domingo, 23 de mayo de 2010

DESDE MI TORRE: ¿QUERÉIS QUE OS CUENTE UN CUENTO?


Queridos nietos: No sé cómo queréis que os cuente este cuento incontable para dormir si cuando os cuente el cuento, que no os debiera contar, no vais a poder dormir en muchos años sabiendo el futuro que os espera, y hubiéseis preferido mi silencio a seguir soñando con ese cuento incontable que nunca os debí cuentear. Vosotros lo habéis pedido. Pero no le contéis a vuestros padres que el abuelo os contó este cuento.

"Érase una vez que se era un niño muy normal nacido en "Valladolitandia", pero criado en la población cercana de "Leonania", que era muy vivo y listo desde pequeño, desde que estudió en el colegio religioso de "Las Discípulas de Jesús". Se hizo abogado y, como era tan listo, se unió a una camarilla de amiguetes llamada PSOE, pero era tan listo que se unió a ellos después de que hubieran pasado los palos, los registros y las cargas policiales que un ogro muy malo, malísimoooooo, al que llamaban Franco, aplicaba diez años antes a los que estaban contra él. Fijaros si era listo que se libró de todo esto y que supo acercarse adonde había poder y dinero. Y el niño creció y creció, y le nacieron cejas como una tienda de campaña encima de sus ojos. Quién habría de creer que aquel niño de ojos azules, que casóse con una compañera de facultad a la que le gustaba el "bel canto", es decir, el "coñazo", con perdón, iba a llegar a ser el príncipe de este hermoso país en el que vivimos llamado "Carpetovetonia", "El país sin ley" o "La madre que la parió", que de estas tres formas, y aún más, se denomina desde dentro y desde fuera. -¡Qué presidente más joven! -decían las mujeres a su paso. -¡Qué maravilla de inútil! -argumentaba la oposición, los ogritos malos, hijos del gran ogro. -¡Qué encanto de hombre! -decían los barones/as de su charpa. -¡Qué esperanza para "Carpetovetonia"! -decíamos los carpetovetónicos...

Y era tan bueno este príncipe, llamado José Luis, pero al que todos con cariño llamábamos ZP, que dejaba que los grandes constructores compraran y compraran terrenos y edificaran en medio de los huertos, en los páramos de Toledo, en las primeras olas de Punta Umbría, en Carboneras... Era tan bueno, tan buenísimooooo, que daba dinero a los bancos, que colocaba a todos sus primos, tíos, amigos, colegas y amigos en altos cargos, no limpiando las aceras de los ministerios, sino en las cientos de empresas públicas que él mismo creó para que ningún conocido se muriera de hambre. Era tan bueno, tam bueno, que decía que iba a robar a los ricos para dárselo a los pobres, como Luis de Vargas el bandolero. Tan buenísimo era, niños, que en vez de en un coche de alta gama, viajaba en un "Seat 600" sin chófer, y comía -si eso era comer- en la Casa de la Viuda de Carabanchel, una casa de postas antigua. -¡Qué hombre, qué hombre! -decían todos/as al verlo pasar. Y era tan bueno que, para estar en contra del ogro, nos quitó de fumar de un plumazo, nos aumentó un montón de puntos del IRPF, nos robó para una buena causa dos puntos más de nuestros ahorros, nos alegró con la subida de un dos por ciento del IVA, dejó que descansaran los obreros de la construcción, ¡mirad si era bueno nuestro príncipe ZP!, y tan cansado estaba él mismo de hacer tantas cosas que un día, ante el desfile de las fuerzas armadas, se quedó sentado ante el paso de la bandera americana... esa "Chiclelandia" que cuando vuestro abuelo no tenía nada que comer, por culpa del ogro, me alimentó de queso amarillo y leche en polvo.

(A todo esto, los niños con los ojos abiertos como dos huevos pasados por agua.)

¡Mirad si era humilde y bueno y santo, más que santo, que un día dijo a los periodistas de "Mundolandia" que él no pretendía ser un gran líder! Y dijo la verdad: no lo ha sido, ni lo va a ser, porque lo suyo es la humildad, el talante, la conciliación, la alianza de civilizaciones, el poder decir que te dan por "retambufa" pero sin que a nadie se le ocurra -so pena de juicio- que eres maricón; el mapa clitoriano de su ministra de Igualdad; el que ya no se llame varón al varón ni hembra a la hembra, sino "criaturas"; el aborto libre; el despido casi libre; el divorcio casi pagado!... Como decía un artista al que el abuelo conoció: ¡Santo varón, santo varón! ¡Tan santo que un día se quedó sin nada, sin nada, el pobrecito!...

¿Que qué pasó? Como era tan bueno le congeló las pensiones a las viejos como a mí, y volvimos de nuevo a comer muchos huevos fritos con patatas y anchoas de latas con aceitunas. Nos quitó de las tabernas, que era nuestro vicio; y, como nos había quitado del tabaco, nos devolvió una salud excelente, sin triglicéridos, sin colesterol, sin asma. ¿Sabéis lo que es eso, niños? ¡Un santo, un santo era ese hombre!

