No, no nació como un himno este conocidísimo cuplé de revistas llamado "El Novio de la muerte", creado casi por casualidad por el letrista Fidel Prado y el compositor catalán Juan Costa, y que, aunque no es el himno oficial de la Legión, se convertiría con el paso del tiempo en una de las canciones de su repertorio, hasta el punto de que los que desconocen el tema creen que es el verdadero. Nada tiene que ver con "La canción del legionario", que sí es el himno oficial, y que lleva letra del comandante Emilio Guillén Pedemonti y música del maestro Modesto Romero.
El cuplé "El novio de la muerte" lo estrenó Mercedes Fernández González, más conocida como "Lola Montes", el año 1921, en el teatro malagueño "Vital Aza", en un espectáculo de varietés, logrando un gran éxito. Tanto gustó que la duquesa de la Victoria, doña María Eladia Fernández Espartero y Blanco, sobrina del general Espartero, directora de los hospitales de la Cruz Roja en Marruecos, le pidió que tenía que cantarlo en Melilla para elevar la moral de las tropas antes de una ofensiva que en aquel territorio estaba programando el general Silvestre. Enrolada en la compañía del gran actor cómico, Valeriano León, Lola Montes cumplió con la petición consiguiendo un éxito indescriptible. Más tarde, y tras la aceptación multitudinaria del público, hicieron su versión, entre otros, Salud Ruiz y Manuel Derkas. Desde que Lola Montes la cantó en Melilla este cuplé, cambiándole el ritmo para adaptarlo como marcha, se incorporó de inmediato al repertorio legionario:
Nadie en el Tercio sabía/ quién era aquel legionario/ tan audaz y temerario/ que en la Legión se alistó./ Nadie sabía su historia,/ mas la legión suponía/ que un gran dolor le mordía/ como un lobo el corazón./ Mas si alguno quién era le preguntaba/ con dolor y rudeza le contestaba:/ Soy un hombre a quien la suerte/ hirió con zarpa de fiera;/ soy un novio de la muerte/ que va a unirse en lazo fuerte/ con tan leal compañera./ Cuando más rudo era el fuego/ y la pelea más fiera/ defendiendo su bandera/ el legionario avanzó./ Y sin temer al empuje/ del enemigo exaltado,/ supo morir como un bravo/ y la enseña rescató./ Y al regar con su sangre la tierra ardiente,/ murmuró el legionario con voz doliente:/ Soy un hombre a quein la suerte/ hirió con zarpa de fiera;/ soy un novio de la muerte/ que va a unirse en lazo fuerte/ con tan leal compañera./ Cuando, al fin, le recogieron,/ entre su pecho encontraron/ una carta y un retrato/ de una divina mujer./ Y aquella carta decía:/ "...si algún día Dios te llama,/ para mí un puesto reclama/ que a buscarte pronto iré"./ Y en el último beso que le enviaba/ su postrer despedida le consagraba./ Por ir a tu lado a verte,/ mi más leal compañera,/ me hice novio de la muerte,/ la estreché con lazo fuerte/ y su amor fue mi bandera.
