HOMENAJE A "EL NIÑO DE LA CALZÁ"
Si el homenaje que se le rindió al "Sordillo de Triana" fue una idea de Manuel Márquez "El Zapatero", en esta ocasión el padre de la idea fue Antonio Cortés Pantoja "Chiquetete". El celebre fandanguero sevillano estaba pasando serias dificultades económicas y a "Chiquetete", que era su vecino, se le ocurrió que había que echarle una mano, y qué mejor para canalizar el homenaje que recurrir a la Peña "La Soleá", máxime cuando todavía estaba en el ambiente el extraordinario resultado del anterior.
De nuevo los mismos problemas de permisos gubernativos, aunque se aceleraron porque ya habíamos aprendido, y la misma dinámica: pegada de carteles, venta de entradas, etc. En esta ocasión, se colocó un decorado precioso que yo pedí a mi empresa y todo quedó a pedir de boca. De nuevo hubo que poner en el local del cine Astoria, cedido otra vez por el dueño, el cartel de "No hay billetes". Triana nuevamente en flor. Lleno hasta la bandera para hacer un acto de caridad sin lástima, con arte, con señorío. Antonio Tovar Ríos "El Niño de la Calzá", que tenía entonces 64 años, pero aparentaba muchos más, merecía la atención, la auténtica jubilación refrendada a tantos y tantos años, a tantos y tantos fandangos como fue prodigando por todas las tierras de España. Atrás quedaban las duermevelas, las desesperanzas, las malas jugadas y el recuerdo de una vida por y para el cante.
Mal arreglo tiene la vejez -decía el mismo Calzá al terminar el homenaje-, pero Triana, esa Triana perdida y desarraigada en las nuevas barriadas periféricas, supo poner un poco de alivio a tanta suma de tristezas. Fue el día 7 de Marzo de 1977 y con un cartel de auténtica calidad al que se sumaron, desinteresadamente, muchos artistas: Salsa Gitana, El Niño del Arahal, Silverio de Los Palacios, Manuel Márquez "El Zapatero", "El Perro de Paterna" y su hijo, Juan Antonio Chacón, Pepe Huelva, Rancapino, Manuel Mairena, José de la Tomasa, "El Chozas", "El Chocolate", "El Pinto de Triana", Matilde Coral, Juan Ramírez, Pepa Montes, Chano Lobato, Juanito Valderrama -que había venido expresamente desde Madrid-, y, por supuesto, "Chiquetete", que fueron acompañados por las guitarras de Estéban Sanlúcar, "Azuquita", Manolo Franco, Pepe Acedo, Pepe Vela, Ricardo Miño y Paco Cepero.
Todo esto lo movió una Peña que no debería haber desaparecido nunca, una Peña sin socios, sin cuotas, sin junta directiva, pero con un corazón tan grande como Triana. Sin embargo, el pasado año, la Tenencia de Alcaldía del barrio hizo una "mierdabienal" de dos días sin contenido alguno, no se le pagó a nadie y desaparecieron, como por arte de magia, una magia mejor que la de Houdini, 28.000 euros. Con esa cantidad, la Peña "La Soleá de Triana" hubiera socorrido a muchos de sus viejos cantaores con clase, arte y señorío, colgando siempre, de seguro, el cartel de "No hay billetes". Claro que, para eso, hace falta mucho corazón. Y a nosotros nos sobraba.
Si el homenaje que se le rindió al "Sordillo de Triana" fue una idea de Manuel Márquez "El Zapatero", en esta ocasión el padre de la idea fue Antonio Cortés Pantoja "Chiquetete". El celebre fandanguero sevillano estaba pasando serias dificultades económicas y a "Chiquetete", que era su vecino, se le ocurrió que había que echarle una mano, y qué mejor para canalizar el homenaje que recurrir a la Peña "La Soleá", máxime cuando todavía estaba en el ambiente el extraordinario resultado del anterior.
De nuevo los mismos problemas de permisos gubernativos, aunque se aceleraron porque ya habíamos aprendido, y la misma dinámica: pegada de carteles, venta de entradas, etc. En esta ocasión, se colocó un decorado precioso que yo pedí a mi empresa y todo quedó a pedir de boca. De nuevo hubo que poner en el local del cine Astoria, cedido otra vez por el dueño, el cartel de "No hay billetes". Triana nuevamente en flor. Lleno hasta la bandera para hacer un acto de caridad sin lástima, con arte, con señorío. Antonio Tovar Ríos "El Niño de la Calzá", que tenía entonces 64 años, pero aparentaba muchos más, merecía la atención, la auténtica jubilación refrendada a tantos y tantos años, a tantos y tantos fandangos como fue prodigando por todas las tierras de España. Atrás quedaban las duermevelas, las desesperanzas, las malas jugadas y el recuerdo de una vida por y para el cante.
Mal arreglo tiene la vejez -decía el mismo Calzá al terminar el homenaje-, pero Triana, esa Triana perdida y desarraigada en las nuevas barriadas periféricas, supo poner un poco de alivio a tanta suma de tristezas. Fue el día 7 de Marzo de 1977 y con un cartel de auténtica calidad al que se sumaron, desinteresadamente, muchos artistas: Salsa Gitana, El Niño del Arahal, Silverio de Los Palacios, Manuel Márquez "El Zapatero", "El Perro de Paterna" y su hijo, Juan Antonio Chacón, Pepe Huelva, Rancapino, Manuel Mairena, José de la Tomasa, "El Chozas", "El Chocolate", "El Pinto de Triana", Matilde Coral, Juan Ramírez, Pepa Montes, Chano Lobato, Juanito Valderrama -que había venido expresamente desde Madrid-, y, por supuesto, "Chiquetete", que fueron acompañados por las guitarras de Estéban Sanlúcar, "Azuquita", Manolo Franco, Pepe Acedo, Pepe Vela, Ricardo Miño y Paco Cepero.
Todo esto lo movió una Peña que no debería haber desaparecido nunca, una Peña sin socios, sin cuotas, sin junta directiva, pero con un corazón tan grande como Triana. Sin embargo, el pasado año, la Tenencia de Alcaldía del barrio hizo una "mierdabienal" de dos días sin contenido alguno, no se le pagó a nadie y desaparecieron, como por arte de magia, una magia mejor que la de Houdini, 28.000 euros. Con esa cantidad, la Peña "La Soleá de Triana" hubiera socorrido a muchos de sus viejos cantaores con clase, arte y señorío, colgando siempre, de seguro, el cartel de "No hay billetes". Claro que, para eso, hace falta mucho corazón. Y a nosotros nos sobraba.
En la revista "Triana, ese corazón de papel del barrio secuestrado por la Tenencia de alcaldía por "el peligro" de sus componentes, apareció una entrevista al Niño de la Calzá firmada por Antonio Ramírez. Gobernaba entonces el cantaor un kiosquillo en la calle San Vicente de Paúl donde también residió los últimos años de su vida. Pedía, casi desesperadamente, que se acordaran de él; la revista lo hacía y él, agradeciéndolo, ponía por delante el cariño que siempre profesó al barrio de su madre.
ResponderEliminarChiquetete y La Soleá de Triana lo hicieron feliz.
Yo tuve la suerte de tratarlo mucho y la verdad que era un hombre muy agradecido. Mucho tuvimos que ver nosotros con la concesión del puestecillo.
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