Junto con "Mi Jaca", quizás "María de la O" ha sido de las coplas más cantadas a lo largo de la historia y, evidentemente, de las más versionadas y de las que más dinero dejaron a sus autores Rafael de León, Salvador Valverde y el maestro Quiroga. Aunque algunos tratadistas dicen que la estrenó en 1933 en un bar de variedades de Madrid una desconocida María Gamito, y que también la estrenó en Barcelona un travesti llamado Milco, lo verdaderamente cierto es que quien la convierte en un gran éxito, aún más allá de nuestras fronteras, es Estrellita Castro.
Tanto éxito tuvo esta composición de este trío singular que no solamente se llevó a la escena en 1935 en el Teatro Poliorama de Barcelona, y en 1936 en el madrileño Teatro Alcázar, sino que se llevó al cine teniendo como protagonista principal a Pastora Imperio, Carmen Amaya y El Niño de Mairena, no pudiéndose estrenar, a causa de la guerra, hasta finales de 1939, realizándose su estreno en el Palacio de la Prensa. La propia Pastora la llevó muchísimos años en su repertorio, y la versionaron, entre otros artistas, Paco de Antequera, Pedrito Rico, Carmen Amaya o Carlos Cano, convirtiéndola en una auténtica obra de arte Marifé de Triana. Lola Flores también la grabó en 1957 e hizo otra versión de la película:
Para mis manos tumbagas,/ pa mis caprichos monea/ y pa mi cuerpo lusirlo/ mantones bordaos, vestíos de sea./ La luna que yo pía,/ la luna que me dan,/ que pa eso mi payo, abiya más parnes/ que tiene un surtán./ "Envidio tu suerte",/ me disen algunas, al verme lusí,/ y no saben, probes,/ la envidia que ellas me causan a mí.// María de la O,/ que desgrasiaíta, gitana tú eres/ teniéndolo to./ Te quieres reí/ y hasta los ojitos los tienes moraos/ de tanto sufrí./ Mardito parné,/ que por su curpita dejaste ar gitano/ que fue tu queré./ Castigo de Dio,/ castigo de Dio/ es la cresesita que llevas a cuestas, María de la O.// Para su sed fui el agua,/ para su frío, candela,/ y pa sus besos amantes/ dejé entre sus brazos mi carne morena./ Queré como aquel nuestro/ no hay en er mundo dos./ ¡Mardito dinero que así de su vera/ a mí me apartó!/ "¡Serás más que reina!",/ me dijo a mi er payo y yo lo creí./ Mi vía y mi oro/ daría yo ahora por sé lo que fui.// (Refrán).
Una de las canciones que no podemos dejarnos atrás, con letra y música del gran compositor valenciano Manuel Penella, es "En tierra extraña", que la escribió expresamente el año 1927 para su paisana, descubierta por él, Conchita Piquer, y que incluye al final un fragmento de "Suspiros de España" en homenaje a su amigo compositor el maestro Álvarez. Es una de las canciones más deliciosas y con más sentimiento que yo he escuchado a lo largo de la historia de la canción y la copla. Además, Conchita Piquer la interpretaba magistralmente:
Voy a contarles a ustedes/ lo que a mí me ha sucedido,/ que es la emoción más profunda/ que en mi vida yo he sentido./ Fue en Nueva York una Nochebuena,/ mamá preparó una cena/ pa invitar a sus paisanos,/ y en la reunión, toda de españoles,/ entre vivas y entre oles por España se brindó,/ pues aunque allí no beben por la ley seca,/ y sólo al que está enfermo despachan vino/ yo pagué a precio de oro una receta/ y compré en la farmacia vino español,/ vino español./ El vino de nuestra tierra/ bebimos en tierra extraña,/ ¡qué bien que sabe ese vino/ cuando se bebe lejos de España!/ Por ella brindamos todos/ y fue el fin de aquella cena,/ la Nochebuena más buena/ que soñar pudo un español./ Mas de pronto se escuchó un gramófono sonar,/ "¡Callad todos!", dije yo,/ y un pasodoble sonó que nos hizo suspirar./ Cesó la alegría, ya todos callaban,/ ya nadie reía y todos lloraban./ Oyendo esta música, allá en tierra extraña,/ eran nuestros suspiros.../ ¡Suspiros de España!