Una de las canciones que van marcando el cambio de la canción a la copla andaluza, con letra de Valverde y Rafael de León, y música del maestro Quiroga, fue "Triniá", estrenada en 1935 por Conchita Piquer en el Teatro de la Comedia de Madrid y grabada en La Voz de su Amo en diciembre del mismo año. La versionó también Estrellita Castro y la convirtió en un rotundo éxito Miguel de Molina, que la llevaba siempre en su repertorio. Canalejas de Puerto Real también hizo una versión de ella por bulerías. Este es uno de los pasodobles que aún han llegado con plena vigencia hasta nuestros días. De la letra original se modificó el nombre de Rafael de Urbino, el pintor del gran Renacimiento italiano, por el de Juan de Valdés Leal, ya que en el Museo de Sevilla, al que alude la copla, no hay ningún cuadro del primero:
El cuplé "El novio de la muerte" lo estrenó Mercedes Fernández González, más conocida como "Lola Montes", el año 1921, en el teatro malagueño "Vital Aza", en un espectáculo de varietés, logrando un gran éxito. Tanto gustó que la duquesa de la Victoria, doña María Eladia Fernández Espartero y Blanco, sobrina del general Espartero, directora de los hospitales de la Cruz Roja en Marruecos, le pidió que tenía que cantarlo en Melilla para elevar la moral de las tropas antes de una ofensiva que en aquel territorio estaba programando el general Silvestre. Enrolada en la compañía del gran actor cómico, Valeriano León, Lola Montes cumplió con la petición consiguiendo un éxito indescriptible. Más tarde, y tras la aceptación multitudinaria del público, hicieron su versión, entre otros, Salud Ruiz y Manuel Derkas. Desde que Lola Montes la cantó en Melilla este cuplé, cambiándole el ritmo para adaptarlo como marcha, se incorporó de inmediato al repertorio legionario:
Nadie en el Tercio sabía/ quién era aquel legionario/ tan audaz y temerario/ que en la Legión se alistó./ Nadie sabía su historia,/ mas la legión suponía/ que un gran dolor le mordía/ como un lobo el corazón./ Mas si alguno quién era le preguntaba/ con dolor y rudeza le contestaba:/ Soy un hombre a quien la suerte/ hirió con zarpa de fiera;/ soy un novio de la muerte/ que va a unirse en lazo fuerte/ con tan leal compañera./ Cuando más rudo era el fuego/ y la pelea más fiera/ defendiendo su bandera/ el legionario avanzó./ Y sin temer al empuje/ del enemigo exaltado,/ supo morir como un bravo/ y la enseña rescató./ Y al regar con su sangre la tierra ardiente,/ murmuró el legionario con voz doliente:/ Soy un hombre a quein la suerte/ hirió con zarpa de fiera;/ soy un novio de la muerte/ que va a unirse en lazo fuerte/ con tan leal compañera./ Cuando, al fin, le recogieron,/ entre su pecho encontraron/ una carta y un retrato/ de una divina mujer./ Y aquella carta decía:/ "...si algún día Dios te llama,/ para mí un puesto reclama/ que a buscarte pronto iré"./ Y en el último beso que le enviaba/ su postrer despedida le consagraba./ Por ir a tu lado a verte,/ mi más leal compañera,/ me hice novio de la muerte,/ la estreché con lazo fuerte/ y su amor fue mi bandera.
Una de las canciones que van marcando el cambio de la canción a la copla andaluza, con letra de Valverde y Rafael de León, y música del maestro Quiroga, fue "Triniá", estrenada en 1935 por Conchita Piquer en el Teatro de la Comedia de Madrid y grabada en La Voz de su Amo en diciembre del mismo año. La versionó también Estrellita Castro y la convirtió en un rotundo éxito Miguel de Molina, que la llevaba siempre en su repertorio. Canalejas de Puerto Real también hizo una versión de ella por bulerías. Este es uno de los pasodobles que aún han llegado con plena vigencia hasta nuestros días. De la letra original se modificó el nombre de Rafael de Urbino, el pintor del gran Renacimiento italiano, por el de Juan de Valdés Leal, ya que en el Museo de Sevilla, al que alude la copla, no hay ningún cuadro del primero:
Al Museo de Sevilla/ iba a diario Juan Miguel/ a copiar las maravillas/ de Murillo y Rafael./ Y por las tardes, como una rosa/ de los jardines que hay en la entrá,/ pintaba a Trini, pura y hermosa,/ como si fuera la Inmaculá./ Y decía el chavalillo:/ "Pa qué voy a entrar ahí,/ si es la Virgen de Murillo/ la que tengo frente a mí."// Triniá, mi Triniá,/ la de la Puerta Real,/ carita de nazarena,/ con la Virgen Macarena/ yo te tengo compará;/ algo tu vida envenena,/ qué tienes en la mirá/ que no me pareces buena,/ Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá.// El museo sevillano/ un mal día visitó/ un banquero americano/ que de Trini se prendó./ Y con el brillo de los diamantes/ la sevillana quedó cegá/ y entre los brazos de aquel amante/ huyó de España la Triniá./ Y ante el cuadro no acabao/ así decía el pintor:/ "Tú me has hecho desgraciao,/ sin ti qué voy a hacer yo."// (Refrán).
