miércoles, 12 de mayo de 2010

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: ANTERIORES A 1936 (1)

Muchas fueron las canciones que se interpretaron con gran éxito antes de 1936 por las artistas de entonces: Raquel Meller, La Goya, Mercedes Serós, Blanquita Suárez, la Bella Dorita, Ramoncita Rovira, La Fornarira, Pastora Imperio... No todas tuvieron, evidentemente, la repercusión de "La violetera", de "El relicario" o de "Balancé", pero sí que todas dejaron su recuerdo imperecedero por medio de las diversas generaciones y todas han llegado a nuestros días más potentes o más desvaídas en la memoria del pueblo.

Una sentencia de nuestro refranero popular fue, precisamente, la que da pie al asturiano de Gijón, Juan Martínez Abades, para componer un cuplé, con autoría de letra y música, al que titula "Agua que no has de beber", que estrena Raquel Meller en el Trianón Palace el año 1915.

La vida de este autor es curiosa y digna de una breve reseña, ya que Martínez Abades, aunque también había estudiado música, era un extraordinario pintor, con premio en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884, un gran especialista en "marinas", ilustrador de la revista "Blanco y Negro", Primera Medalla en el Concurso Nacional y distinguido con la Encomienda de Isabel la Católica. Fue a partir del inicio del siglo XX cuando, simultaneando esta afición con la pintura, se dedica a componer algunas canciones folklóricas asturianas para pasar en pocos años al mundo del cuplé, en el que adquiere gran notoriedad con canciones como "Mieres del Camino", estrenada en el Teatro Apolo, y "Amor de muñecos", "Mala entraña", "Flor de té", "Mimosa" o esta de "Agua que no has de beber", que si bien algunos no recuerden la letra y la música completa, seguro que sí han tarareado en alguna ocasión su célebre estribillo o refrán, como así se le denominaba entonces a la repetición. ¿La recordarán?

Ya sé que vas diciendo que soy mala,/ que el alma tengo/ negra, muy negra,/ que soy interesada y pretenciosa,/ que de orgullosa/ no cabe más./ Ya sé por qué de mí vas así hablando/ y es que el despecho/ te está matando/ de no ver tu pasión correpondida/ y eso en la vida/ lo lograrás.// No te ocupes de mí,/ no he de ser para ti,/ no te canses,/ déjame ya./ Agua que no has de beber/ déjala correr,/ déjala, déjala.// Si hablando así de mí vas a las gentes,/ mi nombre echando/ por el arroyo,/ ¿por qué en mi reja lloras como un niño/ y mi cariño/ vas a implorar?/ Si dices que soy mala y soy perversa/ y el alma tengo/ endurecida,/ ¿por qué pensando en mí pasas la vida/ si mi cariño/ no has de lograr?/ No vuelvas a rondar por mi ventana/ ni esperes nunca/ que yo me asome./ No quiero, tras las flores de mi reja,/ jamás tu queja/ volver a oír./ Si a ser tuya la muerte prefiriera,/ ¿a que te obstinas/ en que te quiera?/ ¡No ves que no es posible ni un momento/ con tal tormento/ poder vivir.

Esta canción la versionó y la hizo muy popular en El Paralelo de Barcelona la imitadora Pepita Ramos "La Goyita" y muchos años más tarde la revitalizó Sara Montiel. Se hicieron también, amparadas en el refrán, otras versiones que no lograron el éxito pretendido, versiones a las que se había cambiado la letra manteniendo tan sólo el estribillo.

Otra de las canciones del mismo autor, escrita también para Raquel Meller, que estrenó en el Trianón en 1915, fue "Mala entraña", quizás más desconocida que la anterior y más olvidada por las generaciones posteriores a su nacimiento: Cuando triste quedo a solas en mi alcoba,/ le pregunto a la estampita de la Virgen:/ qué he hecho yo para que así tan mal te portes/ que lo que haces tú conmigo es casi un crimen./ Mira, niño, que la Virgen lo ve todo/ y que sabe lo malito que tú eres/ que queriéndote yo a ti con fatiguitas,/ el amor buscas tú de otras mujeres// Serranillo, serranillo,/ no me mates, gitanillo./ ¡Qué mala entraña tienes pa mí,/ cómo puedes ser así!// Cuántas veces en mi reja me sorprenden/ los primeros resplandores de la aurora,/ esperando por si alguna vez te acuerdas/ de esta pobre enamorada que te adora./ Pero tú, que estás gozando otros quereres/ ni un momento pensarás en que te espero./ Mientras tanto que, dichoso, así me olvidas,/ del dolor, esperándote, me muero.

