lunes, 24 de mayo de 2010

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: ANTERIORES A 1936 (12)


Fue Raquel Meller una de las más prolíficas en estrenos de cuplés y canciones, aunque los que más se recuerden, evidentemente, sean "La violetera" y "El relicario", que han sido, son y serán imperecederos. Pero Raquel era de inagotable repertorio ya que los grandes autores estaban deseando que ella aceptara sus composiciones.

Aparte de cupletista, desde 1919 inició también su carrera cinematográfica con "Los arlequines de seda", llamándose más tarde "La gitana blanca"; "Rosa de Flandes" (1922); "Violetas imperiales" (1923), realizándose una nueva versión para el cine sonoro en 1932; "Carmen" (1926), "La tierra prometida" (1924), "Ronda de noche" (1925) y "Nocturno" (1926), no pudiendo terminar la película "Lola Triana" por culpa de la guerra civil de 1936.

Independiente de las que hemos comentado en otros apartados, hay otras creaciones de Raquel Meller menos conocidas, o que no han tenido la misma vigencia para llegar vivas a nuestros días. Una de ellas es "Amor japonés", estrenada en 1919, con letra de Álvaro Retana y música de Agustín Bódalo, de la que existen dos variantes aunque veremos la primera:

Favorita mimada fui/ de un magnífico emperador,/ a quien tuve prisionero/ en las redes de mi amor./ En las noches de claro azul/ le esperaba yo en el jardín/ y cuando a mi lado estaba,/ con emoción le oía yo cantar así:// "Japonesita, ven,/ que quiero yo gozar/ los besos dulces cual la miel/ que tu boquita sabe dar./ Esclavo tuyo ser/ es mi placer mayor/ pues son tus brazos para mí/ la cárcel del amor".// Cierto día asombrada vi/ que mi amante el emperador,/ un hijo mayor tenía/ sumamente encantador./ Al muchacho yo cautivé/ con misterio y habilidad/ y lo que aprendí del padre/ con ilusión en el jardín volví a cantar./ Una noche me descúidé/ y mi amante el emperador/ descubrió mis amoríos/ con su hijo encantador./ Me miró con tranquilidad/ y después acercóse a mí/ y besándome muy triste/ con emoción me abandonó cantando así:// "Japonesita, adiós,/ tu amor murió ya en mí,/ mi hijo te doy si es tu ilusión/ para que seas muy feliz./ Sólo ahora una cosa yo/ te voy ahora a pedir:/ y es que le quieras tanto a él/ cual yo te quise a ti".

"Tus besos" fue otra creación de 1919, en esta ocasión con letra de Pedro Puche y música de José Padilla:

Una enfermita de amores/ que pusiste, a besos, loca/ cuenta y no acaba, en sus flores,/ de la gracia de tu boca./ Y de tal modo comenta/ sus divinos embelesos/ que, mientras ella me cuenta,/ sólo pienso yo en tus besos.// Ven a calmar mi ansiedad,/ ven, que siento que te quiero,/ sólo por ver si es verdad/ que tu beso es dulce y fiero...// Dice que tu amor se vierte/ cuando a bodas le convidas,/ que un beso tuyo es la muerte,/ o alma y vida de cien vidas,/ que no es un ansia cualquiera/ lo que tu caricia enciende,/ que es llama de un alma entera/ que en la tuya vibra y prende.// Ven a calmar mi ansiedad,/ ven, que siento que te quiero,/ sólo por ver si es verdad/ que tu beso es dulce y fiero...// Cuenta no sé que proezas/ de ambrosías y amarguras/ y habla de ciertas rarezas/ y locuras, mil locuras.../ Y hay en su voz tal encanto/ que, evidiándola por loca,/ siento que yo te amo tanto/ por los besos de tu boca.// Ven a calmar mi ansiedad,/ ven, que siento que te quiero,/ sólo por ver si es verdad/ que tu beso es dulce y fiero...