El mismo Rafael de León, un hombre afable que daba la primera impresión de ser muy serio, poseía una gracia íntima que le hacía versionar en plan totalmente humorístico algunas de sus composiciones, como esta "Triniá" que parodia de esta guisa:
A la Europa de Sevilla/ iba a diario Juan Andrés/ a coger toas las colillas/ que tiraban los gachés./ Y con su cara de cabra vieja/ él se las daba de enamorao/ y le decían toas las gachises:/ "¡So colillero, échate a un lao!"./ Pero Juana la Caoba/ vino de Benacazón/ y al mirarle la joroba/ fue y le dio su corazón.// Juan Andrés, mi Juan Andrés,/ vente conmigo a Jeré,/ que como tú no eres manco/ pondremos allí un estanco/ con colillas de Domecq;/ pa cuando güerva a Sevilla/ que te digan los gachés:/ "Este Juan me lo han cambiao,"/ Juan Andrés, ay, nene... mi Juan Andrés.// Juan Andrés ya es diputao/ y a Madrid se trasladó;/ usa gafas y botines/ y un Espasa se mercó./ Pero una noche ya en el Congreso/ Martínez Barrios con gran postín/ tiró un habano casi empezao/ y Andrés se dijo: "Ese es pa mí"./ Y con muchas ilusiones/ tras el puro se tiró,/ pero el Conde Romanones/ a su vez se adelantó.// Juan Andrés, mi Juan Andrés,/ este es un puro pa tres,/ y este magnífico habano/ nos fumamos como hermanos,/ yo primero y tú después./ Tú le das dos chupaítas/ y yo luego veintitrés,/ que no tengo pa tabaco,/ Juan Andrés, ay, rico, mi Juan Andrés.
De esta misma época es una de las más famosas composiciones de aquellos años, versionada por muchísimos artistas. La última versión la ha hecho el pasado año 2009, en su álbum "Coplas del querer", el cantaor flamenco Miguel Poveda. La singular copla es "Rocío" (1934), con letra de Rafael de León y música de Quiroga. Quien primero la grabó fue Rosarillo de Triana. La estrenó en un espectáculo, el año 1935, Estrellita Castro, logrando un éxito enorme, aumentándolo Imperio Argentina al grabarlo el mismo año. Tanto éxito tuvo esta canción que hubo versiones de Manuel Vallejo, Antonio El Sevillano y Canalejas en el terreno del flamenco, la llevaba en su repertorio habitual Miguel de Molina, y la han versionado, entre otros artistas, Rocío Jurado, Isabel Pantoja y Carlos Cano. Se comenta que fue la canción preferida que cantaban los soldados republicanos en la Guerra Civil. Existen varias versiones con algunos añadidos, pero prefiero poner la letra original:
De Sevilla un patio salpicao de flores/ y una fuente en medio con un surtidor,/ rosas y claveles de tos los colores/ que no los soñara mejor ni un pintor./ Tras de su cancela de hierro forjao/ hay una mocita de tez bronceá/ y juntito a ella, moreno y plantao,/ un mozo encendío que hablándole está./ La luna rosa de plata/ bañó el patio con su luz,/ muy cerquita de su novia/ dijo el mocito andaluz:// Rocío, ay mi Rocío,/ manojito de claveles,/ capullito florecío,/ de pensar en tus quereres/ voy a perder el sentío,/ porque te quiero, mi vida,/ como nadie te ha querío,/ Rocío, ay mi Rocío.// Ahora es otro el patio salpicao de rosas,/ patio de las monjas de la Caridad,/ donde hasta la fuente llora silenciosa/ la canción amarga de su soledad./ Regando las flores hay una monjita/ que como ellas tiene carita de flor/ y que se parece a aquella mocita/ que tras la cancela le hablaban de amor./ La luna rosa de plata,/ el patio bañao de luz,/ mas ya no suena la copla/ de aquel mocito andaluz.// (Refrán).
