lunes, 26 de febrero de 2018

DESDE MI TORRE: LA YEGUA YA TIENE EL OJO MUY MALO


Hace algunos años -19 de octubre de 2010-, en estas mismas páginas, decía que mal se le pone el ojo a la yegua. Hoy, ocho años después, no digo que la yegua tiene problemas oculares, sino que la yegua que maneja el Gobierno tiene el ojo muy malo, que la operación de cataratas se le ha complicado y que todo va a terminar en una necrosis de córnea y, por lo tanto, en la pérdida del ojo y, casi con seguridad, de los dos, o de los tres, como cantaba aquella jocosa letrilla popular:

Murió por fin el marqués,
y ya ha cerrado los ojos:
los tres.

O la otra, que con la misma guasa del marqués que gustaba de la retambufa, también asila el cancionero:

El puente tiene tres ojos;
yo tengo dos solamente.
Pero si cuento el del culo
tengo los mismos que el puente.

Pues a esta yegua gubernamental ya no la cura ni Barraquer, que así de mal la ha cuidado este Gobierno prepotente y analfabeto, con claras reminiscencias franquistas y alejado de la pura realidad del país que está a su cargo. No se han puesto los medios curativos para lograr el milagro. En España, en este país al que queremos tanto a pesar de los pesares, el señor Rajoy -o M. Rajoy en las cuentas B-, ha querido imponer un sistema dictatorial en una nación que se ha llevado decenas de años luchando para ganar su libertad. Para él, para su Gobierno, eso es imposible: hay que acatar sus ideas, seguir sus consejos, aplaudir sus proclamas, no cachondearnos de sus lapsus -cientos-. Sólo acepta la pleitesía de un pueblo que no lo quiere; es más, que quiere que se vaya cuanto antes mejor. Pero las urnas están llenas de promesas, y el pueblo español, tan miedoso desde la guerra incivil que propició un gallego como él, sigue elevándolo a los altares, en cuyas aras se dan los casos más infamantes de corrupciones, y en las que siempre se sacrifica al pueblo llano en favor de los poderosos.

Pero ahora la cosa está difícil. La yegua de España tiene el ojo muy malo, tan malo que está a punto de perder su visión total. Ya lo advierten hasta los medios de la derecha más reaccionara; ya lo dicen hasta muchos barones del propio partido patrio; ya lo pronostican los amantes de toda la vida de esta manera de gobernar, tan parecida a la de Franco.

Una nueva etapa se ha abierto. La juventud española es la más silenciosa del mundo. Se ha criado muy bien, entre mimos y tules, por parte de unos padres que sufrieron lo indecible. Juventud callada, muda, pasota, cobarde, muy cobarde sería la adjetivación. Pero los viejos, otra vez estos hijos de puta que somos, estos coñazos para el Gobierno, nos levantamos y nos alzamos contra las injusticias; y ahora las mujeres, que la van a liar el 8 de marzo.

No está la yegua del Gobierno fina. Está la cosa difícil, pero esta batalla no la vamos a perder los que ya hemos perdido gran parte de nuestra dignidad cuando Rajoy y su Gobierno nos han tratado como un trasto inservible. No creo en esta juventud cobarde, pero sí, apasionadamente, en estos hombres y mujeres que fuimos los que levantamos a España y nos merecemos un trato de veneración y respeto. ¿Y el dinero que vale eso que pedimos? Rajoy y su Gobierno sabrá muy bien de donde sacarlo, antes de que la yegua ciega se levante de patas y arrase con sus cascos duros a todos aquellos que han querido arrasarnos.


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