Lo mismo ocurrió con la del mismo autor e intérprete -Raquel Meller la estrena en 1914- "Flor de Té". Fue un gran éxito en su tiempo pero no cuajó en el pueblo con la intensidad de otras composiciones más acertadas: Flor de Té es una linda zagala/ que a esos valles ha poco llegó./ Nadie sabe de dónde ha venido,/ ni cual es su nombre ni dónde nació./ La acompaña un gentil zagalillo/ que le ofrece su amor y su fe/ y, por él sólo, sabe la gente/ que dice al nombrarla:/ "Flor de Té, Flor de Té."/ Y así cuentan que dijo el pastor,/ al pintar a la niña su amor:// Flor de Té, Flor de Té,/ no desdeñes mi amor,/ que contigo es la vida un encanto/ y sin ti es un dolor./ No te alejes de mí,/ que vivir no podré/ si me falta la luz de tus ojos, Flor de Té, Flor de Té...// Una tarde el señor del castillo,/ que de caza a sus montes salió,/ al volver del camino un recodo,/ mirando a la niña, prendado quedó./ Y al pedir a la hermosa su nombre,/ ella dijo: -Señor, no lo sé./ El zagal que es mi fiel compañero/ me dice al nombrarme,/ Flor de Té, Flor de Té./ Y así cuentan que dijo el señor/ al pintar a la niña su amor:// Flor de Té, Flor de Té,/ rostro igual nunca vi;/ contemplando esos ojos divinos/ diera el reino por ti./ Desde hoy sin tu amor/ ya vivir no podré,/ yo te ofrezco riquezas y honores,/ Flor de Té, Flor de Té.// Desde entonces ya nadie a la niña/ por los valles a verla volvió,/ y se dice que allí en el castillo/ de reina y señora un trono encontró./ Y aseguran que al pie de los muros,/ por la noche vagando se ve/ al zagal que en su inmensa amargura/ así va exclamando,/ ¡Flor de Té, Flor de Té!/ Así cuentan que dice el pastor/ angustiado al cantar su dolor:// Flor de Té, Flor de Té,/ ¿por qué huiste de mi?/ Sin tu amor ya no quiero la vida,/ yo no vivo sin ti./ Pobre ciego de amor/ en tinieblas quedé,/ al faltarme la luz de tus ojos,/ Flor de Té, Flor de Té.

Para ser justos hay que decir que Raquel Meller era, como comentaba José López Ruiz, en su libro "Aquel Madrid del cuplé", una "ladrona agudísima" porque se apropiaba muchas veces de canciones que no habían sido escritas para ella pero que se ajustaban a la perfección a su forma de interpretar, con lo cual, como engrandecía estos cuplés, se le daba a ella la notoriedad del estreno. Tal fue el caso de "Mimosa", interpretada por una artista no muy popular, Conchita Ulía, a la que Raquel le robó el protagonismo convirtiendo esta canción en un auténtico éxito. De ahí que Raquel gozara de no pocas enemigas en su carrera profesional. En 1916 la estrenó Conchita Ulía, pero rápidamente se la apropió la aragonesa. Con letra y música de Juan Martínez Abades, decía así:

Vivo ciega enamorada/ de un hombre moreno/ que me tiene loca./ Son tan dulces las palabras/ que cuando me mima/ salen de su boca/ que, aunque ya sé que me quiere,/ que él también de amores/ ciego está por mí,/ finjo que de celos muero/ sólo por oírle/ repetirme así:// ¡Mimosa!, ¡Mimosa!/ No me seas zalamera/ ni engañosa./ Si ya sabes que te quiero,/ que por ti me muero,/ ¿De qué estás celosa?/ ¡Mimosa!, ¡Mimosa!...// Cuando viene enamorado/ por la noche a verme,/ yo le finjo enojos/ con un gesto de tristeza/ que hasta se humedecen/ de llanto mis ojos./ Y él, al verme así enojada,/ me pregunta ansioso:/ -¿Qué te pasa? ¡Di!/ Mas yo no contesto nada/ y, al verme callada,/ me repite así:// Estribillo// Cuando siento sus arrullos,/ de cariño llenos,/ mi alma se embelesa/ y mi cuerpo se estremece/ de su boca al roce/ si mi mano besa./ Y mirándome en sus ojos/ no sé lo que siento/ que pasa por mí,/ y, escuchándole extasiada,/ le oigo emocionada/ repetir así:// ¡Mimosa! ¡Mimosa!/ No me seas zalamera/ ni engañosa./ Y, para desenojarte,/ déjame besarte/ tu cara de rosa./ ¡Mimosa! ¡Mimosa!

Entre romances, chotis, cuplés, canciones picantes, tangos y habaneras, son años de grandes creaciones literarias y musicales, y en los que se van perfilando músicos, escritores y artistas para esta gran eclosión de lo después se daría en llamar copla. Autores como Martínez Abades, Paradas, Guerrero, Mariño y Villarazo, Soriano, Barta, Zamacois, Garzo, Yust, Puche, Retana o Viladomat, nos fueron adentrarnos en un mundo nuevo de sensaciones que aún sigue en nuestros días. En aquellos primeros años, títulos como "Soy de Madrid", "Canción del alirón", "La Muñequita del bulevar", "Fumando espero" o "El Polichinela", entre cientos de ellos, se quedaron prendidos en la memoria para siempre, para jamás ser olvidados gracias a la tradición oral de las familias y a las revitalizaciones que hicieron de ellos los muchos y excelentes artistas de generaciones posteriores.

5 comentarios:

  1. Me gustaria saber quien era la enigmática vocalista-cupletista conocida artisticamente como "La Pitusilla".
    Coleccionista de 78 rpm

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  2. En mi fichero, y en los muchos libros que tengo de consulta, no aparece para nada "La Pelusilla", ni siquiera "La Pelusa". He consultado también las páginas de internet al respecto pero no me dan ningún resultado. Esperaremos a que algún bloguero pueda darnos pista de ella.

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  3. Muchas cupletistas murieron solteras, empobrecidas, casi olvidadas por el público tras una juventud de ensueño.Variopintas causas confluían en tal devacle.

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  4. Estoy totalmente de acuardo con usted: muchas de ellas, aún habiendo conseguido la fama, murieron pobres y olvidadas.

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  5. Me gustaria encontrar la letra para la cancion "La modistilla," cantada por Meller e inventada (la letra) por la cantante misma (segun entiendo). Donde podria encontrar la letra? Gracias....

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