De 1933, y escrita para el lucimiento de Estrellita Castro, aunque también la incluyeron en su repertorio y la grabaron en 1935 Conchita Piquer e Imperio Argentina, fue "María Magdalena". Tampoco Miguel de Molina dejó pasar la ocasión para incluirla en su repertorio, logrando grandes éxitos por su excelente puesta escénica. Fue cantada por bulerías por Manuel Vallejo y ha sido canción versionada por Marifé de Triana, Manolo Escobar y Martirio. Salvador Valverde, Rafael de León y el maestro Quiroga, viendo el gran éxito que había provocado la llevaron al teatro con el mismo título, estrenándose en el de la Comedia de Madrid en 1939, realizándose una versión cinematográfica en 1945:
Era la Malena, cañí mu juncal,/ como una medalla de bronse fundío,/ y hecho con la sangre der mismo metá,/ Jesús er platero, su amante rendío./ Era la pareja calé más felí/ que jamás en Serba la Bari se vio;/ pero la Malena se escapó de allí/ y a la mala vida sin pena se echó./ Y así desía er gitano,/ al ver que como monea/ roaba de mano en mano:// ¡Ay, María Magdalena,/ que a tos tus besos has dao,/ rosa de carne morena!/ Por lo mucho que has pecao/ yo te perdono, mujé;/ por lo mucho que has amao/ y me has hecho padesé./ Vuerve otra ve a sé mía;/ vuerve otra ve a sé buena,/ pero vuerve arrepentía.../ ¡Ay, María Magdalena!// ¡Pobre der platero, qué solo queó!/ La burla lo hiere, la pena lo mata,/ y hoy er duro bronse que artivo se arsó/ tiene la cabesa cubierta de plata./ Hasta que un buen día la vio de vení/ y, a sus pies llorando, la cañí se echó:/ "Pa que me perdones he venío aquí,/ como a Magdalena Jesús perdonó."/ Y al verla triste y llorosa,/ así le dijo besando/ su cara de dolorosa:// (Refrán).
El mismo Rafael de León, un hombre afable que daba la primera impresión de ser muy serio, poseía una gracia íntima que le hacía versionar en plan totalmente humorístico algunas de sus composiciones, como esta "Triniá" que parodia de esta guisa:
A la Europa de Sevilla/ iba a diario Juan Andrés/ a coger toas las colillas/ que tiraban los gachés./ Y con su cara de cabra vieja/ él se las daba de enamorao/ y le decían toas las gachises:/ "¡So colillero, échate a un lao!"./ Pero Juana la Caoba/ vino de Benacazón/ y al mirarle la joroba/ fue y le dio su corazón.// Juan Andrés, mi Juan Andrés,/ vente conmigo a Jeré,/ que como tú no eres manco/ pondremos allí un estanco/ con colillas de Domecq;/ pa cuando güerva a Sevilla/ que te digan los gachés:/ "Este Juan me lo han cambiao,"/ Juan Andrés, ay, nene... mi Juan Andrés.// Juan Andrés ya es diputao/ y a Madrid se trasladó;/ usa gafas y botines/ y un Espasa se mercó./ Pero una noche ya en el Congreso/ Martínez Barrios con gran postín/ tiró un habano casi empezao/ y Andrés se dijo: "Ese es pa mí"./ Y con muchas ilusiones/ tras el puro se tiró,/ pero el Conde Romanones/ a su vez se adelantó.// Juan Andrés, mi Juan Andrés,/ este es un puro pa tres,/ y este magnífico habano/ nos fumamos como hermanos,/ yo primero y tú después./ Tú le das dos chupaítas/ y yo luego veintitrés,/ que no tengo pa tabaco,/ Juan Andrés, ay, rico, mi Juan Andrés.
