
En aquella época tuvo la gran suerte de grabar muchísimos discos en la recién creada firma Columbia y, aunque no era una mujer muy agraciada y era un tanto cursi -según los cronistas de la época-, sabía cantar muy bien y de ahí sus éxitos, aunque apenas ninguna de sus canciones quedaron para la posteridad en la memoria colectiva. En la Plaza de Colón de Mahón, tiene levantado un hermoso monumento en su homenaje.
Fueron pocas las canciones que cantó en español, lo que quizás le perjudicó sobremanera, y lo mismo que subió como la espuma se desvaneció muy pronto en un panorama cada vez más competitivo en esas décadas. Sin duda el gran éxito de su vida fue "Sus pícaros ojos", con letra de Eduardo Montesinos y música del maestro granadino Francisco Alonso, que más tarde versionase Sara montiel, incluyéndola en la película "El último cuplé":
Le ví por la calle/ pasar por mi lado;/ me dijo un requiebro/ que fue de mi agrado./ No quise mirarle,/ no fuese a azararle./ Él me dijo: -Vida,/ si usted me quisiera/ igual que en la gloria/ dichoso estuviera./ Y yo, ruborosa,/ sentíme orgullosa.// Sus ojos en mí/ se fijaron con tal fuerza en el mirar,/ que entonces sentí/ una cosa muy difícil de explicar./ Mas ¿qué iba yo a hacer/ si se chala facilmente la mujer?/ Pero el caso es que no tuve reflexión/ y le di mi corazón.// Loquita de gozo,/ al verme adorada,/ sin darme yo cuenta/ ya estaba colada,/ porque él me decía/ que se derretía./ Sus ojos morunos,/ un poco entornados,/ dejaba en mi alma/ con fuerza clavados,/ y así como loca/ decía mi boca:// ¡Por Dios, mírame,/ mírame poquito a poco, por favor,/ que quiero saber/ si es verdad que tú me quieres como yo!/ Repite que sí,/ que no quieres a ninguna más que a mí,/ y si dices que sí, pues ya verás/ si te quiero de verdad.// Un día me dijo:/ -Quisiera yo hablarte:/ me ocurre una cosa/ que debo contarte./ Y como callaba,/ yo lo adivinaba./ -Escucha juiciosa,/ escucha serena,/ y conste que siento/ causarte esta pena:/ tendrás que olvidarme,/ pues voy a casarme.// Entonces fijé/ yo mis ojos en los suyos que él bajó,/ y, aunque callé,/ la amargura de mi alma comprendió./ Y hoy al pensar/ que sus ojos a otra puedan mirar,/ dolorido por la pena y la emoción/ se me parte el corazón.
Otro de sus cuplés en español fue "¡Maldito sea!", con letra de Pedro Pueche y música de Vicente Quirós, y estrenada por Pilar Alonso el año 1918:
En cruda noche de invierno/ llamaron a mi ventana,/ abrí la puerta y un hombre/ cayó, aterido, a mis plantas./ Le levantaron mis brazos,/ albergue le dí en mi casa/ y, con dulzura infinita,/ poniendo en la voz el alma,/ me dijo mientras mis manos,/ apasionado, besaba:// ¡Bendito sea, bendito sea/ quien abre al dolor su casa/ y albergue, amor y consuelo,/ ofrece a un hombre que pasa.../ ¡Bendito sea quien tiene/ tanta grandeza de alma!// Muy juntos, cerca del fuego,/ que nuestros cuerpos templaba,/ un beso, espontáneo y brujo,/ nos abrasó las entrañas.../ En el hogar venturoso/ dormí, dichosa, hasta el alba/ y, al despertar, ví que huía/ el hombre que yo auxiliara./ ¡Y oí su risa burlona,/ su carcajada canalla!// ¡Maldito sea, maldito sea/ quien el amor toma a chanza,/ y ultraja a quien le cobija,/ y hogar que pisa lo mancha!/ ¡Maldito sea quien tiene/ tan baja y ruin el alma!
Fue una lástima que quien podía haber sido una de las grandes triunfadoras del cuplé por sus cualidades canoras se retirase tan pronto, como una pena que la mayoría de sus canciones fuesen en catalán lo que propició que no tuvieran la difusión de tantas y tantas como han pasado por nuestras vidas.
(En la fotografía, Pilar Alonso)
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