
Cuando uno lee este pensamiento machadiano, que le acompañó a lo largo de todos sus poemas: sencillez, calidad y claridad en la exposición, no deja de pensar en por qué los políticos, de todas las tendencias, utilizan un lenguaje tan enrevesado para no decir nada; por qué se dirigen al pueblo con una serie de frases incomprensibles, que si las vas desmenuzando pacientemente se quedan como piezas de un rompecabezas imposibles de encajar. La mayoría de las veces que escucho los diarios o leo la prensa debería ir siempre acompañado del diccionario ideológico de la lengua española de Julio Casares o de los cien tomos del Espasa para poder enterarme de algo, o asistir como oyente a los plenos de los ayuntamientos y a las sesiones del Congreso para ver si me pongo al día con los nuevos léxicos.
¿Quién puede explicarme -que es que soy muy torpe- qué es la desestructuración metódica de la red de tejido social o de los niveles profesionales para la educación? ¿Lo saben, quizás, los que lo dicen?... Y cada día tiene uno la oportunidad de encontrarse, de sopetón, con ese nuevo lenguaje "tan coloquial y directo" para que el pueblo lo entienda: Jerarquía del sistema viario; eclosión de las estructuras formales; sostenibilidad medioambiental y social; economía de escalas; fondo estatal de inversión local para la decisión unilateral del despido exprés; flexibilización de los sistemas de capacidad productiva de bienes básicos; o la "joya" de nuestra universidad hispalense: Normativa Reguladora de la Evaluación y Calificación de las Asignaturas..., tela del telón marinera.
Y no es que hable así sólo Zapatero, Rajoy, Llamazares, ni el alcalde de Madrid, ni el de Sevilla (que algunas veces habla para tener un traductor delante), ni Zoido (hay que tener dos traductores al lado), lo malo es que así habla también el de Benacazón, y el de Fernán Núñez..., y el más iletrado de cuantos podamos encontrarnos por cualquier rinconcillo de España.
Como ejemplo de humor del lenguaje político, os dejo una joya verídica que ocurrió en el campamento de Falange "Batalla del Salado", de El Puerto de Santa María, allá por 1957, y que guardo en mi archivo de imborrables páginas. Es la consigna que uno de los "mandos" da al resto de los compañeros una vez izadas las banderas. Sé quién escribió el texto y el pobre infeliz que lo leyó, como si fuera suyo, sin saber lo que decía, pero no es mi intención dar a conocer sus nombres. No tiene desperdicio.
LA ECONOMÍA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE LAS MAREAS. "Camaradas: Ese sencillo fenómeno que se repite, día a día, con su secuela de flujos y reflujos, de pleamares y bajamares, es más que un simple fenómeno, porque la hilación transformadora, escatológicamente hablando, y de acuerdo con los principios térmicos (segunda ley de Sady Carnot), ha metamorfoseado la apariencia de esas crestas espumosas, en donde la cohesión pierde fuerza y donde los núcleos de los átomos tienden, como si dijéramos, a una danza por "alegrías" o algo así. Camaradas, nos encontramos en la encrucijada fatídica de las contradicciones polémicas, y en ellas hay una filosofía metafísica nada lógica, porque en esta disyuntiva termonuclear ha cristalizado una gota de esencia divina. Ya lo dijo Juan Ramón: El mar es salado por el incesante fluir de los electrones fecundos y patogénicos.
La marea es algo más que un Servicio Técnico y meridiano, y a mí me duele reconocerlo porque asumo la grave responsabilidad que entraña el mismo. Para demostrar mi aserto, voy a formularme y a formularos esta pregunta: ¿Son aprovechables las mareas o tienen punto de concomitación con la economía española? Unamuno, en una apuesta con Ortega y con Gasset, siendo árbitro don Ramiro de Maeztu y juez don Gustavo Adolfo Bécquer, nos lo contesta con la siguientes palabras lapidarias: La onomatopeya y prosopopeya económica infiltrada en la médula medular de la propia ola, ola he dicho, constituye algo somático y psíquico, anatómico y abúlico, que llega hasta lo hipotético y a lo hidrofóbico.
¿Por qué no hemos rebasado el nivel térmico y hemos aprovechado esa energía transformable, latente, en un sueño espasmódico sobre el lecho silíceo de la playa? Dejo esta consigna sin terminar. Cada cual, para sus adentros, concluya lo que le dicte su conciencia. La economía en las mareas es algo que marea. Si así lo hacéis que Dios os lo premie, si no que os lo demande. He dicho. ¡ARRIBA ESPAÑA!
Pues más o menos en nuestros días. Con lo fácil que es seguir el claro ejemplo de Antonio Machado.
El idioma, que debería servir para entendernos y llevarnos bien, ya vemos para que sirve en boca de listos interesados que lo único que tienen claro son los números. A los políticos -sálvese el que pueda- le interesan más los números que las palabras, y ya sabemos por qué. Es caso propagado y comprobado que el nivel intelectual de los políticos está bajando a niveles peligrosos; siendo así qué se puede esperar de ellos manejando las palabras... Por eso, ciertos políticos latinoamericanos tienen "mala fama" sencillamente porque se les entiende todo...
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