De esta misma época es una de las más famosas composiciones de aquellos años, versionada por muchísimos artistas. La última versión la ha hecho el pasado año 2009, en su álbum "Coplas del querer", el cantaor flamenco Miguel Poveda. La singular copla es "Rocío" (1934), con letra de Rafael de León y música de Quiroga. Quien primero la grabó fue Rosarillo de Triana. La estrenó en un espectáculo, el año 1935, Estrellita Castro, logrando un éxito enorme, aumentándolo Imperio Argentina al grabarlo el mismo año. Tanto éxito tuvo esta canción que hubo versiones de Manuel Vallejo, Antonio El Sevillano y Canalejas en el terreno del flamenco, la llevaba en su repertorio habitual Miguel de Molina, y la han versionado, entre otros artistas, Rocío Jurado, Isabel Pantoja y Carlos Cano. Se comenta que fue la canción preferida que cantaban los soldados republicanos en la Guerra Civil. Existen varias versiones con algunos añadidos, pero prefiero poner la letra original:
De Sevilla un patio salpicao de flores/ y una fuente en medio con un surtidor,/ rosas y claveles de tos los colores/ que no los soñara mejor ni un pintor./ Tras de su cancela de hierro forjao/ hay una mocita de tez bronceá/ y juntito a ella, moreno y plantao,/ un mozo encendío que hablándole está./ La luna rosa de plata/ bañó el patio con su luz,/ muy cerquita de su novia/ dijo el mocito andaluz:// Rocío, ay mi Rocío,/ manojito de claveles,/ capullito florecío,/ de pensar en tus quereres/ voy a perder el sentío,/ porque te quiero, mi vida,/ como nadie te ha querío,/ Rocío, ay mi Rocío.// Ahora es otro el patio salpicao de rosas,/ patio de las monjas de la Caridad,/ donde hasta la fuente llora silenciosa/ la canción amarga de su soledad./ Regando las flores hay una monjita/ que como ellas tiene carita de flor/ y que se parece a aquella mocita/ que tras la cancela le hablaban de amor./ La luna rosa de plata,/ el patio bañao de luz,/ mas ya no suena la copla/ de aquel mocito andaluz.// (Refrán).
De 1933, y escrita para el lucimiento de Estrellita Castro, aunque también la incluyeron en su repertorio y la grabaron en 1935 Conchita Piquer e Imperio Argentina, fue "María Magdalena". Tampoco Miguel de Molina dejó pasar la ocasión para incluirla en su repertorio, logrando grandes éxitos por su excelente puesta escénica. Fue cantada por bulerías por Manuel Vallejo y ha sido canción versionada por Marifé de Triana, Manolo Escobar y Martirio. Salvador Valverde, Rafael de León y el maestro Quiroga, viendo el gran éxito que había provocado la llevaron al teatro con el mismo título, estrenándose en el de la Comedia de Madrid en 1939, realizándose una versión cinematográfica en 1945:
Era la Malena, cañí mu juncal,/ como una medalla de bronse fundío,/ y hecho con la sangre der mismo metá,/ Jesús er platero, su amante rendío./ Era la pareja calé más felí/ que jamás en Serba la Bari se vio;/ pero la Malena se escapó de allí/ y a la mala vida sin pena se echó./ Y así desía er gitano,/ al ver que como monea/ roaba de mano en mano:// ¡Ay, María Magdalena,/ que a tos tus besos has dao,/ rosa de carne morena!/ Por lo mucho que has pecao/ yo te perdono, mujé;/ por lo mucho que has amao/ y me has hecho padesé./ Vuerve otra ve a sé mía;/ vuerve otra ve a sé buena,/ pero vuerve arrepentía.../ ¡Ay, María Magdalena!// ¡Pobre der platero, qué solo queó!/ La burla lo hiere, la pena lo mata,/ y hoy er duro bronse que artivo se arsó/ tiene la cabesa cubierta de plata./ Hasta que un buen día la vio de vení/ y, a sus pies llorando, la cañí se echó:/ "Pa que me perdones he venío aquí,/ como a Magdalena Jesús perdonó."/ Y al verla triste y llorosa,/ así le dijo besando/ su cara de dolorosa:// (Refrán).
Como vamos comprobando, la copla se va andaluzando a pasos agigantados en estos tiempos cercanos a 1936. Unas veces con mejor o peor fortuna, letristas y compositores se afanan en diversos temas que, hasta ahora, se convirtieron en grandes éxitos.
(En la fotografía, Conchita Piquer)
(En la fotografía, Conchita Piquer)
No hay comentarios:
Publicar un comentario