domingo, 28 de febrero de 2010

DE CUANDO EN MÍ HABITABA LA ESPERANZA

Aún más allá del tiempo y la memoria
estaba destinado al vientre rudo
de tu ombligo de madre, y nadie pudo
desgajarme del tronco de tu historia.

Aún más allá del tiempo, escapatoria
no había de nacer andaluz. Mudo
nací y atado siempre al nudo
de esta maternidad obligatoria.

Hijo del hambre y de la pena, soy.
Padre del descontento y la venganza
y, como Cristo, clavo entre tus cruces.

¡Unámonos, hermanos, porque hoy
quiero bañarme al fin en la esperanza
de sentirme y sentiros andaluces!


(EMILIO JIMÉNEZ DÍAZ. 28 de Febrero de 1980)

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