Había un hombre de su tierra que escribía muy bien, aunque muy penoso, llamado José Zorrilla, que hizo una vez una obra teatral en su honor con muchas décadas de antelación, adelantándose al milagro de este castellano de ojos azules: "El príncipe y el zapatero", donde se contaba que el zapatero de palacio era amigo del príncipe y que su padre, el rey, no quería este tipo de amistades. Ahora, nietos míos, ni el rey ni el príncipe ni sus amigos de charpa del PSOE ni esos viejos amigos ni esos funcionarios ni ese pueblo llano ni yo, nadie de "Carpetovetania", lo quiere, y lo que están deseando es que se vaya. ¿Queréis saber por qué?: Pues porque el príncipe ZP ni era príncipe ni ná de na, era una niña a la que llamaba "Cenicienta" su madrastra. Una noche quiso ir a una fiesta y un hada le dijo que sería la más bella de la noche y que tendría mucha suerte, pero que su suerte se acabaría al dar las doce campanadas. Tan listo era, y tanto le ayudó el hada, que desbancó a la gran estrella que se llamaba "Bono" -hoy, multimillonario Bono-, salió triunfante del congreso entre amiguetes y se dedicó a gobernar, a su manera de santo, pero a gobernar. El hada, benevolente, lo ayudó para que las 12 campanadas duraran 6 años más. Fue entonces cuando, solo, arruinado su país, tirado de las orejas por el príncipe negro de "Chiclelandia", por la del príncipe " Nicolás Sarkozy", y por la princesa de "Salchichalandia", abandonado por todos, odiado por todos, menos por sus amigos sindicalistas que trican tela del telón marinera, y de sus cerca de 700 consejeros, porque él gustaba de opiniones diversas para hacer el bien siempre a "Carpetovetania", su carroza principesca se convirtió en una calabaza, sus caballos en ratones (ministros) que salieron corriendo, y él, ¡santo varón!, después de dejarnos arruinados por nuestro bien, tuvo que refugiarse de nuevo con la del "bel canto" escuchando el pobre todos los días eso tan difícil de digerir de: do-re-mi-fa-sol-la-si-do..., cuya traducción de bronca monclovita es: que-mal-lo-has-he-cho-ma-món.

¡Qué pena de hombre, qué dolor de príncipe que todo lo quería arreglar con su buen talante, con su alianza de civilizaciones! ¡Qué pena de mi cartera, que el príncipe me la ha dejado vacía!...

¡Y colorín, colorado, este robo se ha acabado!

(Qué pena la de estos niños que, para dormir, tienen que tomar, desde entonces, todas las noches una "monodosis" de Tranquimazin 0'5)

6 comentarios:

  1. "Probe" principe y seguro que cuando se marche se irá tieso y tendrá que buscar trabajo. En nuestro querida Andalucía también hubo un principe ceutí durante cerca de veinte años y al final se marchó casi arruinado; menos mal que el bueno del Principe ZP le pudo dar trabajo en Madrid.

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  2. Es un pobrecito y seguro que tendrá pedir dinero cuando se vaya porque estará "tieso". El ceutí la tiene más dura que Panseco el de la murga. ¡Qué sinvergüenza! ¡Ese era el que decía que iba a ser el salvador de Andalucía!

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  3. Oye, no vayas a agotar tu ingenio ahí en Córdoba y llegues aquí en baja forma. ¡Cuidado el cuento que te has inventado...!

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  4. Nadie superará jamás los cuentos que se han inventado y siguen inventando estos socialistas "OBREROS" para robarnos lo poquito que tenemos. Nadie los supera en imaginación... y en poca vergüenza.

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  5. Los políticos se han convertido en los ogros de los cuentos de terror cuando no son ellos los "cuentistas" del mismo tipo de cuento. Parece un trabalenguas, pero es verdad.

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  6. No he visto en mi vida a tantos ogros como ahora. Antes había uno, al que casi todos deseábamos su muerte. Ahora, hay cientos, cientos de miles que te escupen, te miran por encima del hombro, intentan convencerte de una verdad que es mentira, pero, además, es que te están llevando a la ruina mientras te dicen -hoy mismo nuestro presidente- que todo está fenomenal y que hay una crisis pasajera que pagarán los ricos. ¡Serán cretinos! Y es que se creen -el es un simple abogaducho que casi no llegó a ejercer- que España está llena de idiotas, de incultos y desilustrados, cuando cualquiera, mi propia hija, le da siete vueltas a cualquier energúmeno de estos, incluído el presidente, y tiene más cultura que él y más visión política. Lo que aquí está pasando se está admitiendo porque, afortunadamente, nadie quiere mirar hacia el año 1936. ¡Afortunadamente!

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