lunes, 31 de mayo de 2010

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: ANTERIORES A 1936 (18)

Muchas canciones picarescas han ido apareciendo por estas páginas y muchas más aparecerán. El picante era la salsa exquisita del cuplé y nadie se asustaba antes ni nadie se va a asustar ahora de aquellas letras de doble intencionalidad tan substanciosas para la risa y para alegrar inocentemente las pajarillas a los viejos verdes. Quién se iba a molestar por aquella letrilla que decía: Tengo dos lunares,/ tengo dos lunares:/ el uno junto a la boca/ y el otro donde tú sabes.

"La Bella Chelito", la eterna canzonetista de "La Pulga", ya que fue la que más veces y mejor la interpretó, cantaba un canción de las que se dieron en llamar "sicalípticas" -que intentaba reunir en esta adjetivación lo borde o lo grosero- llamada "Un paseo en auto", con letra y música de Álvaro Retana y Tust, y que al público encantaba:

Una noche de abril/ con un pollo gentil,/ prometiéndomelas muy felices/ en un auto ideal/ me marché muy formal/ hacia la Cuesta de las Perdices./ Anhelando su amor/ lo abracé sin temor/ esperándole ver derretido;/ mas noté con horror/ que no andaba el motor.../ y el idilio quedó interrumpido./ ¡Qué fastidio! ¡Cuando estábamos/ a lo mejor! Tuve que decirle: // Dime tú, por favor, qué te pasa mi amor/ que no puedes seguir./ ¡La verdad es que esto yo no esperaba!/ ¡Yo creí que el motor funcionaba!...// Yo contigo jamás volverá a pasear,/ esto a nadie le suele pasar./ ¡Vaya un chasco, gachó; qué camelo me has dao!/ ¡Ay, qué mal has quedao!/ Tanto sufría yo/ al mirar que el ahogo/ no lograba que aquello marchara,/ que por fin me arriesgué/ y al muchacho ayudé/ para que su motor funcionara./ Con atroz frenesí/ le ayudé tanto allí/ que la cosa se puso divina,/ mas de pronto el motor/ me llenó de pavor./ ¡Vaya un mundo de echar gasolina!/ ¡Aquello era horrible, caballeros!/ ¡Se lo juro! Y tuve que decir:// (Refrán)// Dime ya por favor/ qué le pasa al motor,/ pues me asusto la mar:/ la verdad es que esto yo no lo esperaba,/ ¡es más de lo que me figuraba!/ Cuando quieras salir/ volveremos aquí,/ porque estoy muy contenta de ti./ ¡Eres grande, gachó, no me había fijao,/ y qué bien has quedao!

Con el mismo corte picarón y humorístico, Teresita Zazá, que no tuvo nunca el éxito de las otras de su tiempo, estreno en el Trianón, el año 1913, el tango "La hora del té" en el que el público la aplaudía a rabiar:

Desde hace poco en los salones elegantes/ nuestras damitas con los pollos más pimpantes/ hacen locuras,/ casi diabluras/ bailando un tango que más bien es un fandango./ En un rincón las cuarentonas cuchichean/ y las parejas arrullándose tanguean;/ es una cosa/ muy linda y muy curiosa/ entrar en los salones sorprendiendo un tango-te./ Dicen que el tango es de una gran languidez/ y que por eso lo prohibió Pío X,/ que a los creyentes con rigor condenará/ si llegan a bailar tan gran ordinariez.// (Bailando) La, la, larán, la larán, la.../El estribillo de un tanguito popular/ susurran todos y comienzan a bailar./ La, la, larán, la, larán, la.../ Pero hay parejitas que se mueren de ilusión/ y piden enseguida confesión.// A las muchachas de mirada algo traviesa/ las vuelve locas esta danza tan perversa/ porque consiente/ a ellas se incruste/ sin que nadie se diguste./ La más honesta goza alegre de la vida/ sin que la gente tan audacia nunca impida,/ y hasta en secreto/ si el pollo es muy discreto/ la dice tiernamente/ yo me muero por usted./ Dicen que excita y desarrolla el valor/ y que bailándolo despierta el amor./ Las parejitas a la conclusión del te/ sin miedo a los bebés/ se ciñen un horror.// (Bailando) La, la, larán, la, larán, la.../ El estribillo de un tanguito popular/ susurran todos y comienzan a bailar./ Grandes sesiones para el baile y el placer/ es esto solamente el tango-te.

Un gran imitador de La Chelito, La Fornarita o La Goya, transformista y, por supuesto, hombre equívoco, fue el cartagenero Ascencio Marsal, más conocido como Edmond de Bries, que, a pesar de dedicarse al género de la imitación exagerada, también estrenó algunas canciones. Una de ellas que se hizo popularísima, fue "Tardes del Ritz" con letra de Ángel de Lorenzo y música de Álvaro Retana:

