lunes, 15 de febrero de 2010

HUELGAS Y SOCIEDADES TRANVIARIAS

HUELGA TRANVIARIA


Como han podido leer a lo largo de estos apuntes, la citada empresa tranviaria no era querida en la mayoría de los sectores, ya que era una de las más capitalistas de la ciudad y la primera en saltarse, de una forma a otra, muchas leyes establecidas. Pero el personal obrero de la Compañía estaba bien preparado y unido a la hora de reivindicar sus derechos, porque, con creces, demostraba sus obligaciones y, lo que antes había tendio que callar por el régimen político existente, ahora lo pedían basándose en la justicia. Como prueba, leamos una nota aparecida en "El Liberal", del día 9 de Agosto, convocando a una reunión del comité obrero: "Esperamos que dando una prueba de amor y entusiasmo a los ideales reivindicadores de nuestra organización, asistirán todos los afiliados, demostrando con ello la desaprobación y repulsa contra las innobles campañas que se vienen haciendo contra nuestra sociedad por elementos sin conciencia de clase, sin sensibilidad y entregados sin condiciones a los manejos de nuestros enemigos los capitalistas. ¡Compañeros, no faltéis a esta cita y ello demostrará, mejor que con palabras, la firme solidaridad y compañerismo que en estas circunstancias críticas debe prestar todo trabajador consciente con ansias de libertad y de liberarse de la esclavitud y de la ignorancia! Compañeros, ¡Viva nuestra sociedad, la Unión de Tranviarios y Electromecánicos!". Pero esta "Unión", que era la sociedad obrera a la que estaban acogidos estos hombres para defender sus derechos en bloque ante la Compañía, según parece ofrecía ciertas irregularidades, teniendo que ser cesados el presidente de la comisión y algunos vocales de la misma, ya que se demostró palpablemente que estaban vendidos a la propia empresa, que de esta forma, una vez más, tenía asegurado su triunfo con el perjuicio manifiesto de sus obreros.

A partir de ahí se divide el comité obrero tranviario para formar otra sociedad llamada "El Regulador", buscándole tanto las cosquillas a la mentidora sociedad anterior que, el 9 de Noviembre, aparece una réplica en el diario "La Unión" con el siguiente texto: "Compañeros: creemos un deber los que estamos al frente de esta organización orientar a los asociados sobre lo que se trama en las oficinas de la Compañía de Tranvías, en combinación de los que hasta ayer de llamaron defensores de los trabajadores en las justas reivindicaciones obreras, y que, al no haber visto satisfechas ciertas aspiraciones, se vuelven en contra de esta Sociedad, envenenándola con la maledicencia que en sí arrastran los que no anidan otro ideal que la propia satisfacción, siéndoles de advertir a todos los compañeros que esta Sociedad seguirá firme en su puesto de combate, sin que nada ni nadie le haga variar de actitud, advirtiéndoles que el motivo de esta nota es el prepararlos para que no les pille de sorpresa ni se llamen a engaño con la "flamante" sociedad que se denominará "El Regulador". Como se ve por su forma de constitución, será "amarilla", creyendo de buena fe que se acrecentará el odio de toda la clase trabajadora hacia los que engrosen las filas de esta antedicha sociedad. Es de anotar que la Sociedad de Tranviarios y Electromecánicos "La Unión" sigue en su domicilio social, Trajano 16".

Veamos ahora lo que esa "flamante" y recién estrenadaa Sociedad "El Regulador" contesta a esa nota en las páginas de "El Noticiero", el día 11 de Noviembre: "Nos hemos constituido en sociedad independiente de resistencia para defender por sí los intereses de clase, sin intermediarios ni conexión alguna con las entidades obreras que radican en la calle Trajano. Los tranviarios, cansados de las molestias de cierta política de bandería capaz de volver receloso al más convencido, hemos acordado prescindir de intermediarios tan poco escrupulosos como desaprensivos y constituirnos por nuestra parte en lo que, a fin de cuentas, somos: una organización de resistencia dispuesta a defender nuestros intereses de clase según nuestras normas y nuestra particular manera de entender nuestros asuntos. Sepa Sevilla entera que no queda en calle Trajano ni un solo tranviario y baste con este mentís para deshacer la nueva celada con que se pretende engañar a la opinión".

¿Quién tenía la culpa? ¿Quién defendía en verdad los intereses de los obreros tranviarios? Lo que no cabe duda es que la Compañía de Tranvías, que había jugado siempre con ventaja, lo pasó muy mal con este juego a cara limpia, insospechado, que fueron enseñándole sus "esclavos" en estos años de justicia social. Todo se iba preparando para cosas mayores. Así, el 6 de Octubre de 1930, en el pleno del Ayuntamiento, el señor Domínguez Barbero manifestó que hablaba en nombre de la minoría republicana, dejando constancia de que quedaba constituida. Por otra parte, los mítines monárquicos se sucedían -con servicio gratuito de tranvías- en el Frontón Betis, y a cargo de los oradores apegados a la Corona: José Luis Illanes del Río, marqués de Torrenueva, marqués de Carvajal, José Félix de Lequerica, Antonio Royo Villanova, Carlos Cañal, Antonio Goicoechea y Juan de la Cierva Peñafiel. Se veía, pues, el enfrentamiento y se preveía, cómo no, un desorden general. La primera sacudida fue el 18 de Noviembre del mismo año, día en que fueron apedreados muchos tranvías, quedando casi todos con los cristales destrozados.

Una de las líneas en que la "pedrea" adquirió graves caracteres fue en la correspondiente al Cerro del Águila, llegando la mayoría de las piedras a penetrar dentro de los coches, y en la que los huelguistas, arrebatando a los conductores las barras de hierro del freno, hirieron gravemente a cuantos conductores y usuarios se interponían al paso. El público, como es natural, estaba muy inquieto y abandonaba los tranvías, prefiriendo hacer el recorrido andando por largo que fuere, ya que, en más de una ocasión, pistola en mano, tuvo que intervenir la Guardia Civil dispersando a los huelguistas, y nadie estaba libre de que un tiro se escapase desviado por la boca del cañón o por la mala puntería del agente.

Ese mismo día, en la Ronda de Capuchinos y en la Avenida de Miraflores, más de dos mil participantes en la huelga, ante la imposibilidad de volcar un coche motor, desengancharon la "jardinera", tumbándola de costado. Otra, concretamente, en La Encarnación, fue volcada en las mismas horas, sembrando el pánico en los viajeros que la ocupaban. En varios trayectos hubo necesidad de suprimir el servicio, circulando, los que lo hacían, con fuerzas del Ejército o de la Guardia Cicil en el interior de los coches.
Mal, muy mal estaba el panorama que continuaremos mañana.



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