estranguló,/ y no supo limpiar el suelo/ porque no tenía esperón./ Coplas que van dando vueltas,/ con el alma te maldigo./ Fuiste un dolor de mi madre (¡Ah!),/ pero conmigo te equivocas.// Si vas a Calatayud,/ si vuelves a ir a Calatayud,/ pregunta por la María,/ que un tendero la mató/ de tanto como debía./ Ves que te lo digo yo,/ que soy de la raza calé.
Seguiremos pacientemente con este tema. Son muchos los que se incorporaron a las películas que hicieron las delicias de nuestros mayores y que se han quedado ya para siempre en nuestra memoria. Estas artistas dieron a conocer sus canciones en los escenarios de los cafés y los teatros. El cine supo sacar partido y perpetuarlas para siempre. Para nada quiero ser un erudito de la copla. Los hubo y los hay desde hace tiempo, y muy buenos: José Ramón Pardo, Rafael Abella, Antonio Burgos, Manuel Vázquez Montalbán, Manuel Román, Daniel Pineda Novo, Serge Salaün, Luis Díaz Viana, Eduardo Jover, José López Ruiz, Díaz de Quijano, Ángel Zúñiga... Yo me divierto recordando por si hay algún bloguero que también se divierte y se enamora de estas canciones que tantas y tantas veces, acompañado de mis padres, pude oír en los teatros San Fernando, Álvarez Quintero y Cervantes de mi ciudad natal: Sevilla, una ciudad que en esta nueva andadura de la canción fue la que aportó más artistas, por metro cuadrado, a la historia del cancionero general de nuestra tierra. ¡Seguiremos!
(En la fotografía, Imperio Argentina)
No sé dónde encuentras las fotos; ésta es una verdadera maravilla. Sigue el interés de tu historia y aunque imagino que lo comentarás la zambra que destacas "Triana, Triana" es para mi el himno de nuestro barrio; le debemos la letra al padre de Carmen Sevilla, hijo del inefable "Don Cecilio de Triana". Pero para que me resulte tal himno tengo que escucharla en la voz de nuestra Gracia Jiménez Zayas; la dulzura de su voz no tiene comparación. Espero con impaciencia tus comentarios sobre ella, tan injustamente olvidada.
ResponderEliminarPrecisamente abundan más las fotografías e ilustraciones sobre la copla que los datos biográficos, muchas veces mezclados. Gracia de Triana tendrá un sitio y lugar. ¡Faltaría más!
ResponderEliminarInteresante el apunte geográfico de la Sierra Morena y la Sierra Subbética.
ResponderEliminarEstaba buscando la versión que refieres de Emilio El Moro pero no la encontré; sin embargo me ha permitido escuchar algunas cosas de Emilio El Moro ¡vaya personaje!
Hoy me ha escrito mi amigo Antonio Burgos felicitándome por la página. Para encontrar lo que quieres, métete en internet en Emilio "El Moro" y te saldrán todas sus canciones, esas maravillosas parodias que él hizo.
ResponderEliminarDesde Emilio "El Moro" no ha habido artista así con la guitarra en las manos, guitarra que tocaba de todas las maneras posibles, haciendo juegos de malabares. No puedo más que reirme cuando lo escucho; cuánta hambre olvidó... Hay por ahí un fandango destornillante... No sé si eran de él las letras que cantaba; si es así, hay que tenerlo como un cómico completo e inimitable.
ResponderEliminarMe alegro, Emilio, de que tu blog tenga el eco que merece.
Él mismo se escribía las letras. Ya dije en cierta ocasión que fue un gran cantaor de flamenco y que ganó muchos concursos, pero su veta humorística lo ganó. Creo que tengo casi todo lo suyo, aunque siempre me faltará algo porque fue prolífico.
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