También de 1919, estrenada en el Teatro Español, es esta canción titulada "Tus ojos" con el subtítulo de "Mírame siempre". La letra pertenece a Puche y la música al maestro Padilla:

No sé qué tienen tus bellos ojos/ que triunfan siempre fascinadores,/ tanto si hieren mostrando enojos/ como si brillan brindando amores./ Y son tan dulces si dan cariño/ y tan perversos en la quimera/ que son a veces ojos de niño/ y son a veces ojos de fiera.// Mírame fijamente hasta cegarme,/ mírame con amor o con enojos,/ pero no dejes nunca de mirarme/ porque quiero morir bajo tus ojos!// Siento en el fuego de tus miradas,/ torruradoras o angelicales,/ como un suplicio de puñaladas/ en una noche de madrigales./ Y, acurrucada, tiemblo en tus brazos/ temiendo siempre, por como eres,/ que la imprudencia de unos zarpazos/ rompa el encanto de mis quereres.// (refrán)// Por ellos quiero lo que tú quieres,/ esclava siempre de tu deseo,/ si me toruran hallo placeres/ y si me ciegan por ellos veo./ ¡Ojos de niño, llenos de encanto,/ ojos de fiera, de tigre en celo,/ ojos de infierno, ojos de santo,/ miradme siempre que sois mi cielo!// (refrán)

De 1920, con letra de Enrique Nieto de Molina y música de Juan Costa, es esta otra creación de Raquel Meller con el título de "Luis Miguel":

Disputándose con otro mi cariño/ en la fiesta de la Vega, Luis Miguel/ de su brazo me llevaba con orgullo/ y orgullosa yo también iba con él./ Encontramos al contrario un cacique sin honor/ que entre amigos se burlaba de mi honrado y noble amor./ Luis Miguel, sin vacilar, cara a cara le miró/ y, enlazado junto a mí, ante todos exclamó:// Ésta es la mujer que quiero,/ ésta es la mujer que adoro/ y no habrá quien me la quite/ ni con armas ni con oro.// Alegando que era aquello un desacato,/ el rival a Luis Miguel desafió/ y, sin tiempo a defenderse, uno del grupo,/ de improviso por la espalda le prendió./ Luego allí, por influencia del cacique, se acordó/ dar a Luis Miguel por preso que, indignado, protestó:/ volveré -dijo al rival- esto se me preparó,/ la emboscada no está mal. Y de nuevo repitió:// (refrán)// Luis Miguel, como de nada era culpable,/ al momento se le puso en libertad/ y buscando fue al cacique y a los suyos/ que rondaban ya de noche la ciudad./ Puedo ver a su contrario que miraba cin cesar/ por la tapia de mi casa que el cobarde iba a saltar./ Luis Miguel le sujetó al momento de saltar,/ contra el suelo le arrojó y después volvió a exclamar:// (refrán)

No es esta, evidentemente, una de las canciones que recordemos en nuestros días como ha sucedido, sin embargo, con tantas otras que tienen plena vigencia y quién sabe si alguna vez serán versionadas por otras cantantes o por algunos grupos de música moderna. Lo mismo le ha ocurrido a esta "Flor del mal" que estrenó Raquel en el Madrid Cinema en 1922, con letra de Eduardo Montesinos y música de José Padilla:

Abandonada de todo el mundo,/ desde muy niña sin protección,/ fue mi camino surco profundo/ e inevitable de perdición./ No tuve brazos que me estrecharan/ porque a mi madre no conocí./ Todos huían y se apartaban/ sin atenderme. ¡Pobre de mí!// Y por mi eterna tristeza/ y por mi sino fatal,/ era una flor sin aroma,/ ¡Flor del mal!// Al verme sola, falta de amores,/ un amor puro quise encontrar/ y, tras de dudas y sinsabores,/ no tuve fuerzas para luchar./ Mas, poco a poco, mi alma inocente/ en alma fría se convirtió/ y llegó un día que, fatalmente,/ el hampa impía me conquistó.// Y por mi eterna tristeza/ y por mi sino fatal/ soy flor sin vida y aroma,/ ¡Flor del mal!// Ya no es posible que retroceda,/ ya no es posible retroceder/ y, aunque suceda lo que suceda,/ como fui siempre tendré que ser./ Y cuando caiga, por fin rendida,/ sin los arrestos para seguir,/ seré una triste mujer vencida/ por las negruras del porvenir.// Y por mi eterna tristeza/ y por mi sino fatal/ seré una flor deshojada./ ¡Flor del mal!