Igualmente logró un gran éxito en 1930 el pasodoble "Limón, limonero", con letra de Ramón Perelló y Cantabrana, y música de Juan Mostazo, estrenado por Imperio Argentina, versionada por Estrellita Castro y grabada en 1936 por Conchita Piquer, que tuvo otra reedición en 1940, aunque han sido muchos artistas los que la han llevado en su repertorio a lo largo de los años. Una de las mejores versiones más actuales fue la que realizó de ella Carlos Cano:
A los pies de un limonero florecío/ una noche que en la vida olvidaré/ a un mocito pinturero y presumío/ una niña le entregó to su querer./ Se creyó aquel juramento/ y no vio la falsedad/ y se ahoga en el tormento/ de sentirse abandoná./ Y a la sombra de aquel limonero/ que un día dichosa la vio sonreír,/ deshojando una a una sus penas/ igual que a una rosa le cantaba así:// Limonero, ay, limón limonero,/ a tu vera le dijo un mocito/ falso y embustero:/ "Como nadie en el mundo he querío,/ serrana, te quiero."/ Ten piedad de mí,/ calma mi dolor./ Ay, limón, limonero,/ limonero mío de mi corazón.// Por caminos sembraítos de zarzales/ con la cruz de su dolor se echó a llorar,/ y ahogaíta por la hiel de los pesares/ no consigue ni olvidar ni perdonar./ Pero al cabo de los años/ se cumplió la maldición,/ que otra hembra lo traiciona/ lo mismo que él traicionó./ Y a la sombra de aquel limonero/ que fue florecío y el viento secó/ hoy lo han visto llorando sus penas/ por un desengaño/ lo mismo que yo.// (Refrán).
En estos años anteriores a 1936 se cantaron, evidentemente, muchas canciones que no tuvieron la suerte de quedarse en la memoria del pueblo, que es soberano para dar carta de garantía o no a las diversas composiciones. Tenemos que recordar aquí lo que decía Manuel Machado: Hasta que el pueblo las canta/ las coplas coplas no son/ y cuando las canta el pueblo/ ya nadie sabe su autor. Hay muchísimas que tuvieron la gloria efímera del estreno, pero que no gozaron de la eternidad de otras coplas. Ocurrió, por ejemplo, con "Embrujo gitano" de Estrellita Castro; "La segadora", de Imperio Argentina, incluida en la película "Nobleza baturra"; el cuplé "Rosario la Cava" de Paquita Alfonso; "Chamelona" de la Bella Chelito...
Hay, sin embargo, un tema que debemos recordar y que son unos tanguillos gaditanos "Vámonos pa Cái" (1930), con letra de Perelló y Cantabrana, y música de Juan Mostazo, que hicieron muy populares Conchita Martínez y Estrellita Castro, siendo geniales, hasta su fallecimiento, en la voz de Chano Lobato:
El compadre Manuel Tablones/ con La Quica, su prima hermana,/ a vender bocas y camarones/ en un barco se fue a La Habana./ Los negritos no chanelaban/ lo que el pobre Manuel vendía/ y el flamenco los días pasaba/ sin decir esta boca es mía./ Muy malito una mañana/ desesperao y sin parné,/ a Quica, su prima hermana,/ así le dijo el calé:/ Vámonos pa Cái, primita mía,/ vámonos pa Cái,/ porque aquí en La Habana/ paladar no hay./ Como estaban desmayaíto/ y personas buenas las hay/ consiguieron que en un barquito/ los llevaran con rumbo a Cái./ Y la Quica cuando embarcaba/ de repente se volvió loca/ cuando vio que se le acercaba/ un negrito pidiendo bocas./ Y el Tablones de palabra/ con el negro se enredó,/ y entonces dijo La Quica:/ "Ay, Manuel, que se va el vapor,/ ay, Manuel que se va el vapor."
