sábado, 1 de mayo de 2010

CON PLUMA AJENA: AQUELLAS CRUCES DE MAYO

AQUELLAS CRUCES DE MAYO

Cuando algo entrañable se nos va de las manos, un monólogo de nostalgia amanece en nosotros. En este momento, libre de ruidos y en pleno soliloquio, tengo presente en el recuerdo aquellas Cruces de Mayo de las casas de vecindad sevillanas por donde daba riendas sueltas a las infantiles travesuras de mis cortos años. Viene a la memoria de ahora aquel caserón, aquel hormiguero humano, aquel minúsculo estado independiente donde la "casera" dictaba leyes e imponía el orden público con rigurosidad y firmeza indiscutidas.

Al llegar el mes de las flores, cuando mayo abría sus puertas, una gran Cruz echaba su raíz en el centro de la casa mirándose al espejo de baldosas del alegre patio. La enseña redentora iba a presidir, desde entonces, los heterogéneos afanes de ese pequeño mundo. Pero era una Cruz muy distinta a la pasional de Semana Santa. La Cruz de Mayo era un pregón de gloria y de triunfo, de la alegría y de esperanza única. Era la exaltación de su abrazo en el mes más florido de la primavera. Por eso, la casa tenía que sintonizar con este gozo y toda su vieja y frágil arquitectura había que remozarla revistiéndola de alegres atavíos.

La naturaleza contribuía de una manera singular a la sencilla solemnidad de estos días. Macetones, varetas de cercanos huertos, acacias y paraísos, geranios y albahacas, claveles y rosas para que las mocitas, con esa exquisitez y finura que recibieron de Dios, adornaran el gran patio para que, en torno a la Cruz, todo tuviera olor a romería y sabor a primavera sevillana.

Las viejas vecinas no se resignaban a permanecer estáticas entre tanto blanqueo y limpieza y colgaban por el barandal, a manera de tapices, venerables reliquias de los años mozos.

En torno a la Cruz brotaba el baile con sus típicos trajes de faralaes sobre el embrujo moreno de la femenina vecindad. Era un baile puro, castizo, de la tierra, sin mixtificaciones ni ritmos importados. Sevillanas corraleras como himno litúrgico de un mayo de resurrecciones compartidas. Se bailaba sencillamente, llanamente, con manifiesta alegría, y era ese baile como la afirmación más rotunda de la gloriosa exaltación de la Cruz redentora. Se bailaba y se bebía para encender algunas chispas en los nuevos corazones y, en ese oasis de ensueño, la semilla del amor abría su corola para ofrecer toda su fragancia en el Madero transfigurado de la Cruz de Mayo.

De aquellas cruces de antaño sólo nos queda la nostalgia de un tiempo sin regreso. Algo hay, sin embargo, que se resiste a los embates de las nuevas oleadas: y es que aún podemos contemplar por esas calles las infantiles e ingenuas procesiones donde los niños aprenden, prácticamente, la misión que les aguarda en el siempre bendito mañana cofradiero de Sevilla.

Por eso, en medio de la tristeza que me produce el recuerdo de aquellas Cruces de Mayo ya lejanas, pero presentes en la memoria, no tengo más remedio que echar al vuelo las campanas de la esperanza y la alegría cuando un chaval, con su vara de lata de hermano mayor o de un simple cofrade de estas procesiones de triunfo, con esta sencillez y, a la vez, grandeza sublime ante los ojos de Dios y de cada sevillano, se acerca hasta nosotros, suplicante, pidiéndonos: -"Señó, señó, una perrita pá la crú de mayo".


RAMÓN JIMÉNEZ TENOR

9 comentarios:

  1. Entrañable relato acerca de las cruces de mayo. Era una época donde los innumerables corrales de vecinos permitían esta celebración y supongo que la decadencia de las cruces de mayo en Sevilla estaría relacionada con la desaparición de dichos corrales.
    Lo que si seguimos manteniendo es esa "escuela cófrade" donde los niños siguen "jugando a la Semana Santa". Es nuestra particular celebración de esas Cruces de Mayo que hace sentir a los niños capataces, costaleros o músicos. Son en definitiva la mejor cantera de nuestra Semana Santa.

