
CALLE PUREZA DE AYER
Mis recuerdos de su número 35, donde viví junto a mi abuela los mejores años
A dos pasos de ti llegué a la vida
en un corral de amor, hambre y miseria,
y tu calle, la Larga, fue la arteria
de mi mirada niña y atrevida.
¡Cómo correteé, libre y sin brida,
por las aceras blancas de esa feria
que era mi vida entonces, hoy tan seria,
tan desilusionada y dolorida!
Aún me queda el placer de seguir viendo
aquella casa en la que fui creciendo
como en la encina crece la corteza...
mirándote a lo largo tu hermosura,
al quiebro una Esperanza en tu cintura,
y más pura que nunca tu pureza.
CALLE PUREZA DE HOY
Mi asombro al verla asfaltada, cual si fuera una carretera comarcal.
Blanca eras de cal y de emociones,
calle Larga de mi feliz crianza,
en la que nos cuidaba su Esperanza
de una posguerra llena de aflicciones.
Tan pura eras como tu bello nombre,
y hoy te han puesto la alfombra tan oscura,
tan de alquitrán la piel de tu tersura
que no acierto a pensar que a nadie asombre.
Tú que eras de adoquín adamascada,
de "jalowín" te han puesto enmascarada,
más negra que la cara del Obama.
Esta negrura no hay quien la entienda,
pero nadie protesta de esta horrenda
barbaridad en calle de tal fama.
Ayer me faltó tiempo para hacerlo, pero no quiero dejar pasar la ocasión que nos brindas, Emilio, para expresar mi queja -derecho al pataleo que no podemos perder-: es increíble que la calle que fuera el paseo de Triana, la calle de los novios y de los médicos, donde nacieron científicos, toreros y cupletistas; donde murió Demófilo; la que lleva a la Universidad de Mareantes, a la Casa de la imagen más venerada y famosa (la Esperanza) y la que discurre a los pies de la catedral de Triana, la iglesia más antigua de Sevilla... parece mentira que la hayan vestido de ese gris horrible del alquitrán, cual caretera perdida, cuando, por demás, calles por donde no pasa nadie han sido artísticamente pavimentadas (Rocío, por ejemplo). Una vez más constatamos el escaso valor que para el arrabal universal tienen sus hermandades; sólo saben mirarse el ombligo mientras reciben las subvenciones de los mismos que perpetran estos ataques...
ResponderEliminarTe contesto con un "Triana punto y aparte: ¿Qué hacen las hermandades?, que publicaré mañana. El tema es doloroso.
ResponderEliminarEmilio