Tanto éxito tuvo esta composición de este trío singular que no solamente se llevó a la escena en 1935 en el Teatro Poliorama de Barcelona, y en 1936 en el madrileño Teatro Alcázar, sino que se llevó al cine teniendo como protagonista principal a Pastora Imperio, Carmen Amaya y El Niño de Mairena, no pudiéndose estrenar, a causa de la guerra, hasta finales de 1939, realizándose su estreno en el Palacio de la Prensa. La propia Pastora la llevó muchísimos años en su repertorio, y la versionaron, entre otros artistas, Paco de Antequera, Pedrito Rico, Carmen Amaya o Carlos Cano, convirtiéndola en una auténtica obra de arte Marifé de Triana. Lola Flores también la grabó en 1957 e hizo otra versión de la película:
Para mis manos tumbagas,/ pa mis caprichos monea/ y pa mi cuerpo lusirlo/ mantones bordaos, vestíos de sea./ La luna que yo pía,/ la luna que me dan,/ que pa eso mi payo, abiya más parnes/ que tiene un surtán./ "Envidio tu suerte",/ me disen algunas, al verme lusí,/ y no saben, probes,/ la envidia que ellas me causan a mí.// María de la O,/ que desgrasiaíta, gitana tú eres/ teniéndolo to./ Te quieres reí/ y hasta los ojitos los tienes moraos/ de tanto sufrí./ Mardito parné,/ que por su curpita dejaste ar gitano/ que fue tu queré./ Castigo de Dio,/ castigo de Dio/ es la cresesita que llevas a cuestas, María de la O.// Para su sed fui el agua,/ para su frío, candela,/ y pa sus besos amantes/ dejé entre sus brazos mi carne morena./ Queré como aquel nuestro/ no hay en er mundo dos./ ¡Mardito dinero que así de su vera/ a mí me apartó!/ "¡Serás más que reina!",/ me dijo a mi er payo y yo lo creí./ Mi vía y mi oro/ daría yo ahora por sé lo que fui.// (Refrán).
Una de las canciones que no podemos dejarnos atrás, con letra y música del gran compositor valenciano Manuel Penella, es "En tierra extraña", que la escribió expresamente el año 1927 para su paisana, descubierta por él, Conchita Piquer, y que incluye al final un fragmento de "Suspiros de España" en homenaje a su amigo compositor el maestro Álvarez. Es una de las canciones más deliciosas y con más sentimiento que yo he escuchado a lo largo de la historia de la canción y la copla. Además, Conchita Piquer la interpretaba magistralmente:
Voy a contarles a ustedes/ lo que a mí me ha sucedido,/ que es la emoción más profunda/ que en mi vida yo he sentido./ Fue en Nueva York una Nochebuena,/ mamá preparó una cena/ pa invitar a sus paisanos,/ y en la reunión, toda de españoles,/ entre vivas y entre oles por España se brindó,/ pues aunque allí no beben por la ley seca,/ y sólo al que está enfermo despachan vino/ yo pagué a precio de oro una receta/ y compré en la farmacia vino español,/ vino español./ El vino de nuestra tierra/ bebimos en tierra extraña,/ ¡qué bien que sabe ese vino/ cuando se bebe lejos de España!/ Por ella brindamos todos/ y fue el fin de aquella cena,/ la Nochebuena más buena/ que soñar pudo un español./ Mas de pronto se escuchó un gramófono sonar,/ "¡Callad todos!", dije yo,/ y un pasodoble sonó que nos hizo suspirar./ Cesó la alegría, ya todos callaban,/ ya nadie reía y todos lloraban./ Oyendo esta música, allá en tierra extraña,/ eran nuestros suspiros.../ ¡Suspiros de España!