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  2. Es un artículo escrito por mi padre hace muchísimos años, creo que está fechado a mediados de los 60. Pero siempre me ha encantado. El corral que refiere es el nuestro, el de "Los Sargueros", el único que conoció y donde tú y yo vinimos a la vida. Por lo menos yo. Yo no nací en Cruz Roja ni en la "residencia García Morato". Nací allí por las manos de Esperanza, una matrona gordísima, que después tuve el gusto de conocer, y que vivía en la cercana calle Rocío.
    Lo de los chiquillos es una maravilla. Jamás se perderá en Sevilla la Semana Santa. Ya vez que ni la propia república tuvo el valor suficiente para mantener a la Estrella en San Jacinto. Al hermano mayor de entonces habría que haberle puesto un monumento, o una placa con su nombre, en el jardincillo del convento. ¿Se lo planteamos a la Hermandad?
    ¡Bendita juventud que mantiene y alienta nuestras tradiciones!

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  3. ¿Pero cómo fue esa historia? Me refiero a la de "la Valiente". ¿Contra quien salió...? Creo que ya quedó claro que el boicot a la Semana Santa no fue del mando republicano municipal, sino de la derecha que mandaba en las cofradías que prohibió -de alguna manera- los pasos en la calle por intereses políticos. Lo contrario es lo que se mantuvo, porque encajaba, mientras Franco vivió. La Estrella fue ese día "republicana". Estoy con la idea de la placa al hermano mayor de entonces, pues el mérito sigue siendo el mismo... pero de otro color.

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  4. La Estrella no salió contra nadie. Salió, simplemente, el Jueves Santo de aquel año. Me da igual que por culpa de las derechas o de las izquierdas. Yo no estba allí. Y según a quien leas la historia se cambia de una parte a otra.
    Me dan igual los colores. Ya no está la cosa para eso. Es lo mismo que si yo y mis primos reclamásemos las fincas que se nos robaron en Constantina en aquellos tiempos fratricidas. ¿Serviría para algo?
    La Estrella salió. Y la Niña de la Alfalfa le dejó la mejor de sus saetas:

    Se ha dicho en el banco azul
    que España ya no es cristiana.
    Aunque sea republicana,
    aquí quien manda eres Tú,
    Estrella de la mañana.

    A menos que a Rocío Vega Farfán le hubiese pagado la saeta la derecha de entonces.

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  5. Mi opinión es que La Estrella salió y contó con el apoyo de Triana, de Sevilla y de las autoridades civiles, lógicamente repúblicanas, de la ciudad y claro que no salió contra nadie. Pero ¿y las hermandades que no salieron? ¿lo hicieron contra alguien? Yo creo que conocer o investigar en la historia no puede hacer ningún daño a nadie. Cosa distinta es culpar o abrir heridas cerradas.

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  6. Se me ha borrado todo lo que tenía que decir... ¡esto de las teclas...! Resumo: La saeta de la Niña de la Alfalfa es incolora. La Estrella salió CONTRA la orden del consejo de Cofradías de entonces (ya sabemos que salió en Jueves Santo). Las que no salieron lo hicieron CONTRA el deseo de normalidad del gobierno municipal republicano. Hablamos de historia, no de política, ni de heridas ni de nada raro... Es que a estas alturas no me gusta que se le carguen a la República más que sus culpas. Dicho todo en el tono coloquial de los blogueros de Emilio.

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  7. Es un tema muy difícil que yo no viví y, por lo tanto, no me atrevo a opinar.
    Sólo sé lo que me decía mi padre de aquella tarde, donde el salió, con 12 añillos, en una portada del diario delante de la Estrella. Mi familia materna era totalmente republicana, como casi toda España. Ahora bien,no creo en absoluto que las hermandades no salieran para ponerse en contra de la normalidad que quería establecer el gobierno republicano. Es igual que si la normalidad hubiese sido dejar viviendo a Alfonso XIII en la Zarzuela o en El Pardo en vez de obligarlo a embarcarse en Cartagena.
    Si es así, podíamos decir que todas las hermandades son de derechas. Digo yo.

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  8. Mañana te contesto a esto, Emilio... Hay que descansar...

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  9. Como el tema está animado, diré: 1º, que se puede y se debe opinar de las cosas, aunque uno no las haya vivido, en caso contrario no existirían los historiadores. 2º, que la segunda república nació sin haber ganado las elecciones generales. Recordad que el rey se fue tras la celebración de las elecciones municipales...que ni siquiera ganaron los republicanos, sino que las ganaron los monárquicos. Pero hubo un cierto número de ciudades que tuvieron victoria republicana (aunque, en algunos, el recuento estuvo mal hecho como se ha sabido después) y de ahí la renuncia del rey y el cambio en la forma de Estado.
    Esto es historia y solamente hay que ir a los libros a leerla.
    En cuanto a lo de la Estrella, no tengo ahora muy claro el tema, pero también está investigado, pero recuerdo que yo pensaba que era de una forma, y resulta que era de otra. Tendré que mirar otra vez algunas fuentes.

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