No cundió la idea de la vuelta de los tranvías, aunque estuvo a punto cuando aquello de los fastos del 92 por iniciativa de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Sevilla y de su presidente, don Miguel Cano López-Luzzatti, que quería establecer una línea desde los aparcamientos situados a la entrada principal de la Expo al puente Juan Carlos I y hasta el propio recinto de la muestra. Para ello se contaba con cerca de dos decenas de vehículos procedentes de diversas ciudades españolas como Cádiz, Málaga, Madrid, Granada, Valencia, Zaragoza, Alicante, Vigo y Barcelona. No cuajó la idea, como tantas otras hermosas. Tampoco cuajó la de poner uno de los vehículos guardados en la cochera de Triana, concretamente el 314, como bar de verano en la remodelación que se le hizo a la plaza San Martín de Porres. Como único ejemplar para el recuerdo de los que conocieron el tranvía y como mirada antropológica de los que no, sólo nos queda, perfectamente restaurado por esta Asociación, en la nueva estación de autobuses de Plaza de Armas, el número 177, que hacía el recorrido de Sevilla a Puebla del Río.
Sevilla cambia de ritmo y se empieza a hablar del metropolitano en el año 1968. No podíamos ser menos que otras ciudades españolas. Entre dimes y diretes, proyectos y más proyectos, se comienzan las obras en 1976 y, después de tener media Sevilla levantada por obras, se suspende el proyecto allá por 1983 por serios desperfectos en edificios como la Equitativa, Palacio de Yanduri, Casa de los Guardiola y tremendos socavones en la avenida de Eduardo Dato. Miles de millones enterrados para vergüenza de políticos, gerifaltes e ingenieros. Ni siquiera supieron sacar partido a los túneles para la cría de champiñones.
Pero he aquí que cuando Sevilla se enfada por la aniquilación del avanzado proyecto, allá por Julio de 1983, sale una voz edilicia, la del alcalde Manuel del Valle Arévalo, gritando como Margarita Capdepont y yo mismo: ¡Qué sí, que sí, que vuelvan los tranvías!
Tras unas conversaciones con el entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, Enrique Barón, piensan que son varias las ventajas de esta solución: "Que es un medio que no poluciona el medio ambiente, que constituiría una alternativa ideal para resolver la desintoxicación del tráfico rodado en el centro de la ciudad y que supondría una medida cargada de connotaciones costumbristas y sentimentales para muchos sevillanos". ¡Ole, me estaban dando la razón! Lo dicho, a la vejez, viruelas; porque, además, el alcalde afirma que "A nadie puede parecerle extraño que vuelvan a verse los tranvías por las calles de Sevilla".
La pluma socarrona del tristemente desaparecido periodista Manuel Ramírez, en el diario ABC, escribía el 19 de Julio de ese loco 1983 un suculento artículo, titulado: "La vuelta de los tranvías", del que entresacamos sus últimos y deliciosos párrafos:
"Un día, hagamos una obra tal que nos tomen por lo que sea, soñamos el Metro. Otro día nos empezamos a hundir con el Metro. Otro día comenzamos a discutir si era o no era bueno lo del del Metro cuando, digo yo, debimos discutirlo antes de que viéramos que el Metro, siendo bueno o siendo malo, iba a ser único porque hundía todo lo demás. Otro día paramos el Metro. Y otro día, pensando y pensando, os lo tengo dicho, ha vuelto El Coyote, volverán las oscuras golondrinas y puede que hasta el gasógeno, la bicicleta y el andar, pensando, pensando descubrimos que lo mejor es el tranvía. Calambrazo en las nostalgias; flash-back por la espina dorsal; adoquines en las calles, Martínez Montañés, en el Salvador, toldos, partido único, pocos coches, muchas bicicletas y los tranvías. Mientras no vuelvan las cartillas de racionamiento..."
Dando tumbos entre tumbos, un poco más y el tranvía llega hasta nuestros días, y es que aquel "peligro amarillo", como la fiebre asiática, jamás quería que lo borrasen del mapa.
Deliciosos han sido siempre los "recuadros" sobre el tranvía del cronista oficial de la Sevilla íntima, Antonio Burgos, como el publicado en el diario "El Mundo", en su edición de Andalucía, el 4 de Septiembre de 1998, refiriendo una anécdota extraordinaria de Rafael "El Gallo":
"El Gallo, andaluz genial, uno de esos filósofos populares que da nuestra tierra en el cante y en el toreo, medía la importancia de las ciudades por los tranvías. Y como quiera que su arte de los Ortega no era entendido por los garrulos de la garrota de los pueblos, llegó a una conclusión: -Sólo se puede torear donde hay tranvías".
De nuevo en el mismo diario, correspondiente al 9 de Noviembre de 2000, el cronista Burgos se nos convierte en uno de los mejores sociólogos y nos ofrece una hermosísima "Balada de tranvías" sobre una exposición, "Del tranvía al autobús", propiciada por Tussam en esas fechas, balada-bolero, al estilo más clásico de "Los Panchos", rematada en su final con abrazos y besos de nostalgias y despedidas:
"Ahora las grandes ciudades europeas (Viena, Francfort, Milán) cuidan sus tranvías, como transporte público no contaminante, silencioso, seguro, rápido. ¿Se imaginan a la Sevilla de ahora otra vez con el tranvía por la calle Tetuán? Hay veces que, en la calle Tetuán del músico callejero que toca a Vivaldi con el violín, evocamos la imagen europea que daría Sevilla con el tranvía de la Puerta Osario pasando por delante del Benetton del Ateneo. Como Rafael el Gallo decía que sólo se podía torear donde había tranvías, sigo pensando que el mejor metro hubiera sido el tranvía".
Nuevamente, pero ya en ABC, su casa de siempre, el 20 de Septiembre de 2004, Burgos escribe una elegía ciudadana homenajeando a los capataces más famosos de Sevilla:
"Quitar el tranvía fue una de tantas barbaridades que hizo la dictadura. Manque ecológico y no contaminante, lo quitaron como una victoria de la modernidad de entonces. Perdimos los cielos con cables de tranvías. Mas como Romero Murube no escribió de los tranvías que perdimos, los romeristas profesionales no los han echado en falta. ¡Oído, cocina, marchando una de elegía por los cables del tranvía que perdimos! Sin los que, de momento, no hubiese existido "Al cielo con Ella" en la voz de los capataces."
No hay comentarios:
Publicar un comentario