
De plata y oro viejo, flor y raso,
en claridad sonora, la mañana
se parte en dos a toque de campana
cuando suben la Virgen a su paso.
Yo la he visto -en un vuelo, en un abrazo,
ingrávida entre fuerza sobrehumana
como ensayando una asunción temprana-
...y también la he llevado con mis brazos.
Y al llevarla y al verla tan morena,
pájaros de emoción y escalofrío
levantaron el vuelo por mis venas.
Mañana de campana grande y chica.
Loco de atar este corazón mío
también es campanario que repica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario