miércoles, 3 de febrero de 2010

EL HUMOR Y EL FLAMENCO: LAS COSAS DE GALERÍN (4)

HA MUERTO EL FAMOSO "CANTAOR" MANUEL TORRES

Otra cigarra que muere como mueren todas las cigarras: reventadas de tanto cantar.
Manuel Torres, el cantaor flamenco de más fama de España, el que cantó ante reyes y príncipes, el único gitano que lloraba y hacía llorar en las "siguiriyas" ha dado el último "jipío". Manuel Torres "El Niño de Jerez", muere a los cincuenta y tantos años sin una peseta y sin mucho afecto, ya que "Manué", como se creía solo en su arte, no era muy aficionado "a partir su pan". Hombre raro, huraño, de mal carácter, sólo se hallaba bien entre los suyos. Fuera de su familia, su caballo y sus galgos, que no lo buscaran. Cantaba porque ése era su oficio, pero había que esperar a que quisiera cantar. ¡Cuántas veces, después de elogiar su arte los entendidos, llegaba Manué, abría la boca y... se acababa la reunión!

El Niño de Jerez no cantaba cuando querían, sino cuando quería él. ¡Y quería ya muy tarde!: Cuando el vino le alegraba su tragedia, cuando la guitarra le iba emborrachando de falsetas flamencas, cuando los compañeros, superándose, se hacían aplaudir de la juerga.

Entonces era "Manué" el que le decía a Habichuela, a Currito, a Manolo o a Huelva.

- Ponla en el cinco.

Y cantaba desgarrándose la garganta, "siguiriya" que nadie, absolutamente nadie, podía superar. ¡Una "siguiriya" de escalofrío!.

Manuel Torres fue un "cantaor" gitano que no abdicó jamás del cante bueno. Primero, aquel tango de los Doctores, luego la Farruca, y siempre sus soleares y "siguiriyas". Cuando llegó el fandango, "esas cantiñas" -como él decía-, arregló el fandango a su modo, y ya el fandango es otro cante grande en boca de Tomás, de Caracolito y de la Niña de los Peines.

Mazaco, Vallejo, El Pinto, y algún que otro más cantan otro fandango distinto. Muy bonitos, pero no tan gitanos.

Manuel Torres ganó muchos miles de duros. ¡Más de los que cree la gente!. Y como los ganaba, los gastaba en vivir... su vida.

Lo mismo cobraba quinientas pesetas por tres coplas que se las gastaba en un pollo inglés, y se marchaba a su casa sin un céntimo. El fonógrafo le dio a ganar mucho dinero, y odiaba el fonógrafo. El primero que le dijo al fonógrafo "el cante en conserva" fue ese gitano desgarbilado, que se ha muerto sin tomar un "cock-tail", sin beber un "wisky" y sin ponerse más sombrero que un pavero ancho con el que ha recorrido España entera y un poco del extranjero.

Su impresión acerca de los viajes y de las capitales que frecuentaba la definía siempre con estas dos palabras por todo comentario:

- ¡España, Jeré...!

Con Manuel Torres desaparece uno de los mejores cantaores flamencos que ha dado la tierra de Chacón.

Este fue el aristócrata del cante. "Manué" la antitesis. Chacón tenía amigos en todas partes. El Niño de Jerez, siempre en plena tragedia, ni los buscaba, ni los quería.

Ultimamente, mudo por la afonía, infundía pavor. Seco el filón de su privilegiada garganta, sin medios para buscarse la vida, cuando oía cantar a sus compañeros, lloraba; pero ahora no de sentimientos, sino de rabia, de coraje. El que había cantado mejor que todos juntos no quería limitarse a escuchar.

Y desapareció una buena noche para no volver más.


(Publicado por Galerín el 26 de Julio de 1933)

No hay comentarios:

Publicar un comentario