Yo me voy todas las tardes/ a merendar al hotel Ritz,/ y tras el té suelo hacer mil locuras/ con un galán que está loco por mí./ Juntos a bailar salimos,/ nos enlazamos con pasión/ y al final tengo yo que decirle/ toda llena de miedo y rubor:// ¡Ay, no por Dios,/ no me apriete usted así!/ ¡Ay, por favor,/ que me siento morir!,/ tenga usted en cuenta que mira mamá/ y si se fija nos regañará./ ¡Ay, suélteme,/ no me oprima usted más,/ pues le diré,/ si me quiere asustar,/ que soy cardiaca y por esta razón/ no debo llevarme ninguna emoción.// Las mamás cotorreando/ toman el té sin advertir/ que en el salón, al bailar, las parejas/ hablan de amor con atroz frenesí./ A las tres o cuatro danzas/ suele crecer nuestra ilusión,/ y las niñas a coro decimos:// ¡Ay, yo no sé/ lo que me pasa a mí,/ pero ya ve/ que me siento feliz,/ siga apretando aunque mire mamá/ que si se irrita ya se calmará!/ ¡Ay, qué placer/ es bailar el fox-trot/ con un doncel/ que nos hable de amor!/ Aunque cien años llegara a vivir/ yo no olvidaría las tardes del Ritz.

Hubo un letrista que después se hizo novelista afamado con aventuras policíacas y del oeste, Fidel Prado Duque, que acertó de pleno en muchas de sus composiciones: "La cruz de guerra", "El novio de la muerte" -que incluiremos cuando lleguemos al apartado de himnos y canciones, y que estrenó Lola Montes en 1921-, "En Aragón son así", "Gitana, gitana", "Un apache bien", "¡Ay,Tomasa!" o esta, ciertamente picarona, "Todo comprendido", a la que puso música Bertrán Reyna:

De Granada vino cierto estudiantillo/ a la Villa y Corte a estudiar carrera/ y a sentar la plaza/ de avispado y pillo,/ al que no le engañan/ de cualquier manera./ Como se encontraba falto de metales,/ módico hospedaje con afán buscó/ y uno muy modesto,/ por catorce reales, todo comprendido,/ al fin encontró./ Y exclamó al hallarlo/ de alegría henchido:// ¡Por catorce reales/ todo comprendido!/ ¡Qué suerte,/ qué suerte he tenido!// Era su patrona una viuda hermosa/ que a vivir tan sola no se resignaba/ y que al estudiante/ admitió gozosa,/ aunque de hospedaje/ poco le pagaba./ Él a la viudita puso cerco recio/ y ella convencida a su amo cedió,/ sin que por aquello/ le subiese el precio/ de catorce reales/ en que le admitió./ Y él así decía/ de alegría henchido:// (Refrán)// Pero el estudiante a los pocos días/ se encontró algo raro que le molestaba/ y como a ojos vista/ el dolor crecía/ convencióse al cabo/ de lo mal que andaba./ Sin perder momento, lleno de amargura,/ a un médico amigo decidióse a ver/ que le dijo al punto:/ -Eso se te cura/ yendo a un balnerario/ que te indicaré./ Y él dijo con pena:/ -Sí que me he lucido.// (Refrán).

Este autor, que entró en el cuplé casi de puntillas allá por 1914 y que salió también de puntillas poco años más tarde, nos dejó esta canción, igualmente picaresca, titulada "¡Ay, Tomasa!", estrenada en 1920:

Tengo un novio que es el guaja/ más fetén del regimiento, tié unas cosas y una labia/ que eso es el derrumbamiento./ Cuando sale los domingos/ con su traje de postín/ toas le siguen medio locas/ porque paece un figurín./ Pero él, que se pirria/ tan sólo por mí,/ me mira mu tierno/ diciéndome así:// ¡Ay, Tomasa!... ¡Ay, tomasa!/ Yo no sé lo que me pasa/ que me tiés desjarretao./ ¡Ay, Tomasa!... ¡Ay, Tomasa!/ Yo no sé lo que me pasa/ que hasta el rancho he despreciao./ ¡Ay, Tomasa!... ¡Ay, Tomasa!.../ Cuando tocan a ritreta/ si estuvieses junto a mí.../ Yo te haría... yo te haría.../ yo te ha-rí, arí, arí./ Tararí, tararí, tararí.// Cuando vamos a la Bombi/ los domingos a bailar/ tié una gracia pal agarren/ que lo tién que desoldar./ Y él me dice entonces: -¡Chacha!/ es que te usas un vaivén/ que ti tomo por la jaca/ del tiniente coronel./ Y como está el pobre/ mochales por mí,/ me mira mu tierno/ diciéndome así:// (Refrán).

A mí me divierten mucho estas letras pícaras, de doble sentido, que cuando la escuchaban los hombres volaba la imaginación. Letras sencillas, nada de "alto contenido erótico" como así las denominaban los puristas hipócritas de toda la vida. Letras que en sus estrofas ocurrentes nos cuentan una historia divertida. Ni más ni menos. Por eso superviven: porque el pueblo siempre las guardó archivadas en la memoria colectiva. ¡Bendita esa sencilla mordacidad de entonces!


(En la fotografía, "La Bella Chelito" en la interpretación de "La Pulga")

2 comentarios:

  1. De nuevo mi enhorabuena por su correctísima evocación del cuplé y sus intérpretes. gracias mil

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  2. Bienvenida de nuevo por estas páginas, admirada Olga. Si algún día viene por Córdoba, me gustaría conocernos, invitarla a almorzar, o a cenar, para charlar ampliamente de ese mundo que tanto me emociona y del que usted sabe tanto, por intérprete y como hija de su inolvidable madre.

    Le dejo mi correo electrónico: emiliojd@gmail.com

    Un cordial saludo.

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