Igualmente logró un gran éxito en 1930 el pasodoble "Limón, limonero", con letra de Ramón Perelló y Cantabrana, y música de Juan Mostazo, estrenado por Imperio Argentina, versionada por Estrellita Castro y grabada en 1936 por Conchita Piquer, que tuvo otra reedición en 1940, aunque han sido muchos artistas los que la han llevado en su repertorio a lo largo de los años. Una de las mejores versiones más actuales fue la que realizó de ella Carlos Cano:
A los pies de un limonero florecío/ una noche que en la vida olvidaré/ a un mocito pinturero y presumío/ una niña le entregó to su querer./ Se creyó aquel juramento/ y no vio la falsedad/ y se ahoga en el tormento/ de sentirse abandoná./ Y a la sombra de aquel limonero/ que un día dichosa la vio sonreír,/ deshojando una a una sus penas/ igual que a una rosa le cantaba así:// Limonero, ay, limón limonero,/ a tu vera le dijo un mocito/ falso y embustero:/ "Como nadie en el mundo he querío,/ serrana, te quiero."/ Ten piedad de mí,/ calma mi dolor./ Ay, limón, limonero,/ limonero mío de mi corazón.// Por caminos sembraítos de zarzales/ con la cruz de su dolor se echó a llorar,/ y ahogaíta por la hiel de los pesares/ no consigue ni olvidar ni perdonar./ Pero al cabo de los años/ se cumplió la maldición,/ que otra hembra lo traiciona/ lo mismo que él traicionó./ Y a la sombra de aquel limonero/ que fue florecío y el viento secó/ hoy lo han visto llorando sus penas/ por un desengaño/ lo mismo que yo.// (Refrán).
En estos años anteriores a 1936 se cantaron, evidentemente, muchas canciones que no tuvieron la suerte de quedarse en la memoria del pueblo, que es soberano para dar carta de garantía o no a las diversas composiciones. Tenemos que recordar aquí lo que decía Manuel Machado: Hasta que el pueblo las canta/ las coplas coplas no son/ y cuando las canta el pueblo/ ya nadie sabe su autor. Hay muchísimas que tuvieron la gloria efímera del estreno, pero que no gozaron de la eternidad de otras coplas. Ocurrió, por ejemplo, con "Embrujo gitano" de Estrellita Castro; "La segadora", de Imperio Argentina, incluida en la película "Nobleza baturra"; el cuplé "Rosario la Cava" de Paquita Alfonso; "Chamelona" de la Bella Chelito...
Hay, sin embargo, un tema que debemos recordar y que son unos tanguillos gaditanos "Vámonos pa Cái" (1930), con letra de Perelló y Cantabrana, y música de Juan Mostazo, que hicieron muy populares Conchita Martínez y Estrellita Castro, siendo geniales, hasta su fallecimiento, en la voz de Chano Lobato:
El compadre Manuel Tablones/ con La Quica, su prima hermana,/ a vender bocas y camarones/ en un barco se fue a La Habana./ Los negritos no chanelaban/ lo que el pobre Manuel vendía/ y el flamenco los días pasaba/ sin decir esta boca es mía./ Muy malito una mañana/ desesperao y sin parné,/ a Quica, su prima hermana,/ así le dijo el calé:/ Vámonos pa Cái, primita mía,/ vámonos pa Cái,/ porque aquí en La Habana/ paladar no hay./ Como estaban desmayaíto/ y personas buenas las hay/ consiguieron que en un barquito/ los llevaran con rumbo a Cái./ Y la Quica cuando embarcaba/ de repente se volvió loca/ cuando vio que se le acercaba/ un negrito pidiendo bocas./ Y el Tablones de palabra/ con el negro se enredó,/ y entonces dijo La Quica:/ "Ay, Manuel, que se va el vapor,/ ay, Manuel que se va el vapor."
Con este singular tanguillo ponemos fin a estas canciones que pasaron por nuestras vidas y que se crearon antes de 1936. Ahora, abriremos otra nueva etapa, la época dorada de la copla, que abarcará desde este año hasta 1950. Espero que mis blogueros disfruten con estas excelentes composiciones que nos dejaron nuestros mejores letristas y músicos y, por supuesto, nuestro más extraordinarios artistas. Si es así: a seguir disfrutando.
(En la fotografía, Estrellita Castro)
(En la fotografía, Estrellita Castro)
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