Lo cierto es que en aquellos muchos años en que Raquel Meller estuvo en candelero, no paraba de estrenar y estrenar cuplés y canciones. Aunque alguna vez que otra incurrió en el género picantón y en el humorístico, fueron muchas más las canciones serias que interpretó a lo largo de su vida. Una de estas canciones de doble lectura se titulaba "Tropiezos", con letra de Gerónimo Gómez y música del maestro Orejón:

¡Qué cosas ocurren en este Madrid!/ Hace pocos días llegué de Alcañíz/ y tengo los sesos que paicen migajas,/ y esto no lo digo a humico de pajas.// ¡Qué barbaridad!/ ¡qué barbaridad!/ ¡qué cosas ocurren/ en esta ciudad!// Ayer en el Santo yo pensé morirme/ porque unos mocicos quisieron subirme/ en un "Tío vivo"/ y dije que no,/ mas luego uno de ellos, pesao como el plomo,/ sin darme yo cuenta de cuándo ni cómo.../ al fin me subió.// ¡Qué barbaridad!/ ¡qué barbaridad!/ ¡qué cosas ocurren/ en esta ciudad!// Estoy apenada con mucha razón.../ Traje de mi pueblo, a más de un pichón,/ bollicos de aceite que son cosa rica/ muy bien puestecicos en una cestica.// ¡Qué fatalidad!/ ¡qué fatalidad!/ ¡todo lo he perdido/ en esta ciudad!// Bajé del "Tío vivo" y al punto ligera,/ salí con el mozo a la carretera,/ y allí por descuido.../ pegué un trpezón./ Rodé por el suelo, rompí la cestica,/ y sin saber cómo, perdí las toricas/ y a más de pichón.// ¡Qué fatalidad!/ ¡qué fatalidad!/ ¡todo lo he perdido/ en esta ciudad!

(En la fotografía, Raquel Meller)

6 comentarios:

  1. Raquel Meller la "Cantactriz del cuplé" que con aquellos ojos maravillosos se hacía entender supieran o no su idioma cuantos acudían a verla en aquel coqueto "Petit Trianon" parisino. Y es que su magnetismo era tal que bastaba un gesto, una mirada para logran conectar con el repetable. Preciosos los cuplés rescatados, querido amigo pero en especial "Flor del mal" que tanto gustaba a mi madre. En cuanto a "Amor japonés" aún conservo una partitura manuscrita que el maestro Bódalo entregó a mi madre con un ruego escrito: "Espero que usted la cante"
    Agradezco nuevamente los comentarios tan interesantes que tiene la generosidad de compartir

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  2. Emilio Jiménez Díaz25 de mayo de 2010, 8:16

    Raquel tuvo que ser una mujer genial, ya que de ella dan cuenta en este sentido todos los tratadistas sobre el tema. He tenido la suerte de releer en estos días el libro de Antonio D. Olano sobre su madre (tmabién va usted por esos renglones) "Olga Ramos, el penúltimo cuplé". Será la tercera vez que lo leo y es nuy interesante, aparte de muy ameno.
    Le agradezco su interés por este tema que estamos mostrando en el blog.

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  3. Muchas gracias por este artículo sobre Raquel Meller y sus cuplés. Soy mexicano, de la generación de 1960 y naturalmente el cuplé llegó a mi en la voz de Sara Montiel. Pero siempre sentí inquietud en escuchar a las intérpretes originales y con el tiempo pude obtener algunas grabaciones de Raquel, Fornarina, Chelito y otras. No me resultó nada fácil “adaptar el oído” a esas voces pero con un poco de buena voluntad e investigando sobre la época del cuplé he podido comprender y hasta disfrutar a esas míticas damas de la “belle epoque.”

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  4. Raquel Meller fue lo más grande en el mundo del cuplé. Me encanta que le haya gustado la página.

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  5. Precioso hallazgo. Mi mamá, entre otras, canturreaba esta canción cuando yo, allá por los años cincuenta, era pequeño y, mintiendo con arte, me quedaba algunas mañanas en la cama y ella se dedicaba a la limpieza del hogar. Al leerla como documento, he comprendido la extraña trama que me parecía a mí, cuando ella, que no se la sabía entera, pasaba en directo al final de la canción. Gracias, ha sido emocionante para mí. Saludos

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  6. Gracias a usted por el descubrimiento dentro de este blog.

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